El emergente

¿A dónde van los Tiburones?

La Guaira ha decidido apostar duro con vistas al próximo campeonato y aquí tratamos de analizar el rumbo decidido por el alto mando de los escualos

¿A dónde van los Tiburones de La Guaira?, nos preguntan.

Los escualos se han movido como ninguna otra divisa desde que terminó la Serie del Caribe.

Adquirieron a Luis Rodríguez, a cambio de Luis Hernández; firmaron a Alex Cabrera y a Jorge Julio Tapia; adquirieron a Máicer Izturis, Rainer Olmedo y Alex Serrano, entregando a Ronald Belisario y los prospectos Wilmer Flores, Manuel Piña y José Sayegh.

Tanta agresividad nos dice claramente que los litoralenses están determinados a buscar un rostro nuevo. Que los jugadores adquiridos sean todos veteranos, y que a cambio fueran entregados varios jóvenes y firmes promesas del beisbol organizado, nos indica cuán decisiva es esta larga espera por un título salado.

Hemos hablado con varios integrantes del alto mando de los Tiburones y en todos hemos hallado la misma determinación, un “tiene que ser ahora o nunca”, que explica en parte aquellos movimientos.

La pregunta lógica, entonces, es: ¿han conseguido lo que les hizo falta en las últimas dos campañas, cuando perdieron a última hora la posibilidad de estar en la final?

La Guaira ha sido uno de los clubes más bateadores de los últimos años. Bajo esa perspectiva, era innecesario agregar a Cabrera, Rodríguez e Izturis, aunque, ciertamente, el lineup se verá aún más temible, si todos juegan.

El problema de la organización ha sido la defensa y especialmente el pitcheo. Las adquisiciones hacen creer que la defensiva puede mejorar, pero el staff de lanzadores no ha cambiado mucho.

La marcha de Belisario, cuya actitud no gustó en la cueva esta última temporada, es compensada por la llegada de Julio, tan inconsistente como intimidante, si lanza strikes.

La única verdadera novedad es Serrano, un antiguo caballo en la liga, otrora ganador del premio al Cerrador del Año y figura de Pastora y Bravos.

Los escualos son más potentes con ese roster reforzado, a corto plazo. Todavía no hallan la profundidad que buscan para la rotación e incluso es posible que Serrano esté muy cerca del retiro, pero ¿quién está dispuesto a entregar lanzadores, hoy por hoy?

Una motivación para hacer los pactos fue salir de jugadores cuya disposición fue criticada por el alto mando.

“Estamos buscando reforzar la química”, nos dijo un alto ejecutivo.

Hernández, Belisario y hasta Piña eran candidatos a salir antes del próximo campeonato. Llama la atención, sí, que a cambio hayan agregado a Cabrera y Julio, que han tenido desencuentros en nuestro circuito, y se traigan de vuelta a Olmedo, a quien enviaron a los Bravos antes de la 2007-2008, con la excusa de querer fortalecer el buen espíritu del dugout. Es curioso.

No nos gustó mucho que entregaran a tres prospectos del potencial de Flores, Piña y Sayegh. Si el cambio con Margarita hubiera sido 3×3 habría resultado menos polémico, pero nos llama la atención que los centrales hubieran tenido que agregar a Sayegh a un paquete ya de por sí costoso —Belisario, Flores, Piña— como condición para también hacerse de Serrano. Eso es un mérito de la gerencia de los Bravos. Y eso, sin hablar del largo plazo, con un Flores candidato a ser estrella en las mayores.

Pero no se puede olvidar que los Tiburones están pensando en la seguía de títulos, pues no ganan desde enero de 1986, y han decidido apostarlo todo a que en la 2010-2011 cortarán la cadena adversa.

Desde ese punto de vista, sus decisiones serán positivas si Izturis juega, si a Serrano le queda gasolina en el tanque y si Cabrera se reporta temprano.

Son demasiados condicionales. Pero también demasiado el tiempo sin coronas, y demasiada la urgencia por triunfar.

Publicado en El Nacional, el domingo 2 de mayo de 2010.