Endy Chávez y Órber Moreno intercambiaron equipos. El outfielder magallanero ayudó a los Tigres a ser campeones en 2004, ante unos Caribes que estuvieron defendidos por el pitcher caraquista
“No me hicieron carreras aquella vez”, sonrió Moreno, haciendo un esfuerzo de memoria. “¿Qué es lo que más recuerdo de esa experiencia? Pues que no quedamos campeones. Uno siempre quiere ganar”.
El derecho caraquista fue bienvenido a la cueva de los centrales. Es un viejo conocido, ya que dos veces ha acompañado a los Tigres a la Serie del Caribe, una experiencia que repetirá la semana próxima, pues se ha ofrecido para reforzar al representante venezolano, gane quien gane.
El trato que le han dado los felinos rayados le saca una expresión de agrado, pero no tiene quejas respecto a su tiempo con los indígenas.
“Esa gente se portó increíble conmigo”, recordó. Moreno. “Magglio (Ordóñez) ofreció una fiesta para todos y nos dieron un trato increíble”.
Chávez también tuvo una recepción especial, ahora como jardinero de los Caribes.
“Lo estaba hablando con mis amigos”, comentó, con rostro de felicidad, aludiendo los cánticos con su nombre en el estadio Alfonso “Chico” Carrasquel. “Parece que soy querido en Puerto La Cruz”.
También en Maracay. Si tiene que escoger una memoria de su paso por los Tigres, elige el afecto que le dio la gente en la Ciudad Jardín, cuando en las tribunas se cantaba el célebre “Endy sí, Chávez no”, popular en una parte de la afición.
“El apoyo de la fanaticada fue increíble”, subrayó el toletero zurdo. “Fue una experiencia muy bonita, y más porque quedamos campeones”.
Esa fue la primera experiencia de Chávez fuera de los Navegantes, el club al que defendió en la final anterior, precisamente contra Aragua. El mecanismo de sustituciones recién comenzaba. Hoy lo disfruta igual.
“Es que siempre me ha gustado jugar beisbol, sin importar la camiseta”.
Llegar a otra escuadra, sin embargo, conlleva diferencias.
“Hay más presión”, admitió Chávez. “En tu equipo original cometes un error y tienes más apoyo. Aquí no puedes fallar; te buscaron para que ayudes a ganar”.
Moreno advierte al público que este es el oficio que aprendió para dar de comer a su familia, aunque tiene amigos en cada escuadra, en parte por vivencias como esta.
“Aquí todos somos amigos”, aclaró el monticulista. “Pero al cruzar esas dos rayas, si te tengo que dar un bolazo, te lo voy a dar. La competencia es la razón de ser de esta profesión. Y a mí me gusta ganar”.
Órber Moreno tuvo 0.00 de efectividad con los Caribes en la final de 2004, en 2.2 innings. Endy Chávez bateó .250 con los Tigres aquella vez, su primera final de dos seguidas con Aragua (un año después, contra los Leones, dejó .318)
Publicado en El Nacional, el jueves 27 de enero de 2011.