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El juego de los números

Una recomendación bibliográfica, así sea con unos pocos años de retraso: lean «The numbers game», de Alan Schwartz

La discusión sobre qué es más importante, evitar errores o atrapar más pelotas, comenzó hace unos 140 años.

La diatriba sobre el valor verdadero de las carreras impulsadas para medir capacidades individuales se remonta al final del siglo XIX. Lo que para muchos es “sabermetría”, y que en el fondo es mero sentido común, tuvo precursores décadas antes de la aparición de Bill James.

Aún no terminamos de leer The numbers game, el libro que escribió hace un lustro Alan Schwartz, pero lo recomendamos. Hacía tiempo que deseábamos tenerlo, hasta que una gentileza de Efraín Ruiz Pantin lo puso en nuestras manos. Y no sólo hallamos un agradable relato, que se pasea por la historia del deporte que amamos; encontramos un divertido, a menudo sorprendente recuento de cómo se inició esa pasión por las estadísticas, que tan bien define al beisbol.

Porque en el diamante no hay prácticamente nada que no se pueda interpretar a través de los números, a diferencia de otros deportes, en los que la subjetividad juega un papel primordial a la hora de analizar.

Cuando el padre de los numeritos en la pelota, Harry Chadwick, discutió con anotadores y periodistas del ochocientos sobre la defensiva, lo hacía con los mismos argumentos con que hoy sostenemos que más importa atrapar gran cantidad de batazos que mantener un alto promedio de fildeo.

Chadwick fue uno de los principales responsables de que el beisbol se popularizara en su tiempo y es miembro del Salón de la Fama. Los pecados, decía, valían nada. El verdadero objetivo del juego era hacer carreras o evitarlas, y un defensor ayudaba a evitar más anotaciones en tanto más terreno cubriera, una verdad inmensa que se mantiene hasta nuestros días.

No se trata de quitar valor a esa otra estadística, sino de destacar el que posee el total de chances, que es la suma de las jugadas en que participa un defensor.

Como hemos escrito en el pasado, un shortstop con un promedio de .968 es más valioso que uno con .980, si comete 20 errores y convierte 600 jugadas, que es como se traduce aquella cifra.

A primera vista parece una herejía. Crecimos reverenciando ciertas cifras, sin ponerlas en duda. Pero claro, alguien con 10 marfiladas y 500 chances exitosos, entre outs y asistencias, tiene un robusto promedio de .980, pero permite 80 hits más que el primero, es decir, cinco veces más la cantidad de fallos que hacen caer el promedio de aquél a .968 puntos.

¿Qué es mejor? Obviamente un balance entre ambas cosas: buen promedio y muchos chances. Pero puestos a escoger, entre una y otra estadística, debemos preferir al que ayuda a sus pitchers con más outs.

La importancia de la defensiva fue uno de los dogmas de Chadwick. Durante décadas, tuvo tanto valor como la ofensiva. La aceptación generalizada del promedio de fildeo fue una derrota para él.

Una de las consecuencias de esa derrota de Chadwick ha sido un beneficio y un orgullo para Venezuela, pues en la historia no hay shortstop con mejor promedio defensivo que Omar Vizquel.

Pero no debemos olvidar que hace 30 años argumentábamos a favor del mayor alcance de David Concepción frente al de su alter ego en la Liga Nacional, Larry Bowa, aduciendo que era ese esfuerzo extra —y esa habilidad especial— lo que hacía de Concepción el mejor shortstop, aunque pecara más.

Uno de los mayores placeres en la pelota es poner las estadísticas en contexto y usarlas como argumentos. Y leer The numbers game es un entretenido viaje al origen de ese paradójico disfrute.

Paradójico porque es lógica y también es emoción.

Publicado en El Nacional, el domingo 18 de julio de 2010.

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Ignacio Serrano
Ignacio Serranohttps://elemergente.com/
Soy periodista y actor, y escribo sobre beisbol desde 1985. Durante 33 años fui pasante, reportero y columnista en El Nacional, ESPN y MLB.com, y ahora dirijo ElEmergente.com. También soy comentarista en el circuito radial de Cardenales de Lara y Televen. Premios Antonio Arráiz, Otero Vizcarrondo y Nacional de Periodismo.

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