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PORLAMAR — Margarita es una lágrima, dice el folklore venezolano, y esa lágrima fue el injusto final en la brillante temporada de los Leones del Caracas.
La cosecha de los melenudos en el torneo 2009-2010 terminó de un modo anticlimático en la Serie del Caribe, con cuatro derrotas en los primeros cinco juegos y un rendimiento colectivo que en nada se asemejó al de la novena que derrotó a los Navegantes del Magallanes en la final de Venezuela.
Si hay justicia, la historia recordará que esta escuadra se parecía muy poco a aquella que levantó dos juegos para conquistar la corona contra los nautas. La mitad de su nómina, 15 peloteros, pertenecen a otros conjuntos y se sumaron a la expedición para tratar de compensar la desbandada de los titulares caraquistas.
«Perdimos a toda nuestra rotación», lamentó Luis Ávila, presidente de los melenudos. «Perdimos a un segunda base de grandes ligas, como José López. Vinimos con jugadores que el manager Dave Hudgens apenas conocía. Ganar aquí, en esas condiciones, es una lotería».
La lotería funcionó bien hace un año para los Tigres de Aragua, que viajaron a Mexicali con 19 agentes libres en su nómina y terminaron por conquistar la diadema. Esta vez, contra divisas que carecieron de figuras establecidas en la mayores, a los capitalinos les salió mal.
La falta de ofensiva fue la razón principal por la que el campeón venezolano no pudo defender el campeonato obtenido por sus primos felinos.
Contando los primeros cinco juegos, el Caracas bateó para .211 de average, con un anémico promedio de embasado de .265 puntos. Sólo 6 extrabases conectaron, 3 dobles y 3 jonrones, la cifra más baja en el torneo, contando hasta el sábado. La defensa toleró hasta 7 carreras sucias, más del doble que cualquier otro participante en la competencia.
Y en los encuentros decisivos del jueves, viernes y sábado, la toletería suramericana apenas conectó 2 hits en los 16 turnos en que halló corredores en segunda o tercera, con apenas 2 empujadas.
Tan desolador panorama explica porqué un staff con 3.05 de efectividad colectiva encajó cuatro pérdidas en cinco duelos.
También ayuda a entender el sótano venezolano que ni siquiera ese promedio de carreras limpias estuviera entre lo mejor de la serie, pues los Indios de Mayagüez llegaron al domingo con 2.25 y los Leones del Escogido con 2.66, justificando la reputación del estadio Nueva Esparta, un escenario más dado a beneficiar a los pitchers que a los bateadores, debido a sus dimensiones (404 pies por el jardín central), su espaciosa zona de foul y su ubicación al nivel del mar.
«La defensiva mejoró en los últimos encuentros y el pitcheo fue sólido, pero fallamos en dar los hits grandes», admitió Hudgens. «Así es el beisbol. Pero esta Serie del Caribe no cambia el modo en que evalúo nuestra campaña».
FUERA DE RITMO
Ávila hizo un balance descarnado del torneo regional, poco después de que su divisa quedara fuera de carrera.
«No puedo decir que estoy decepcionado», indicó. «Soy una persona muy competitiva, así que estoy molesto. Pero este es un equipo que ganó 41 juegos en la eliminatoria, que quedó en los primeros lugares del round robin semifinal y que derrotó al Magallanes en la final».
Una buena parte de los jugadores que hicieron aquel recorrido no asistió a la isla.
Además de López, faltaron el jardinero central Grégor Blanco, el patrullero derecho Josh Kroeger, el utility José Castillo, los ases Gustavo Chacín y Franklin Morales, el cerrador Juan Carlos Gutiérrez y todos los refuerzos llegados a última hora de República Dominicana, antes del duelo contra los Navegantes: Julio Mañón, Jason Standridge y Ramón Ortiz.
Algunos posibles refuerzos, cuya presencia pedía clamorosamente la afición, como Alex Escobar, figura del Magallanes en la final, prefirieron descansar antes del spring training y venir a Margarita de vacaciones.
El resultado fue una escuadra que en los cinco primeros encuentros sólo pisó el plato 12 veces, a un promedio de 2,4 por partido.
«No creo que se pueda jugar el mejor beisbol cuando estás en el lobby del hotel a las 6 de la tarde y llegas al estadio una hora antes del juego», razonó Hudgens. «Hay jugadores, como (el campocorto Gregorio) Petit, que toman una enorme cantidad de rodados cada tarde. Es posible que eso afectara. Y tampoco ayuda al ritmo del swing no hacer práctica de bateo. Pero así es este torneo y es igual para todos los participantes».
Petit pecó cuatro veces en las primeras dos jornadas, duplicando la camtidad de errores que cometió en el shortstop durante los 63 cotejos de la ronda eliminatoria venezolana.
Husgens se unió a su colega Buddy Bailey, quien tiene dos años pidiendo a través de la prensa que el primer encuentro de cada día en la Serie del Caribe se dispute a la 1:00 de la tarde, a fin de permitir que se puedan realizar prácticas de bateo durante la competencia.
La directiva del Caracas propuso oficialmente el cambio a partir de la edición de Mayagüez, en 2011, durante la reunión dominical de la Confederación del Caribe.
«La propuesta se estudiará», aseguró el comisionado Francisco Puello Herrera en su encuentro con los medios de comunicación, durante la disputa del último choque entre Mayagüez y los Naranjeros de Hermosillo.
Hudgens hizo un llamado a la legión de seguidores del Caracas, para que el recuerdo del torneo 2009-2010 no sea esta lágrima margariteña, sino la campaña que terminó con la fiesta en Valencia, hace 10 días.
«No pudimos tener una mejor temporada que la que tuvimos», subrayó el estratega, quien debe ser ratificado en el mando dentro de un mes.
«Tuvimos un tremendo año, levantamos una final que perdíamos contra Magallanes y el trofeo de campeón aún está en nuestras oficinas».
Publicado en ESPNdeportes.com, el domingo 7 de febrero de 2010.
