Los casos de Manny Ramírez y Alex Rodríguez han vuelto a poner sobre la mesa el difícil tema acerca de cómo deberemos evaluar la trayectoria de las estrellas que, amén de contar con enorme talento, fueron centro en escándalos de dopaje.
Rescatamos por ello este trabajo, escrito en agosto de 2007, justo cuando Barry Bonds se hizo del tope como máximo jonronero de todos los tiempos en las grandes ligas.
¿Qué haremos con Bonds, con Manny, con A-Rod, con Mark McGwire?
Ya es oficial. Barry Bonds igualó al rey del jonrón en las grandes ligas, y se perfila como el sucesor de los míticos Babe Ruth y Hank Aaron. ¿Qué sucederá cuando se retire? ¿Cuántos votantes le negarán su entrada al Salón de la Fama, cuántos aficionados se mantendrán a ambos lados de la polémica que le acompaña?
Bonds es uno de los mejores bateadores de todos los tiempos, no se dude. El escándalo que protagonizara, debido al consumo de sustancias ilegales para mejorar el rendimiento deportivo, ensombrece, sin embargo, su legado.
En este trabajo repasamos sus altas y sus bajas, sus luces y sus sombras, a partir de las afirmaciones, ciertas o falsas, que manejan los fanáticos a diario.
-Nunca se ha comprobado que Bonds consumiera esteroides o sustancias prohibidas.
Falso. Un Gran Jurado que investigó el caso del laboratorio BALCO, el mayor escándalo de producción y distribución de sustancias dopantes en Estados Unidos, determinó, de acuerdo con documentos oficiales hechos públicos por los periodistas Mark Fainaru-Wada y Lance Williams en el San Francisco Chronicle y en el libro Juego de sombras, que Bonds recibió dos esteroides indetectables llamados el «limpio» y la «crema», además de la hormona de crecimiento humano (HGH) y otras sustancias. Victor Conte, el fundador y principal director de BALCO, declaró que él y el jugador acordaron un intercambio de promoción por servicios: Bonds haría publicidad a los suplementos minerales legales del laboratorio y Conte le diseñaría un plan de dopaje con un cronograma para impedir que el jonronero diera positivo en los controles. Otros empleados de BALCO y hasta la ex amante del pelotero dieron detalles sobre esto.
-Bonds lo ha negado. Toda persona es inocente hasta que se compruebe lo contrario.
Cierto. Bonds asegura haber creído que el «limpio» era un complejo vitamínico y la «crema» un ungüento de linaza para la artritis, y que no sabía qué era lo que estaba haciendo. Eso, en teoría, le relevaría de cargos legales, pero es la admisión de que sí consumió. Sin embargo, en la computadora personal de Greg Anderson, el entrenador personal del jardinero, así como en los archivos de BALCO, se hallaron pruebas que parecen respaldar las afirmaciones de Conte y sus empleados. Anderson se ha negado a dar testimonio al respecto y por ello está en prisión, por orden de un segundo Gran Jurado que investiga si el astro de los Gigantes debe ser juzgado por perjurio; si es hallado culpable de haber mentido respecto al «limpio» y a la «crema», puede ir a la cárcel. Anderson, su amigo de la infancia, tiene un historial relacionado con el fisicoculturismo y la venta ilegal de esteroides.
-Los esteroides no estaban vedados por el beisbol.
Falso. No se prohibieron expresamente hasta comienzos de esta década, pero estaban vetados por el comisionado Fay Vincent desde 1991. Una investigación de ESPN Magazine determinó que ya a finales de los años 80 y comienzos de los 90 empezaron a introducirse los esteroides en el beisbol mayor. Participaron activamente o haciéndose la vista gorda desde coachs y managers, como Pete Rose, hasta periodistas, trainers y gerentes generales, pasando por propietarios de equipos, médicos, la Unión de Peloteros y el Comisionado. El sistema se aprovechó del dopaje para llevar más aficionados a los estadios, aunque los peloteros tampoco son inocentes, ya que sus sueldos millonarios dependen de sus estadísticas, a veces artificialmente infladas.
-Entonces, no era ilegal consumir esteroides antes de 2003.
Falso. La venta y consumo de esteroides y HGH sin prescripción médica fue prohibida por la ley estadounidense en 1988. El caso BALCO fue producto de una investigación federal, al igual que el caso Jason Grimsley o el escándalo del empleado de los Mets que actualmente enfrenta cargos por distribución. El beisbol de las grandes ligas tampoco ha prohibido expresamente matar o secuestrar, pero comete un delito quien lo haga en el terreno de juego; también lo cometieron quienes hayan incurrido en el dopaje.
-Hay racismo en todo esto.
Falso. El argumento era válido para Hank Aaron en 1974, pues Babe Ruth era de raza blanca. Pero el rey depuesto, Aaron, es tan afrodescendiente como Bonds.
-Los records son para romperlos. Cierto. Pero se espera que ocurra en buena lid. Los deportistas de alta competencia tienen, hoy en día, la ventaja de poder tomar suplementos legales, supervisar su alimentación, aprovechar los adelantos legales de la ciencia y seguir regímenes de entrenamiento y alimentación especializados. Era cuestión de tiempo para que alguien igualara los 755 jonrones de Hank Aaron. Lo ideal habría sido que no hubiera sombras, como antes con las marcas de Rickey Henderson, por ejemplo.
-Bonds ya era un extraordinario pelotero desde sus tiempos en la universidad.
Cierto. También Ben Johnson era un extraordinario corredor antes de 1986, cuando empezó a doparse, y poseían condiciones notables Marion Jones y Diego Armando Maradona y Javier Sotomayor y Richard Virenque y todos los súper astros que caen en la tentación de mejorar su rendimiento artificialmente. Un ser humano normal no hará mayor cosa si se aplica esteroides, pero los atletas de alta competencia no son seres humanos normales. Además, detrás de cada estrella que consume hay decenas de jugadores mediocres que también lo hacen.
-Los esteroides no mejoran la coordinación ojo-bate. Bonds no los necesitó para batear mejor.
Falso. Usemos las palabras de Jay Canizaro, un ex grandeliga que consumió esteroides y habló para el libro Ámame, ódiame, de Jeff Pearlman: «Los esteroides no te ayudan a hacer contacto, pero el poder crece tremendamente. Cuando has consumido, al final del año estás tan fresco como si estuvieras en el spring training. Y te sientes tan vivo. Puedo recordarme corriendo cinco o seis kilómetros después de salir, o ejercitándome a las 4:00 de la madrugada y luego jugar una doble tanda. Te conviertes en un maníaco. Y sabes que todo te lo dan los esteroides, y crece tu confianza. Cuando pones todo junto, es como si no pudieras hacer nada mal». Muchos elevados a la zona de seguridad pudieron convertirse en bambinazos, la mayor fuerza en los brazos implica un swing más rápido (y más hits) y la HGH mejora la vista del atleta, es decir, la coordinación ojo-mano.
-Bonds dio más de 40 jonrones en una temporada y bateó sobre .300 mucho antes de 1999, su primera temporada supuestamente dopado.
Cierto. Pero ninguno de los 114 peloteros que en toda la historia han bateado 300 jonrones, según cifras oficiales, han conseguido cuadrangulares más largos y mejor relación entre vuelacercas y turnos al bate después de los 36 años de edad. Ninguno. Excepto Bonds. ¿Sospechoso?
-Todos tenemos un físico más grande a medida que tenemos más edad.
Cierto. Pero no más músculos, sino más grasa. Está científicamente probado que los hombres pierden músculo a partir de los 35 años de edad. Por otro lado, el cráneo de Bonds ha aumentado al menos dos tallas en los últimos ocho años. Eso es imposible, a menos que sufra de macromegalia o macrocefalia, cuyos síntomas no posee.
-Bonds ya merecía estar en el Salón de la Fama por sus estadísticas previas a 1999.
Cierto. Y aún lo merece. Ya era el único miembro del club con 400 jonrones y 400 bases robadas, el pelotero más emocionante de su tiempo junto a Ken Griffey jr. Habrá que ver cómo maneja el tema la Asociación de Escritores de Beisbol, pero Bonds no fue el único, sino uno de los cientos de jugadores que cedieron a la tentación. No de balde, al período desde 1995 al presente se le llamará por siempre la «Era de los esteroides». Incluso, nombres tan prestigiosos como los de Roger Clemens y Andy Pettitte se han manchado por consumo de HGH.
-Los ataques contra Bonds son excesivos e injustificados.
Falso. Los analistas latinoamericanos, en particular, han defendido a Bonds, a Sammy Sosa y a otros sospechosos. Pero en EE UU hay consenso, debido a la brutal argumentación sobre el tema. En Venezuela, muchos han justificado a los grandes jonroneros porque hay muy poca información disponible sobre dopaje y sus consecuencias, libros como Juego de sombras y Ámame, ódiame sólo se consiguen en el norte, y esos comentaristas quizás no conocen los casos de muertes de deportistas universitarios, relacionadas con el consumo de esteroides y el deseo de llegar al estrellato a como dé lugar. La razón de la ilegalidad del dopaje está en sus terribles consecuencias físicas: daños hepáticos y renales, cáncer, problemas en el sistema nervioso, acné, disminución del apetito sexual y hasta la muerte.
-Entonces hay que condenar a Bonds.
Falso. Bonds es un ser humano más. Le tocó vivir una época oscura y tomó decisiones. No está solo. Es reflejo de la grandeza y también de las miserias de una era entera del beisbol. Es tan injusto obviar sus pecados como desechar sus méritos.
-Pero el nuevo récord de jonrones no tiene la misma validez.
Cada quien responderá según sus principios. Es una lástima, en todo caso, que Bonds nos haya impedido a muchos la emoción de poder aplaudir su hazaña, y que, junto a los otros que cayeron en la tentación, haya puesto en riesgo la reputación y la integridad del deporte que amamos.
Publicado en El Nacional, el martes 6 de agosto de 2007.
