El pitcher que brilló con el Caracas la temporada pasada, prospecto de los Indios de Cleveland, añora ponerse el uniforme a rayas de los Leones
Carlos Carrasco se debatía entre visitar a sus compañeros en el estadio Universitario y abstenerse de pisar un parque en Venezuela, ante la imposibilidad de uniformarse aquí y lanzar.
El jueves venció la nostalgia. Se presentó a Los Chaguaramos en jeans, franela negra y con casi 10 kilos menos de peso corporal, en comparación a cuando brilló con los Leones, en su estreno en el país, el año pasado.
“Desde que llegué”, confesó el prospecto de los Indios de Cleveland, “no quería venir, porque no puedo jugar. Pero se vería mal que estando aquí no pasara de visita. Tengo mucha nostalgia por jugar”.
Carrasco vive el rigor de ser pieza importante en el futuro de la tribu. El cuerpo técnico indígena diseñó para él un plan de acondicionamiento especial y por ello ha echado raíces en Arizona, donde está el complejo de entrenamientos de la organización norteña.
“Cuando los Filis me cambiaron, a mitad de temporada, pesaba 232 libras”, recordó. “Ahora estoy en 215 y tengo que llegar a 210. En Cleveland se preocupan mucho por tu peso y tu forma física. En Filadelfia yo hacía mis pesas para el hombro y más nada. Ahora tengo que trabajar muy duro”.
A Carrasco le gusta la diferencia, porque significa que tienen planes para con él.
“Me han dicho que pelearé el quinto puesto de la rotación en el spring training con Héctor Rondón”, apuntó. “Llegaré fuerte, bien preparado. Esa será la gran diferencia respecto al año pasado”.
Carrasco regresará la próxima semana a Arizona y no oculta que echa de menos la Navidad en Venezuela, pero admite que acá le sería más difícil disciplinarse.
“Extraño a mi país”, confesó. “Pero allá está mi futuro”.
Publicado en El Nacional, el viernes 18 de diciembre de 2009.
Muy corta Ignacio…