Pudo más la Guadalupe

Vinicio Castilla le puso fin al extrainning del viernes, condujo a México a la victoria y dejó a Venezuela dependiendo de un milagro en la Serie del Caribe

PORLAMAR
Tres veces se salvó el Caracas de recibir el golpe de gracia. Tres veces que Erold Andrus por poco convierte en cuatro, al estrellarse contra la pared del center y casi atrapar el batazo decisivo de Vinicio Castilla. Pero no se puede fallar tanto y salir indemne. Por eso, Hermosillo se llevó ayer el triunfo y dejó a Venezuela a punto de entregar la corona que defiende en la Serie del Caribe.

Castilla disparó un largo elevado que golpeó contra la barda de 404 pies en el estadio Nueva Esparta, para permitir que Héber Gómez trotara desde la segunda base con la carrera que decretó la victoria de los Naranjeros, 3 por 2 en 10 innings sobre los Leones, que llegaron así a tres derrotas en el torneo y quedaron a un paso de decir adiós.

La falta de ofensiva volvió a afectar al campeón venezolano. No bastan 14 hits en dos días, cuando sólo 2 llegan con corredores en posición de anotar. Las cuentas volvieron a quedarse cortas para los criollos, aunque esta vez al menos Oscar Salazar respondiera en el tercero y trajera a Andrus desde la antesala con un indiscutible.

Michael Ryan había abierto la pizarra con un jonrón en el segundo y el batazo de Salazar insufló fe. Los Leones del Escogido habían perdido a primera hora, por lo que ganar significaba entrar de nuevo a la caza del trofeo. Podía pensarse en una mayor cosecha, mientras Juan Delgadillo trastabillaba con cuatro imparables y dos rayitas en tres actos.

Pero Delgadillo trajo charreteras de la Liga Mexicana del Pacífico y ayer demostró el porqué. Después de Salazar, el derecho retiró a 16 de los siguientes 18 bateadores y nadie volvió a pasarle de la inicial. El trabajo de sus relevistas Edgar Huerta y Mario Mendoza sería igual. La toletería nativa se fue de 25-4 en el resto del juego y se esfumó como amenaza.

La falta de ofensiva dejó inerme al Caracas. Era cuestión de tiempo para que Hermosillo le alcanzara, por más que José Sánchez parecía imbatible, con ocho ponches y ningún boleto en las primeras cinco entradas.

Un error de Michael Ryan abrió la senda para el descuento. Tomó un batazo de Chris Robertson y devolvió mal la pelota al cuadro, permitiendo que Robertson tomara una base extra y terminara anotando tres bateadores después, con una rola al cuadro.
Sólo el debutante Karim García descifró realmente los envíos de Sánchez. Pero aquella carrera sucia hizo que bastara eso para igualar las acciones: era el sexto inning, García la botó por la derecha y comenzó México su juego del gato y el ratón con Venezuela.

Los Leones se salvaron de ser abatidos en el séptimo, cuando Rubén Rivera llegó a segunda por sencillo y sacrificio. Se salvaron en el octavo, cuando Luis Cruz abrió con cohete y fue puesto out por un mal toque de Robertson. Se salvaron especialmente en el noveno, cuando los Naranjeros llenaron las bases con un out, y Raúl Padrón consiguió un dobleplay por la goma que hizo lucir al catcher José Lobatón, al levantar su tiro en piconazo.

Quizás fuera la buena defensa, tal vez fuera el azar. O quizás la visita a la Virgen del Valle, lo que demoró la sentencia. Pero nunca fue más cierto el refrán de que se debe rogar a Dios y también con el mazo dar.

Caracas no bateó más y dejó a Elio Serrano en manos de Castilla, quien hizo justicia divina con el sencillo más largo del torneo y dejó a Venezuela rezando por otro milagro, un improbable empate cuádruple en la punta que le permita defender el cetro.

La figura:
Juan Delgadillo se recompuso de un inicio flojo, para despedirse con ocho innings en los que sólo embasó seis corredores

La clave:
La falta de hits criollos. La ofensiva no produjo más después del tercer acto y dejó al pitcheo a riesgo de perder con un mínimo error

La frase:
“Ahora tenemos que jugar por el orgullo”
Dave Hudgens
MANAGER DEL CARACAS

Publicado en El Nacional, el sábado 6 de febrero de 2010.