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¿Tocar o no tocar la bola?

Ver a Carlos González tocar la bola con las Águilas es la perfecta excusa para reiniciar una vieja discusión


¿Tocar o no tocar la bola? Algunas decisiones controversiales han calentado la vieja discusión.

La primera posiblemente ocurrió el día que Michael Saunders trató de sacrificarse, a mediados de campeonato. Aporreadores como Carlos González o Robinson Chirinos recibirían luego órdenes similares, lo que ha desatado apasionadas discusiones entre analistas y aficionados, en el terreno, en el palco, en sitios web y en Twitter.

Hoy existen dos corrientes de opinión en cuanto a esta herramienta: el análisis sabermétrico, que encabeza Bill James, y la vieja escuela, que apela a un librito no escrito; la primera lo ve como un estropicio, un regalo al equipo contrario, y la segunda lo defiende como un recurso inteligente e imprescindible. Trataremos de encontrarle los grises a una táctica que tiene a muchos viendo en blanco o negro.

¿Por qué tocar? Dice el “librito” que se evita el dobleplay, se pone al corredor 90 pies más cerca del home, en posición de anotar con un sencillo y, a veces, hasta con un wild pitch, si es para mover al hombre hasta tercera.

¿Y por qué no tocar? Dicen James y sus seguidores que es un desperdicio: en el beisbol hay un reloj, que marca una cuenta atrás de 27 outs, por lo que regalar uno es hacerle el trabajo a los rivales y reducir el plazo en que tu propia ofensiva puede lograr su cometido: anotar.

James no sólo teorizó. Como es costumbre entre sabermétricos, realizó una investigación ya famosa, ingresó los datos de millares de planillas de anotación de grandes ligas y determinó que cuando una novena ponía un corredor en primera sin outs, los equipos fabricaban en promedio 0,95 carreras por inning; pero cuando ponía corredor en segunda con un out, la media se reducía a 0,73 rayitas por entrada. Un contraste mayor, James determinó que si el segundo bateador, en vez de sacrificarse, se embasaba, poniendo hombres en primera y segunda sin outs, el promedio de anotaciones aumentaba a 1,57 carreras por acto.

¿Significa esa estadística que tocar siempre es condenable? No necesariamente. Pero sugiere que tocar es un error, si se hace sólo porque lo pide el librito. Lo primero que se deduce de una investigación tan seria como esa es que resulta estadísticamente contraproducente no escoger cuándo y con quién tocar, si es que se debe tocar alguna vez, haciendo retroceder ese reloj de 27 outs por propia voluntad.

No es ilógico, per sé, sacrificar a un bateador débil, alguien con poco contacto o selectividad, o a un toletero pesado, sin gran fuerza, si después vienen buenos chocadores.

Es discutible tocar cuando batea alguien fuerte o con velocidad suficiente como para evitar el dobleplay.

Volvamos al inicio de la columna: ¿es coherente tocar en el primer inning en una liga donde se promedia 10 carreras por juego? O como aquel 6 de noviembre, cuando Saunders fue a batear con hombres en primera y segunda, siendo el cuarto bate de los Cardenales y perdiendo por una rayita, con casi .500 de average contra pitchers derechos y el diestro Edwin Moreno al frente.

Como slugger, Saunders no estaba acostumbrado a sacrificarse y falló dos veces; ya atrás en la cuenta, quedó a merced del pitcher y se ponchó.


Sacrificar a Saunders o Carlos González es ilógico, pues hablamos de los peloteros con más fuerza del campeonato, capaces de cambiar un juego con un batazo, que ni siquiera tiene porqué ser un cuadrangular, aunque son capaces de ello también. Lo mismo va por quienes se embasan cerca de la mitad de las veces que van al home, tipos como Alberto Callaspo o Alcides Escobar.

La cita de Callaspo o Escobar no es gratuita. El segundo tocó para sacrificarse en el juego extra entre los Cardenales y las Águilas, al final de la eliminatoria, y el segundo ha recibido la orden de hacerlo en la postemporada.

¿Qué tocar con Escobar es aprovechar la habilidad con el bate del grandeliga de Milwaukee? Todo lo contrario. Fue líder bate con casi .400 puntos, se embasó casi en el 50 por ciento de las veces que fue a batear durante el torneo y mueve las piernas tan rápido, que sólo ligó para dobleplay en 2 de sus 177 turnos, es decir, que probabilísticamente era casi nulo el riesgo de que bateara para dos outs aquel 26 de diciembre. Ese toque pinta mejor que muchos el desperdicio estadístico que significa ordenar un sacrificio siguiendo el librito, sin más.

Hace unos días, Robinson Chirinos tocó con dos trikes y se ponchó. Aquel fue un doble regalo, porque Chirinos fue el jugador con mejor slugging de la eliminatoria, es decir, el que más bases alcanzó por cada batazo.

Una jugada mal ordenada puede terminar en anotación; muchos toques de bola con el pelotero incorrecto pueden terminar en carrera. Podría decirse lo mismo, pero a la inversa, de una jugada correctamente ordenada: muchas veces no culminan en anotación, porque el beisbol es una apuesta constante, más allá de la sensatez y el raciocinio que pretenda usarse.

El fondo del asunto es otro, porque ese toque que puede producir una, al regalar un out y desperdiciar a un buen bateador, quizás también haya impedido una cosecha mayor.

Earl Weaver, un exitoso manager en las grandes ligas y miembro del Salón de la Fama, lo resumió en una de las frases más inteligentes que recordemos: «Si juegas para una carrera, sólo harás una carrera». Gracias a esa filosofía, Weaver jugó cuatro veces la Serie Mundial y sólo en una de sus primeras 15 temporadas como piloto terminó por debajo del tercer lugar.

Parece tan claro que a veces ofende: tocar con peloteros que poseen fuerza o la capacidad para embasarse es jugar en contra de la ley de los promedios, es cortar un rally y es, en definitiva, hacer avanzar en un out el inexorable reloj del beisbol.

Publicado en El Nacional, el domingo 10 de enero de 2009. Ampliado para el blog.

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Ignacio Serrano
Ignacio Serranohttps://elemergente.com/
Soy periodista y actor, y escribo sobre beisbol desde 1985. Durante 33 años fui pasante, reportero y columnista en El Nacional, ESPN y MLB.com, y ahora dirijo ElEmergente.com. También soy comentarista en el circuito radial de Cardenales de Lara y Televen. Premios Antonio Arráiz, Otero Vizcarrondo y Nacional de Periodismo.

1 COMENTARIO

  1. Los numeros de James son de las grandes ligas donde aparentemente no se toca tanto la bola como en la LVBP. Habran numeros en cuanto al porcentaje de sacrificios en las grandes ligas vs la Lvbp? Ademas este beisbol es diferente al de grandes ligas, alla hay mucho mas bateadores de poder que aqui. Quizas no es un tema del numero de carreras que se hagan por juego si no un tema de la liga donde se este jugando

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