Justin Huber se golpeó la cabeza con un saliente del techo, apenas salió del dugout de la izquierda en el estadio Universitario, en Caracas. El jardinero de los Tigres de Aragua no conocía el parque capitalino y el miércoles pagó con un coscorrón la novatada.
«No me lesioné, creo que evitaré la lista de incapacitados», bromeó con una amplia sonrisa el grandeliga y antiguo prospecto número uno de los Reales de Kansas City. Huber es nuevo en Venezuela y cada día será una nueva experiencia para él, al menos hasta que se habitúe a los nuevos escenarios donde buscará mejorar su defensiva y perfeccionarse como bateador.
Justin Huber jugó con la novena de Australia en el Clásico Mundial
A lo que no está seguro de acostumbrarse es a los paisajes que encontró. «Nunca había jugado con una vista así», señaló, apuntando al imponente cerro Ávila, que se alza, verdísimo, a casi 2.000 metros sobre el nivel del mar, detrás del centerfield del Universitario. «En Australia no ves cosas como esta».
Es curioso que un australiano se sorprenda a la vista de un paisaje, siendo que la mayor de las islas de Oceanía es un emporio natural que asombró a los europeos en su descubrimiento, hace más de 200 años.
Más difícil que eso es hallar un australiano en las mayores. Sólo 25 han llegado a la gran carpa.
«Tuve la suerte de crecer cerca de un campo de béisbol en mi país, lo que no es común, y me enamoré del juego», explicó el antiguo receptor, a quien una lesión en las rodillas obligó a cambiar de posición. «Es parecido al cricket, pero en el cricket puedes tomar un solo turno en todo el juego. En eso, el béisbol es diferente. Yo adoro este deporte, lo rápido que es, lo lejos que puedes enviar una pelota al batear».
Huber se incorporó el miércoles a los Tigres y de inmediato fue ubicado como jardinero izquierdo por el manager Buddy Bailey, quien en los días anteriores debió colocar allí a un infielder, Ramón Castro.
Los Mellizos de Minnesota habían enviado al toletero a su campamento en Fort Myers, para mantenerle en forma durante los playoffs, en caso de que una lesión en el equipo grande obligara a buscar un sustituto.
«Fue un honor que pensaran que podía ayudarlos», continuó el toletero derecho. «Allá pude mantenerme en acción. A lo mejor estoy un poquito oxidado, por no haber visto acción real, pero con trabajo y la ayuda de mis compañeros estaré bien».
Huber ya conoce la pelota invernal, porque dos veces participó en República Dominicana. De aquellas experiencias recuerda con alegría a la fanaticada quisqueyana «y el talento» que encontró en la liga.
De Venezuela espera lo mismo. De hecho, para saber a dónde venía interpeló a algunos compatriotas que actuaron en el circuito suramericano, como el lanzador Ryan Rowland-Smith, quien actuó con los Cardenales de Lara, y el antesalista Luke Hughes, quien militó con Aragua.
Rowland-Smith y Hughes le hablaron bien de la liga. «Sé que me voy a encontrar con muchos tambores y trompetas en las tribunas», rió. Huber también se enteró a través de terceros que su actual divisa ha ganado cinco de las últimas seis finales, toda una rareza en cualquier lugar.
«Me he unido a una organización ganadora y eso me enorgullece», terminó el patrullero. De inmediato, alzó la vista al Ávila y se internó en el outfield, para soltar los músculos bajo la imponente sombra de la montaña que cobija Caracas.
Publicado en ESPNdeportes, el viernes 16 de octubre de 2009.
