Josh Thole, el joven receptor de los Mets que reforzará a los Leones del Caracas en la temporada venidera, ha empezado a ver acción con el equipo grande este mes, como parte de la preparación de los neoyorquinos con vistas a 2010.
El diario NY Daily News publicó el sábado que el veterano Brian Schneider no regresará con los metropolitanos el año entrante, por lo que el plan es probar si Thole y Omir Santos están listos para asumir la responsabilidad.
El mercado de agentes libres quedará como alternativa, de no estar listo el prospecto, que recién ha sido subido de doble A. En esa categoría, Thole dejó .328 de average con el madero y su adquisición pudiera reflejar la imposibilidad de los capitalinos para adquirir un careta criollo de experiencia en el mercado, algo que se rumoró durante meses.
Los Leones tienen la política de no dar a conocer a sus importados antes de la rueda de prensa que presenta cada campeonato (esta vez la información se coló en la cueva de los Mets y la dieron a conocer el bloguero Efraín Ruiz y el Daily News). En eso difieren con el resto en la liga.
Las Águilas y los Navegantes, por ejemplo, ya pusieron a sus aficionados sobre aviso y dieron a conocer a todos los extranjeros con que empezarán el torneo 2009-2010.
Pero la decisión caraquista es soberana: su directiva tiene el derecho de mantener esa reserva, tanto como los otros conjuntos tienen derecho de informar sobre cada paso que dan. Además, no es una política nueva; data de los tiempos en que Oscar Prieto Párraga llevaba las riendas deportivas del Caracas, y Ariel Prat, el primer presidente de la era Cisneros, mantuvo esa costumbre.
Sí es, en cambio, errada y poco cordial la idea expresada por Luis Ávila, actual titular de los melenudos, al decir a través de Unión Radio que faltan a la ética los periodistas que buscan dar a conocer la importación antes de que haya un anuncio oficial.
Los Leones tienen sus motivos para callar —respetables, ya lo dijimos— y los seguidores de la novena tienen sus motivos para desear saber quiénes serán contratados, como queda claro en la mensajería de texto de los programas deportivos y en los correos electrónicos que recibimos en los periódicos.
En el medio de esas dos partes está la prensa, que no es sino un canal de comunicación entre la divisa y el público.
Es normal que quienes están en una posición de poder acusen de falta de ética a quienes publican informaciones que no les gustan, pues eso pasa con casi todos los gobiernos y puede ocurrirle a las gerencias. Pero sería mejor que privara siempre la claridad de que cada quien cumple un rol: los directivos el suyo, haciendo el anuncio cuando lo consideran conveniente; los fanáticos, esperando saberlo todo, lo antes posible; y los periodistas entre ambos, intentando satisfacer la necesidad de los lectores y los oyentes.
La razón por la que los capitalinos prefieren no adelantar avisos es su deseo de evitar que un pelotero anunciado no venga al país y el equipo quede mal ante sus parciales. Eso está bien, aunque estamos seguros de que la afición es madura y tiene claro que esas deserciones no son responsabilidad de la oficina, especialmente porque los casos igualmente ocurren.
Sólo en la 2008-2009 al Caracas le pasó tres veces, con Cedric Bowers, Ben Zobrist y John Lindsey, firmados, anunciados y por siempre ausentes, a pesar de lo cual, los melenudos mantendrán su política y los medios continuarán intentando informar apenas dispongan de la noticia, dos posiciones respetables, siempre y cuando no se pierdan las perspectivas y se pase al encono hacia el mensajero.
Publicado en El Nacional, el domingo 13 de septiembre de 2009.
