El «nuevo» Buddy Bailey
En este campeonato hemos visto un modo distinto de llevar el pitcheo por parte del manager de los Tigres, que había hecho de su impaciencia la razón de su éxito aquí
Este es otro Buddy Bailey.
El manager de los Tigres sólo dejó que dos pitchers abridores completaran siete innings entre octubre 2002 y diciembre de 2009, pero en esta última ronda eliminatoria lo hicieron otros dos de sus iniciadores en menos de tres meses, y la rotación sumó más innings trabajados que los relevistas, lo que es una verdadera rareza en Aragua desde que el estadounidense tomó las riendas de la divisa (fueron 294.1 entradas contra 246.2 de los apagafuegos).
Bailey insiste que eso se debe a la calidad de sus abridores. “(Yorman) Bazardo, (Seth) Etherton, (Brian) Bass tuvieron muy buenas presentaciones”, señaló. Un par de personas vinculadas al equipo citan, sin embargo, un detalle crucial en el cambio del estratega: el desempeño de sus bomberos entre octubre y comienzos de noviembre.
A pesar de contar con una nómina llena de nombres relucientes, varias veces se desperdició la labor de un iniciador por causa del relevo intermedio. Así, un día este sureño –admirado por unos y temido por otros, debido a su carácter– tomó la decisión de dejar ir más lejos a los miembros de su rotación. Y obtuvo buenos resultados.
Bailey cree que el staff llegó a su mejor momento a comienzos de diciembre, con la incorporación de Yohan Pino.
“Es un lanzador con experiencia, que puede ir uno o más innings por salida y que, a pesar de sus restricciones, ha sido de gran ayuda”, expresó.
Los bengalíes fueron consolidándose en la tabla de clasificación de modo discreto, pero seguro. Esa progresión se reflejó en una consistente mejoría en las cifras colectivas que pusieron en la primera fase.
Aragua terminó el 30 de diciembre con 3.88 de efectividad colectiva, después de haber tenido 4.47 al cierre de octubre, la penúltima peor cifra de la liga para ese momento.
El bateo ha sido la característica principal de los rayados. Completaron el calendario de octubre con una pedestre línea ofensiva colectiva, que incluyó .267 de average, un promedio de embasado de .352 y .385 de slugging. Pisaron el acelerador en noviembre, mejorando a .269/.350/.405, y completaron su alza en diciembre, al punto que terminar con una línea de .274/.359/.407 (el mejor average, el mejor slugging y el segundo mejor promedio de embasado del torneo, únicamente a la zaga de los Leones en ese último departamento).
Una de las razones de esa producción fue el sorprendente aporte de Ramón Castro, quien iba a ser el utility de la novena, como ha sido en casi todas sus campañas en Maracay, pero se adueñó de un lugar en la alineación de todos los días, gracias a la mejor cosecha de su carrera en el país.
Castro aparecía tercero del circuito en bateo, con .339, era quinto en slugging, con .496, y sexto en promedio de embasado, con .417 puntos, hasta que se descolgó de las tablas ofensivas, por carecer de las suficientes apariciones legales al final del campeonato.
“Fue nuestro Más Valioso en la primera mitad”, admitió el piloto. “Le echamos de menos y no tenemos garantía de cuándo podrá regresar (de una fractura en una mano). Tendrá que hacer rehabilitación y volver a tomar el ritmo con el madero, lo que no es fácil en esta época del año y sin liga paralela”.
Aún sin Castro, los Tigres han armado un elenco competitivo, dando un vuelco a la situación de la divisa hace sólo un año, cuando quedaron eliminados.
“Me gusta el equipo que hemos logrado”, admitió Bailey. “Me gusta nuestro pitcheo y hemos estado bateando. Pero hay algo en lo que todavía podríamos ser mejores, y es la defensa. Ha habido juegos que ganamos porque el pitcheo cubrió los errores. Tenemos que mejorar”.
