Luis Sojo, Luis Raven y Edwin Hurtado entrarán el año próximo a la lista de votación para el Salón de la Fama de nuestro beisbol. Pero quedan aún figuras sin elegir que obligarán a un debate entre los votantes
La elección del Salón de la Fama hizo justicia, al proclamar este año la inmortalidad de Oswaldo Guillén, Wilson Álvarez y Luis Salazar.
Fueron tres grandes de nuestra pelota y obtuvieron con sobrados merecimientos el derecho a tener una de las 53 estatuillas que a partir de su exaltación tendrá el Museo del Beisbol.
Aún hay cosas que a gritos llaman la atención, como el hecho de que un indiscutible, como Guillén, necesitara de varios intentos para ingresar al templo y que finalmente lo hiciera con el mínimo necesario de 75 por ciento; también sorprende que alguien como Mark Guerra reciba votos, habiendo sobrados candidatos con mayores méritos, pero de eso se trata la democracia: que cada quien dé su opinión, que la mayoría imponga su parecer y, sobre todo, que se respete a las minorías.
Hay, sí, un punto que ya hemos defendido en este espacio y que seguiremos sosteniendo: es necesario enriquecer el debate de nuestro Salón de la Fama. Es necesario que se sepa a quién apoya cada votante, pues esto llevará a conocer sus motivos y permitirá discutir en profundidad los méritos de cada postulado.
De ese debate surgió la inmortalidad de Guillén, que apareció apenas en 10 por ciento de las planillas en su primera elección. Y ese debate será muy necesario en la próxima edición del proceso.
A los ex jugadores más votados que quedaron fuera en esta ocasión (Leonel Carrión, Leonardo Hernández, Oswaldo Blanco, Omar Daal, Jesús Alfaro y Roberto Zambrano) se unirán varios nombres de lustre, que cumplirán cinco años en el retiro.
Hablamos, por ejemplo, de Edwin Hurtado, alguna vez triple coronado, y de Luis Raven, uno de los tres mayores jonroneros en la historia de la LVBP.
De entre los nuevos postulados, el indiscutible parece ser Luis Sojo, quien tuvo una larga carrera en las mayores, jalonada con varias hazañas, y sin duda fue uno de los peloteros que más brillo ha dado al beisbol invernal local.
Sojo conquistó cinco títulos de bateo aquí y es uno de los pocos que han alcanzado la mítica cifra de los 1.000 hits.
El mirandino posiblemente perderá apoyos debido a su rol como técnico en la selección nacional del Clásico Mundial, pero si en verdad eso ocurre, será una enorme injusticia.
El ex camarero deberá ser evaluado por lo hecho como jugador, y es inconveniente y anti reglamentario, por otra parte, entrecruzar el análisis con los sentimientos personales. Sojo fue uno de los mayores referentes del beisbol criollo en los años 90 y más allá, y como tal conseguirá pronto un lugar en el Salón de la Fama.
La diatriba será necesaria para determinar el resto de la clase de 2012 y más allá. ¿Quién más merece un puesto en el exclusivo nicho, entre Carrión, Hernández, Blanco, Daal, Alfaro, Zambrano, Hurtado y Raven?
A favor de todos hay argumentos y también razones para la duda. Varios de ellos, sin duda, merecen una estatuilla en Valencia. Sin embargo, aún ocurren casos, nos consta, de votantes que llenan la planilla de memoria, apenas les llega a sus manos. Hemos sido testigos de casos así.
Por eso, y porque es necesario estimular la investigación, antes de decidir quiénes tienen los méritos, es que apoyamos la idea de abrir al público las decisiones de los votantes, exponiendo ante todos cómo es la papeleta de cada quien.
Alguien nos ha dicho que eso es exponer al escarnio público a algunos votantes. Si fuera así, si fuera escarnio, tales votantes ni siquiera merecerían serlo; un periodista incapaz de sostener su opinión en público falla en lo más elemental.
Eso, sin embargo, es lo de menos. Lo que importa es fomentar el análisis y la discusión, enriquecer el proceso y así dar más lustre a nuestro Museo del Beisbol.
Publicado en El Nacional, el domingo 18 de septiembre de 2011.
