«Nos vemos en 2010»

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Hoy termina la temporada 2009 de las grandes ligas y Omar Vizquel, el venezolano con más campañas en las mayores, traza planes para el futuro

Omar Vizquel está listo para buscar un lugar donde volver a jugar pelota el año entrante. Y no hay que sorprenderse. Quien ha estado cerca del caraqueño este año le ha visto emerger de la sala de pesas del estadio de los Rangers con el rostro perlado de sudor, una enorme sonrisa y el mejor físico de su carrera.

«Es que ahora trabajo más en el gimnasio, porque no juego», dice Vizquel, a medio camino entre el chiste y el humor negro.

El venezolano con más hits en la historia de las grandes ligas, el campocorto con mejor promedio defensivo en los anales de la gran carpa, dueño de 11 guantes de oro y una carrera que apunta a Cooperstown, asumirá hoy como una mera pausa el final de la temporada regular.

A Vizquel le espera el invierno boreal en Seattle. Le espera un viaje a Venezuela para seguir un curso como novillero en San Cristóbal. Y, eso espera, un contrato para alargar su carrera en la gran carpa y convertirse en el único jugador nativo con 22 campañas arriba. Fue el primero con 20. Y el primero con 21. No se rinde.

«Creo que hice un buen trabajo con Elvis», dice al citar a Elvis Andrus, el novato veinteañero al que los Rangers le asignaron como alumno.

Espera volver a cumplir el rol de coach-jugador, no le importa en qué liga. Lo único que tiene claro es que aún se siente en condiciones de jugar al más alto nivel y no ha perdido el deseo de hacerlo.

«Soy bueno para hablar», afirma, sobre su nuevo papel de instructor. «¿Y quién más va a hacerlo sino un tipo que ha jugado más de 2.000 juegos en el shortstop, que ha sido líder de su equipo, que puede pararse a hablarle a sus compañeros en un mitin?».

Vizquel cree, en cambio, que en Venezuela se retiró cuando se despidió con el Caracas.

«Fui a jugar cuando estaba todavía en condiciones físicas y disfruté un mundo», recuerda.

«Jugar en Venezuela es cheverísimo, pero a veces tu forma de vida no te lo permite. Se lo acabo de decir a Marco Scutaro: `Este año te va a costar’. Le ha ido muy bien, es agente libre y debería pensar qué va a hacer, por su propio bienestar. Tiene que descansar. Son como 150 juegos y como primer bate. Debe estar destruido y ya tiene 33 años de edad».

El único criollo con más de dos décadas en las grandes ligas cuenta que haber aplicado esa máxima le ha permitido mantenerse activo a los 42 años de edad. También ha sido motivo de diferencias familiares.

«He jugado tanto tiempo aquí porque paré de hacerlo en Venezuela», afirma. «Mi papá siempre me decía que Chico Carrasquel se bajaba del avión a jugar, pero Luis Aparicio no lo hacía. ¿Por qué no lo hacía? Porque Aparicio era regular aquí».

La temporada que hoy termina será imposible de olvidar para Vizquel. El toletero que aprendió a batear a la zurda a los 20 años de edad se convirtió en el rey del hit entre sus compatriotas y superó los 2.700 imparables de por vida.

También fue difícil. Mucho le costó aceptar el estilo del manager Ron Washington, que casi nunca usa a su banca. Los largos períodos de inacción le causaron una tristeza que no ocultó.

«Lo que pasa es que esta ciudad es medio achantada», dice de Arlington. «¿Me imaginas en este rol en San Francisco o en Nueva York? Un vacilón».

Cuando en mayo superó a Aparicio proclamó que podía retirarse en paz. Pero no hablaba literalmente. Unos días antes de la hazaña había advertido que jugaría en 2010.

¿Y en 2011? Quién sabe. El cuerpo y las ganas le dirán qué hacer.

Cooperstown puede esperar

El campocorto caraqueño, que de niño pensó en ser segunda base, confía en hallar otro alumno a quien enseñar en 2010 y repasa con orgullo su carrera

-¿Qué quieres del año próximo?

-Hay que esperar las ofertas. No sé si seguiré en Texas. Depende de quién me quiera. No espero tener un rol diferente al de este año, pero creo que ya hice mi trabajo con Elvis. Si los Rangers están interesados habrá que ver qué ofrecen en comparación con otros equipos. No importa si es en la Americana o en la Nacional.

-¿Elvis ha sido un buen alumno?

-Bueno, bueno. Tiene buen alcance a ambos lados, buen brazo, se desplaza bien y sabe escuchar.

-Y a ti, ¿quién te enseñó a fildear?

-Es difícil nombrar una sola persona. Yo escuchaba a muchas personas y de cualquier consejo agarraba algo. Lo oía, lo practicaba y veía si me gustaba. Además, cuando eres un fildeador natural la gente no te fastidia mucho con eso. A mí muy rara vez, a partir de clase A o doble A, me decían algo sobre el fildeo.

-Muy diferente en comparación con el bateo.

-Sí. Mucho.

-¿Te ayudó a ser mejor bateador el hecho de no tener que trabajar tanto en la defensa?

-Sí, porque no tenía que venir al estadio a trabajar en el fildeo y después en el bateo. Mis dificultades hacia el hueco se fueron corrigiendo poco a poco. Pero con el bateo sí me gustaba trabajar. Le preguntaba todo el tiempo a la gente: «¿Tú qué haces aquí? ¿Qué haces allá? Estoy empezando a batear a la zurda, ¿qué me recomiendas?». En fildeo no hubo una persona que me instruyera. Mi papá siempre veía los juegos y me preguntaba: «¿Por qué hiciste esto y no lo otro?». Y yo le respondía: «Caray, papá, porque esto es beisbol profesional, no es lo mismo que jugar en Gran Mariscal, es otro nivel».

-¿Él jugó pelota?

-Sí, pero amateur. Con el INOS, creo. Era shortstop. Lo fui a ver algunas veces, pero lo que menos hace uno cuando niño es pararle a su papá. Yo me ponía a jugar con los otros chamitos.

-¿Por él fuiste campocorto?

-Yo quería ser segunda base y mi papá me dijo: «¿Qué vas a ser tú segunda, si el shortstop es la mejor posición, la que tiene más movimiento? Métete a jugar short». Así que cuando por primera vez me llevó al campo del Gustavo Herrera, a jugar con Gran Mariscal, me preguntaron qué posición jugaba y dije que short.

-O sea, mentiste.

-No, no mentí. Tenía ocho años y tampoco había jugado segunda, porque nunca había jugado beisbol. El entrenador me dijo: «Métete allí», y así empecé. Pero sí vieron algo en mí, porque me dejaron en esa posición. Pitcheaba de vez en cuando, uno o dos innings, pero nada más. Puro short.

-Si con el guante no hay alguien, ¿de quién aprendiste con el bate?

-Vaya, de quién no, man. Bobby Tolan me enseñó a batear a la zurda, pero yo tenía 20 años de edad, estaba en los entrenamientos de grandes ligas e iba a ir a doble A. Les dije: «¿Y cuál es el motivo de ponerme a batear a la zurda, si yo he bateado a la derecha estos cuatro años en el profesional?». Tolan me agarró y me dijo: «Vente para acá». Me puso a batear pelotas de tenis y en la Liga Instruccional me dijeron que bateara a la zurda todo el tiempo, que no me preocupara de hacerlo a la derecha. Al principio tenía miedo de que la pelota me fuera a dar. De allí salí directo a jugar en Venezuela y bateé .220 con los Leones. Pero me ayudó. Y cuando llegué al spring training vino el rollo con Ray Quiñones, que era el short de los Marineros: no firmó, no había más nadie y me tiraron a mí. Tenía seis meses bateando a la zurda y pude hacer el equipo. Mario Díaz tenía el codo malo y no había más nadie. Estaba yo.

-En ese tiempo a los shortstops no les pedían batear. Ha debido ser una ventaja.

-Una ventaja grandísima. El manager me llamó a la oficina el último día del spring training y me dijo: «Mira Vizquel, esto es lo que hay: vas a ser mi shortstop regular y no te preocupes por el bateo. Sabemos que tienes sólo seis meses bateando a la zurda y que te va a costar, porque verás pitchers que son caballetes. Tú concéntrate en coger rollings, hacer dobleplays y más nada.

-¿Aprendiste algo de Vitico Davalillo estando en el Caracas?

-Los dos Davalillo me enseñaron mucho. Pompeyo inventaba unas vainas locas que nunca había visto. Que si ponerte un papelito en el hombro para hacer swing, y cosas así. Y funcionaba.

-En 1989 aún no era la época de los esteroides.

-Estaba empezando. Ese fue el año del 30-30 de José Canseco. De allí en adelante se desató la cosa. Muchos han salido positivo y estoy seguro de que hubo otros. Hay algunas estrellas de ese tiempo que ahora dan tres pasos y se lesionan. Es por haber consumido esteroides. Si me hubiese metido eso a lo mejor voy a más juegos de estrellas y hubiera tenido más capacidad para competir. En vez de 6 jonrones a lo mejor daba 15. Pero ¿y si me hubiese perjudicado? ¿Y si me hubiese lesionado?

-¿De todas tus marcas cuál es la que más te enorgullece?

-El hit del récord. Nunca me tomaron en cuenta como bateador, porque nunca fui un jonronero. Todos los años daba 150 o 160 hits, uno por juego. Creo que es lo que me enorgullece más.

-¿Quién crees que lo romperá?

-Este chamo va a romper todos esos récords: Miguel Cabrera. Está fuera de liga. Empezó a dar palo de una vez a los 20 años de edad. Ahora uno ve más chamos llegar temprano a las grandes ligas. Por eso tendrán más chance de llegar a estos récords. Yo llegué joven, pero en mi época no éramos muchos. Ahora se ve más a menudo.

-Llegaste joven y has jugado más que nadie.

-De eso sí me siento orgulloso: de jugar tantas temporadas. Hay muchas cosas que pueden influir en el retiro de un pelotero: que ya no te firmen, que no te den más chance. ¿Sabes lo que es jugar todos los días en las grandes ligas? No está fácil. Te enfermas, te lesionas, tienes problemas familiares, muchas cosas te pueden afectar.

-Y a la defensiva, ¿qué marca escoges?

-El Guante de Oro número 10, porque siempre me comparaban con Aparicio. Cuando gané el décimo rompí la marca de un ídolo indiscutible.

-¿Cambiarías algo de tu carrera?

-Me hubiese gustado dar más jonrones. Es lo único.

-Pero para hacerlo, con tu físico, habrías tenido que doparte.

-No sé. Esa hubiera sido la única forma. Pero no me arrepiento. Creo que he durado tanto porque no me pinché.

-¿Te ves con un lugar en el Salón de la Fama de Cooperstown?

-No, todavía no. Ni siquiera me pongo a ver numeritos. Todavía no.

-Pero no negarás que tienes una carrera especial, como pocos.

-Sí, estoy muy satisfecho. Pude igualar en todo a Aparicio, el caballón de Venezuela: en guantes, en hits. Mi carrera no tiene manchas. Es clara, es limpia, es linda.

Publicado en El Nacional, el domingo 4 de octubre de 2009.

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Ignacio Serrano
Ignacio Serranohttps://elemergente.com/
Soy periodista y actor, y escribo sobre beisbol desde 1985. Durante 33 años fui pasante, reportero y columnista en El Nacional, ESPN y MLB.com, y ahora dirijo ElEmergente.com. También soy comentarista en el circuito radial de Cardenales de Lara y Televen. Premios Antonio Arráiz, Otero Vizcarrondo y Nacional de Periodismo.

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