La Serie del Caribe puede ser, a veces, una experiencia real maravillosa
(Esta columna fue escrita hace cuatro años, cuando la Serie del Caribe se realizó en Santiago de los Caballeros, en República Dominicana. ¿Tiene valor periodístico? No tengo idea. ¿Valor deportivo? Probablemente no. Pero fue el único modo que encontré de poner buena cara ante los episodios de realismo mágico que en ocasiones uno encuentra al trabajar en la cobertura del clásico de febrero. Es, definitivamente, una de mis notas favoritas)
«¿Es tu primera vez en Santiago?»
Sentados en el palco de prensa del estadio Cibao, tratando de escribir, quedamos con la mente en blanco.
El hombre tenía una cerveza en la mano y quería ser gentil.
Nuestra llegada a la ciudad había sido una experiencia similar a otras series del Caribe, pero todo había cambiado al entrar al «Valle de la Muerte», el vetusto, pero lindo escenario donde las Águilas Cibaeñas son home club.
El primer aviso sucedió antes del juego entre Aragua y Licey.
Íbamos a bajar al terreno, cuando vimos a Héctor Cruz, nuestro cortés editor en ESPNdeportes.com, salir de la cabina con su laptop en las manos y el rostro compungido.
«Me dicen que tengo que irme, que estos puestos están ocupados por toda la temporada», contó. Luego sabríamos que los cuatro primeros lugares en la mesilla de trabajo que ocupábamos «son sagrados».
Pero las casetas dedicadas a la prensa tienen sólo una fila con mesa, ese es el punto; detrás de los pocos afortunados, hay unas tres o cuatro filas de butacas dónde sentarse a ver el partido, como una grada.
Los encargados, muy amables, tratan de ayudar, pero los materiales disponibles son poco útiles; fotocopias de los rosters sin los números de los peloteros, por ejemplo. En fin, nada comparable a lo que vendría después, al llenarse las casetas.
Un mesonero pasa con una bandeja. «¿Qué tiene eso?», preguntamos al periodista sentado a nuestro lado, al ver su vaso. «Ron», responde sin ambages. Diablos. El juego está en el tercer inning y decenas de personas pasean por el palco y hablan a gritos, entre sorbo y sorbo.
En los puestos «sagrados» tampoco se trabaja. Se bebe. Hay aplausos y algaraza cuando batea un dominicano.
Nos invitan a distintos saraos, voz en cuello: que si uno que ofrece el Círculo de Cronistas, que si el encuentro de softbol entre periodistas. Nada sobre nuestra duda respecto a la rueda de prensa después del choque.
«¿Y quién quiere entrevistar a los perdedores?», nos interpela, muy serio, un colega con su infaltable cerveza. Silencio. ¿Cómo explicarle a alguien así que lo que le interesa a nuestros lectores es la voz de los venezolanos, ganen o pierdan?
Ante nuestra insistencia, vienen a preguntar. «Oye Venezuela: ¿quiénes para la conferencia de prensa?». «Bailey, Martínez, García y, si se puede, Callaspo». «¡¿Qué?! ¡Más alto, no se escucha!». «¡¡¡Bailey, Martínez, García y Callaspo!!!». Al tercer grito, parece que escuchan.
Llega el último out, una marejada corre al lugar pautado y sólo el manager Buddy Bailey se presenta.
«Nadie pidió peloteros», dice con insolencia el jefe de prensa de Lidom. Un disgusto después, y tras la apenada intervención de Bailey, prometen traernos a los peloteros mañana.
Para ese momento, sólo los venezolanos usábamos el grabador. El resto de la marea hacía fila para servirse en el bufete gratuito o masticaba a dos carrillos.
Regresamos al palco para escribir con calma, creemos, porque el grueso de la gente está calmando el hambre. Pero no.
Llega el acto inaugural y los fanáticos que se sientan en las casetas de prensa -ya no son sino eso, fanáticos- piden abrir los ventanales, «al menos mientras suena la música».
La estridencia del merengue casi nos despeina. Nos miramos las caras con Jorge Ortiz, el enviado especial de USA Today, tratando de hallar una idea clara para iniciar nuestras notas, en medio de esta boite que nos ha tocado en suerte vivir.
«Bueno, es que somos del trópico, ¿no?», se encoge de hombros el boricua, con una sonrisa. Y empezamos a escribir, con el deseo de terminar pronto y por fin escapar de nuestra primera vez en Santiago.
Publicado en El Nacional, el 5 de febrero de 2007.
(Revisa aquí otras de mis notas favoritas).
Hola Ignacio, como estas? Soy Moisés Colmenares desde los Teques, estudio 7mo semestre de Comunicación Social de la Universidad Bolivariana de Venezuela y desde hace 5 años dirijo un programa en radio llamado "Strike3, el béisbol nuestra pasión tricolor", el motivo es para presentarte una idea para la serie del caribe, quizás descabellada, pero seria una alternativa para volver a llevar a esta competición al nivel que merece,seria cambiarle el nombre y anexarle 4 representantes mas ¿como seria? fíjate, siguen los 4 equipos que ya están y se le suma el campeón de Cuba, campeón de Europa, campeón de Japón y se invita al campeón de grandes ligas y se le cambia el nombre a "Serie Continental de Béisbol".se jugaría un todos contra todos, los mejores 4 avanzan y juegan un Semi final y los ganadores van por el titulo del torneo.
Me gustaría agregar mas, pero se que por ahora esta bien, también me gustaría recibir tu opinión al respecto, este es mi correo [email protected]