Eduardo Escobar cumple en Chicago el rol que cumplió su mentor. El utility de los Medias Blancas aprendió varios secretos del oficio con el caraqueño, la campaña pasada
Eduardo Escobar puede entrar en cualquier momento a un club donde sólo está César Tovar.
El utility de los Medias Blancas recibió a comienzos de mes un envío de la casa Rawlings, fabricante de implementos deportivos. Cualquiera que le viera desembalar pensaría que la Rawlings se había equivocado.
Escobar, un prospecto del campo corto, que heredó de Omar Vizquel el rol de suplente del infield en Chicago, recibió dos juegos de aperos de catcher, incluyendo un par de mascotas nuevas.
“Yo estoy dispuesto a jugar donde sea”, señaló el delgado aragüeño. “Y me van a enviar otros con mi nombre. Como fue tan apresurado, a estos no tuvieron tiempo de grabárselo”.
Escobar no sólo es el último sucesor de Vizquel; es uno de sus alumnos más recientes y es el utility de los patiblancos. El manager Robin Ventura le informó que, si algo sucede con los receptores A.J. Pierzynski y Tyler Flowers, deberá ponerse las chingalas, el peto, la máscara y salir detrás del home.
“He estado practicando, por si hay una emergencia”, relató el maracayero. “Tengo guantes para todas las posiciones. También para el outfield”.
Los primeros dos encuentros de Escobar fueron en tercera y segunda. Le resulta más cómodo jugar allí, gracias a su experiencia como camarero con La Guaira y al trabajo que hizo en el spring training, muy necesario, dado que creció en las menores como torpedero a tiempo completo.
“Yo queché un poco, cuando tenía 12 años de edad”, continuó el utility. “Pero allá en Maracay era outfielder y pitcher. Amador Arias me convirtió en infielder. Me dijo que si algún día iba a llegar a las grandes ligas, iba a ser ahí”.
Arias tenía razón. Su discípulo dio el salto como shortstop y Oswaldo Guillén le instó en septiembre a probar en la intermedia y la antesala, en el beisbol invernal.
Eso y los consejos de Vizquel terminaron de convertirle en el jugador que estaban buscando los Medias Blancas, uno capaz de jugar en cualquier parte del cuadro. Y al parecer, más allá.
“Vizquel me enseñó muchas cosas”, contó Escobar, con orgullo. “No es cualquier cosa ser el sucesor de él en el equipo. Es el rey de los rollings. Con él aprendí cómo pararme en el campo, según los conteos y los pitcheos, y mucho más”.
No hablaron de la receptoría. Vizquel nunca ha jugado allí. El único que podría echarle el cuento sería César Tovar.
No hay otro infielder venezolano que haya quechado un juego en las grandes ligas sin antes haber sido receptor en las menores.
Escobar será el segundo en esa lista. Toda una rareza.
40 venezolanos que han disputado al menos un juego como catcher en las mayores. Se trata de 38 receptores de oficio, uno que dejó de serlo (Pablo Sanbdoval) y César Tovar
Eduardo Escobar luchó hasta el último fin de semana del spring training para conseguir su rol con los Medias Blancas.
Su último competidor fue otro venezolano, su compañero con los Tiburones, además: Rainer Olmedo.
“Este es un trabajo”, señaló el aragüeño de 23 años de edad. “Él también tuvo su oportunidad, bateó e hizo las cosas bien. Me ayudó mucho. Pero ellos son los jefes”.
Escobar nunca había estado en un juego inaugural de las mayores, pues su estreno ocurrió en septiembre. No espera que este sea el único.
“Este es el sueño de todo pelotero”, confesó el prospecto. “Mi meta ahora es quedarme toda la temporada. Y estar listo para lo que sea”.
Publicado en El Nacional, el jueves 19 de abril de 2012.