El reestreno de Ozzie
Oswaldo Guillén vuelve a empezar su carrera como manager de grandes ligas
MIAMI
Ocho años atrás, en Kansas City, tan sólo una decena de periodistas, quizás un poco más, esperábamos que Oswaldo Guillén saliera al terreno del Kauffman Stadium, para dar su tradicional rueda de prensa antes de cada partido.
Es una costumbre en el beisbol de las grandes ligas: todo piloto, en todos los equipos, en todos los parques, en todos los juegos de la agotadora campaña, desde el inicio del spring training hasta el último choque de la Serie Mundial, reserva unos minutos del día para atender a los medios y responder a todo tipo de preguntas, la mayoría sobre el día a día del club, los lesionados, los que pasan por un slump.
Reporteros y columnistas viajaron desde Chicago y otros puntos del estado de Illinois. Cuatro desde Venezuela, incluyendo dos de El Nacional.
Guillén todavía no ganaba la arrolladora fama que hoy le persigue y que en poco tiempo le llevó a ser la figura central de los Medias Blancas, a pesar de ser el piloto, casi como por aquellos tiempos ocurría con la Vinotinto y Richard Páez.
El día a día le daría el aviso a la prensa de Chicago y de todo el beisbol. Al mirandino, sus declaraciones, su personalidad efervescente, su éxito, le convertirían en el personaje ideal de las redacciones, casi la garantía de una primera plana diaria.
Entonces no. Por entonces los enviados del Chicago Sun-Times o del más circunspecto Tribune nos preguntaban con curiosidad si el juego contra los Reales estaba siendo transmitido en nuestro país, si repetir las Gilmoure Girls merecía la pena, en vez de transmitir aquel choque; inquirían acerca del impacto de Guillén en su tierra, sin imaginar lo que vendría: periódicos revuelos, declaraciones sin par y la conquista de una Serie Mundial, la primera en casi una centuria para la Ciudad de los Vientos.
El ex campocorto, que alguna vez, antes de sufrir una delicada lesión en una rodilla, llegó a ser, fugazmente, el mejor torpedero defensivo del beisbol, caminó hacia el terreno para abrazar por sorpresa a su amigo y colega Tony Peña, por entonces la revelación entre los nuevos estrategas de la gran carpa. La regocijada escena fue la primera página de nuestra edición del siguiente día.
No hubo mucho más que eso. Los patiblancos no eran favoritos. Guillén, salvo anécdotas, era otro manager que empezaba su carrera en las grandes ligas.
Ocho años después, la televisión local nos recibe en Miami con imágenes del nuevo parque de los Marlins. Guillén ha sido portada de dos o tres revistas desde que cambió de equipo, incluyendo Sports Illustrated, y todo parece girar alrededor de la expectativa que el moderno escenario, las firmas de la pretemporada y la presencia del técnico venezolano han creado.
Guillén se mueve en sus aguas aquí, aunque Ken Rosenthal, de FOX Sports, llegó a plantear que el antiguo infielder saldrá de aquí más temprano que tarde, por la fuerte personalidad de Jeffrey Loria, el duelo de los peces. Es un temor que tenemos desde hace meses. Loria no es el buen Jerry Reinsdorf, el propietario de los Medias Blancas, el hombre que prácticamente le impuso al gerente general Ken Williams la contratación de su amigo suramericano.
El tiempo dirá si la predicción de Rosenthal tiene fundamento o si este reestreno tiene un libreto feliz. Al menos en su salida de Chicago, en septiembre, Guillén demostró algo que nadie le conocía: que también tiene mano izquierda.
Publicado en el-nacional.com, el miércoles 4 de abril de 2012.