El manager Dave Hudgens da pistas de cómo dirigirá al Caracas
¿Qué tipo de manager será Dave Hudgens?
La pregunta es más que válida. El dirigente del Caracas tiene una larga trayectoria como instructor en el beisbol organizado, pero no dirigía desde enero de 1995, cuando, curiosamente, condujo al Magallanes, en lugar de Tim Tolman. Así que el viernes, antes del encuentro inaugural contra los Caribes, le inquirimos sobre esto al piloto de los Leones. ¿Cómo piensa conducir a los melenudos?
Hudgens, hasta ahora, ha sido un timonel ideal para el alto mando del equipo y para los medios de comunicación. Estricto y disciplinado al dirigir las prácticas de pretemporada, pero al mismo tiempo cordial y accesible. Un profesional, de acuerdo con lo visto hasta ahora.
El viernes, pareció ordenar un par de robos de base, uno de ellos doble, manejó el pitcheo y tocó la bola cuando el librito ordenaba, sea ello bueno o malo, vaya cada quien a juzgar. Después de todo, no hay profesión más criticada en el deporte que la del técnico, cuyo desempeño termina siempre evaluándose según el resultado final de la pizarra.
De cualquier modo, inquirimos al estadounidense acerca de dos asuntos angulares en el análisis beisbolero hoy por hoy: ¿Qué espera de sus bateadores: paciencia o agresividad? Y ¿qué hará entre las bases: correr o esperar?
El mandamás caraquista ha hecho carrera como instructor de bateo, lo que explica que haya sacado tan bien el bate ante el primer pitcheo que le hicimos. “En el beisbol, lo inteligente es hacer swing sólo a los envíos buenos”, comenzó. Y tiene razón.
La diatriba entre el supuesto beisbol moderno, con énfasis en el promedio de embasado, y el presunto estilo de antaño, dispuesto a atacar al lanzador, se resume en esa perogrullada, que no por evidente es comprendida de forma unánime. Basta con dejar pasar los envíos malos para sacar provecho del rival.
“Este es un equipo ofensivo” continuó Hudgens. “Sin embargo, lo peor que puede ocurrir es que un bateador vaya al home tratando de dar un jonrón. Allí es cuando comienzan los problemas. Creo en hacer las jugadas de rutina, en avanzar a los corredores, en cumplir los fundamentos”.
Algo semejante contestó Hudgens, al hablar sobre el recorrido entre las almohadillas. “Es posible que un par de jugadores reciba luz verde”, indicó. “(Jon) Jay es rápido y (Daniel) Mayora robó una buena cantidad de bases en las menores. Pero con Mayora hay que ir progresivamente. Tiene que aprender a robar, aprender con qué conteo salir y aprender a tomarle el tiempo a los pitchers”.
La mención de Mayora arranca una sonrisa al estratega, lo que sugiere otra característica del manager capitalino: no tiene pruritos para darle responsabilidad a un novato.
Cuando le preguntamos por las inminentes incorporaciones de Jesús Guzmán y José Castillo, defendió la posibilidad de que Mayora “ponga a llorar la pelota” y le cause “un problema grande, agradable” al momento de pensar en el lineup diario.
Castillo tiene varios años que no defiende la intermedia en Venezuela, pero la decisión caraquista de traer a cuatro importados de posición —que serán cinco dentro de una semana, cuando esté aquí Josh Kroeger— implica que quedan solo cinco lugares donde acomodar a los recién llegados: la primera base (donde recalará Guzmán), la intermedia (territorio de Mayora, hoy), el campocorto (donde está el inamovible Gregorio Petit), el rightfield (tierra de Jackson Melián) y el designado (Carlos Maldonado en la jornada inaugural).
Llegará ese dolor de cabeza y tendremos otra oportunidad de seguir el regreso de Hudgens al rol de manager.
Publicado en El Nacional, el domingo 11 de octubre de 2009.
