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¿Por qué predomina el buen pitcheo?

La temporada 2010 de las grandes ligas es casi un salto atrás de dos décadas, hasta los albores de la época llamada ahora la «Era de los Esteroides». Al menos, es lo que dicen las estadísticas

Edwin Jackson completó hace poco más de una semana el quinto juego sin hits ni carreras de la temporada.

Tres de esas joyas —incluyendo en esta cuenta la de Armando Galarraga, malograda por un umpire y no por él— han sido juegos perfectos.

Desde hace rato venimos preguntándonos si algo ha cambiado en las grandes ligas.

¿Es una percepción errada que más y más encuentros llegan al quinto o al sexto inning con un no-hitter? Podría ser una mera impresión, debido a que la inmediatez del Twitter hace que ahora estemos más al tanto de todos los partidos en tiempo real. Pero hemos revisado números y constatado que no es una percepción errada.

Abundan las pruebas de que, en efecto, algo es distinto en las mayores.

Peter Gammons hizo un apunte revelador hace unos días: “Cuatro jugadores tienen un OPS de 1.000 o más esta temporada: Justin Morneau, Miguel Cabrera, Kevin Youkilis y Robinson Canó. Diez años atrás, en 2000, 19 tenían un OPS superior a 1.000”.

El OPS es una forma sencilla y muy precisa de medir la producción, porque suma el promedio de embasado con el promedio de slugging.

Sólo las súper estrellas rebasan el millar. Un OPS de .900 ya es considerado brillante. Estar sobre .800 es más que adecuado.

El detalle en la estadística está en que ha habido una reducción de 79 por ciento en la cantidad de toleteros con 1.000 de OPS. Y esa drástica disminución se refleja en otras áreas del juego.

Por ejemplo, la Era de los Esteroides llegó a su apogeo en el año 2000, con 5,00 carreras anotadas por equipo por juego en la Liga Nacional y 5,30 en la Liga Americana. En 2010, los promedios han caído a 4,30 en el viejo circuito y 4,55 en el joven.

Informes que se han publicado en los últimos años, empezando con el monumental reporte que hace un lustro hizo ESPN The Magazine, ubican el inicio del dopaje masivo en la gran carpa en los albores de la década de los 90. Pues bien, vean esto: hay que ir a 1992 para encontrar la última vez que en la Nacional se anotaron menos rayitas por club por encuentro, con un promedio de 3,88. Y en la Liga Americana, donde el bateador designado aumenta considerablemente la producción, también hay que llegar a 1992 para hallar la última oportunidad en que las novenas consiguieron menos de 4,55 carreras por duelo, con 4,32.

Lo mismo ocurre con otras cifras. El slugging mide el poder, pues se nutre de los extrabases, y hay que trasladarse hasta 1993 para ubicar una cifra inferior a la actual, que es de .402 en la Nacional y .409 en la Americana.

¿Por qué esta reducción?

Hace dos décadas se recurrió a factores exógenos para explicar el incremento: estadios más pequeños, la expansión, montículos más bajos, una pelota supuestamente más “salidora”.

La dimensión de los parques es la única realmente comprobable. Las otras explicaciones fueron en su mayoría fábulas, que ocultaban la realidad que casi nadie quería admitir: el incremento del uso de sustancias ilegales.

Hoy sólo se ha modificado una variable, quedan muy pocos que justifican aquella vergüenza y los controles son mayores.

Los equipos ya no pueden avisar con antelación a sus peloteros la fecha de los exámenes antidoping, evitando que tomen previsiones. El FBI y otras oficinas federales persiguen a los distribuidores de esteroides, HGH y anfetaminas, cuyo poder para vencer el cansancio —con graves efectos colaterales en la salud de los jugadores— la convirtió en una favorita en el beisbol durante décadas.

Aunque la oficina del comisionado no presiona para imponer controles más rigurosos, el miedo de ser atrapado parece ser el mejor inhibidor.

Así, los pitchers están tomando revancha.

Publicado en El Nacional, el domingo 4 de julio de 2010.

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Ignacio Serrano
Ignacio Serranohttps://elemergente.com/
Soy periodista y actor, y escribo sobre beisbol desde 1985. Durante 33 años fui pasante, reportero y columnista en El Nacional, ESPN y MLB.com, y ahora dirijo ElEmergente.com. También soy comentarista en el circuito radial de Cardenales de Lara y Televen. Premios Antonio Arráiz, Otero Vizcarrondo y Nacional de Periodismo.

2 COMENTARIOS

  1. ¿Será que el uso de esteroides era tan fuerte en las Grandes Ligas? Porque a la verdad se ha visto que el pitcheo esta bastante superior en esta temporada.

    Saludos.

  2. No se a que se debe la censura a los peloteros que ingerían esteroides. Anteriormente no eran ilegales. Después que MLB las prohibió, es otra cosa. Las sanciones han devenido del perjurio, por haber negado su ingesta; pero quienes lo admitieron no fueron sancionados. Ahora si es ilegal su consumo; pero antes no lo era. Con haber respondido que los consumían para brindar un mejor espectáculo hubiese sido suficiente; pero prefirieron negarlo. Allí está el problema.

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