Buddy Bailey quiere sacudirse el mal año y aumentar su historial de éxito en Venezuela
ESPNdeportes
A Buddy Bailey parece no importarle que los Tigres de Aragua esperaran hasta 33 días antes del inicio del campeonato para anunciar su venida a Venezuela por novena ocasión.
El manager más exitoso de las últimas cuatro décadas en el circuito invernal suramericano prefiere hacer votos por «dejar el ego atrás» y olvidar «las agendas personales».
Bailey fue el protagonista involuntario de la novela más larga en el receso entre temporadas del beisbol venezolano.
El único piloto capaz de ganar cinco torneos nacionales en seis años, más una Serie del Caribe, y único, también, en hilvanar una triple corona en campeonatos seguidos, mantuvo silencio durante los meses en que los felinos demoraban el anuncio y esquivaban los rumores sobre la contratación de un nuevo estratega.
«Esta no es una decisión de última hora», dijo Rafael Rodríguez Rondón, presidente de los bengalíes, al confirmar este jueves el regreso de Bailey. Veladamente acusó a los medios de comunicación por haber especulado acerca de la contratación.
Aragua es el último de los ocho clubes en Venezuela que designa a su dirigente y varias novenas comenzarán sus entrenamientos de pretemporada el 20 de este mes.
Rodríguez Rendón fue sincero al decir que nunca dejó de pensar en el ex receptor. Al menos dos fuentes del equipo confirmaron que deseaba mantenerle en el cargo y varios directivos le acompañaban con sus votos. Pero no todos los socios de la fundación estaban igual de convencidos, o al menos no lo estaban sus representantes en la junta directiva.
El ejecutivo tuvo que navegar contra corriente ante esa posición, del mismo modo que su técnico ha debido enfrentar situaciones adversas en el clubhouse.
Bailey ha sido cuestionado por algunos de sus peloteros desde casi el inicio de su andadura en Venezuela. El astro Miguel Cabrera llegó a desafiarlo públicamente en televisión y el otrora as Horacio Estrada pidió públicamente su salida, en plena final contra los Leones del Caracas, hace dos zafras.
La directiva de los rayados mantuvo entonces un apoyo irrestricto y unánime al adusto manager, bajo la premisa de que más valían la disciplina y los resultados positivos que el bienestar de la cueva.
Rodríguez Rendón tenía motivos para preferir los férreos modos de su timonel. Después de todo, debió lidiar con una rebelión en plena final de 2002, cuando varios jugadores emblemáticos se rehusaron a jugar el quinto juego de la serie contra los Navegantes del Magallanes, a menos que fuera despedido el dirigente de entonces, Bill Plummer.
Bailey ordenó el desorden que quedó tras la salida de Plummer, y la oficina emprendió una reestructuración para salir de su renuente vieja guardia, comenzando por Roberto Zambrano, Wiki González y Richard Garcés, y terminando, hace poco más de un año, con Rubén Salazar, dando espacio a las nuevas generaciones que construyeron la hegemonía tigrera.
HABLA BAILEY: LA LECCIÓN DE 2009
La eliminación, el año pasado, en la primera ronda del torneo venezolano, sugirió que la magia se había roto. Una influyente parte de la directiva, no vinculada antes con las decisiones deportivas, se alzó contra el piloto, según contó en mayo El Nacional.
«El pasado fue un año difícil», admitió Bailey a ESPNdeportes.com. «Pero fue una buena lección para la organización, para mí mismo, para los coaches, los jugadores y los aficionados. No fue tan fácil como había resultado en los anteriores ocho años».
Los Tigres nunca habían sido eliminados bajo el mando del estadounidense. Impusieron un récord en porcentaje de victorias en 2002, el año de la huelga, y se metieron en seis finales consecutivas a partir del torneo 2003-2004, conquistando cinco de ellas.
Ni siquiera los legendarios Industriales de Valencia, hace medio siglo, o los imponentes Leones del Caracas de los años 80, construyeron una dinastía tan notable como la aragüeña. Y el estratega niega que su divisa esté en declive.
«No necesitamos empezar desde cero», aseveró Bailey. «Sólo tenemos que ser devotos a lo que implica ganar. Y entender que ganar implica sacrificios, y tener la actitud correcta para vencer».
La nómina de los felinos seguirá contando con varios grandeligas y figuras, aunque Cabrera no pueda decir presente, salvo para tomar alguna práctica de bateo: Martín Prado, Wilson Ramos, Ronny Cedeño, Raúl Chávez, Héctor Giménez, Luis Hernández, Alex Romero, Frank Mata.
El staff de pitcheo, secreto de la dinastía, no parece tan abundante como en el pasado y algunos peloteros siguen resintiendo la presencia de este sureño, hijo de granjeros.
«Pero varios jugadores me han dicho que sería un error no repetirlo», aseguró un directivo tigrero.
Bailey tiene un mensaje para quienes se le oponen en el dugout. Es el mismo que le dedicó a Estrada, cuando le dio la pelota en la Serie del Caribe de Mexicali, hace dos temporadas, a pesar de la exigencia pública que una semana antes había hecho el zurdo.
«Aquí no puede haber agendas personales», señaló. «Hace falta compromiso con el equipo y dejar el ego atrás. Somos lo suficientemente buenos como para aspirar a ser campeones nuevamente, y espero que podamos demostrarlo. Tomará un compromiso sincero de la oficina, del manager, del equipo de coaches. Y más importante aún, el compromiso de nuestros jugadores».
Publicado en ESPNdeportes.com, el viernes 10 de septiembre de 2010.
