Luis Jiménez pesca un envío del novato César Ciurcina y desaparece la pelota por la derecha. Los Caribes se ponen arriba 2 por 0 y el estadio tiembla, literalmente. Es el inicio de una serie de golpes. César Suárez también la sacará en ese inning y Josh Kroeger empujará tres más en el segundo, con otro cuadrangular. La maquinaria, como nunca funciona en Puerto La Cruz.
Alex Herrera fue alguna vez el Pitcher del Año y durante casi toda la década pasada sostuvo la rotación oriental. En esta postemporada apenas había brillado. Quizás por eso no abrió, quizás por eso consiguió fortaleza para cambiar su destino y el destino de la serie. Cuando sus compañeros dieron dos bolazos y dos boletos, y se desmoronaban contra los Tigres, apareció y mandó a parar.
La euforia. Alex Herrera se agota y debe salir del juego. El manager Julio Franco llama a su cerrador, José Cabrera, en medio de la última rebelión de Aragua, el siete veces finalista, el cinco veces campeón, el equipo que una vez le hizo ocho al Magallanes en un inning, para vencerle en el último de una final. Y cuando Cabrera domina a Wilson Ramos, se desata la fiesta en el estado oriental.