Johan Santana, Stephen Strasburg y los mimos a muchos lanzadores
El bajón de Johan Santana tras el no-hitter y el anuncio de los Nacionales sobre limitar a Stephen Strasburg a unos 160 innings, aunque el equipo esté en carrera, recalientan una vieja discusión entre los aficionados: ¿está bien moderar el esfuerzo de los pitchers? O de modo más drástico, ¿por qué los tiradores de antaño no recibían estos mimos y podían lanzar 300 innings en una temporada, con juegos de 150 pitcheos, sin lesionarse?
Hay en esto último una media verdad: sí, Nolan Ryan y otros más sirven de recordatorio de las asombrosas capacidades del cuerpo humano; sin embargo, no existe el modo de contrastar cuántos Nolan Ryan ha habido contra el número de serpentineros brillantes que han caído tempranamente por el exceso de trabajo.
Lo único que podemos medir es eso que existe. Centenares de monticulistas perdieron sus carreras al inicio, con problemas físicos. Nunca se labraron un nombre, porque las lesiones lo impidieron. No son cuantificables. ¿Cómo recordar a quien nunca fue?
¿No es sospechoso que los venezolanos con más episodios en las mayores hayan terminado todos en el quirófano, con graves problemas en el hombro? Le pasó al propio Santana, a Freddy García, a Wilson Álvarez y a Kelvim Escobar.
Por cada Ryan podríamos contraponer a un Sandy Koufax. Nunca sabremos si Koufax ha podido lanzar más allá de 1966, en caso de ser llevado de otro modo, pero es plausible creer que la artritis dolorosa y crónica que sufrió en el codo, y que terminó por enviarle al retiro en pleno apogeo de su trayectoria, ha debido empeorar debido al exceso de completar tantos juegos, de recorrer tantos innings, de hacer tantos envíos al plato cada cuatro días, sin limitaciones.
Puede ser casualidad, un slump, cualquier cosa, pero no deja de preocupar que el hiato que vive desde entonces llegara después de aquel exceso.
Mike Rizzo, el gerente general de los Nacionales, está en el otro extremo. Ya en 2011 mandó a parar a Jordan Zimmerman y ahora planea hacer lo mismo con Strasburg. El año pasado nadie lo notó, porque Washington estaba fuera de carrera. En esta ocasión es imposible no levantar las cejas, teniendo en cuenta que parar a Strasburg puede significar ausentarse de los playoffs o, estando allí, dejar de contar con el tipo de as que puede llevar al club hasta la Serie Mundial.
“No pienso en competir este año, sino en hacerlo también en 2013, 2014, 2015 y más allá”, explicó Rizzo. “No es decisión del manager ni de los dueños. Es mi decisión y ya está tomada”.
Strasburg fue operado del codo y está en su primera campaña completa desde la cirugía reconstructiva.
¿Qué es lo correcto? ¿Arriesgarlo todo por el hoy, o ser cuidadoso, tal vez en exceso, pensando en los años por venir? Collins y Rizzo pensaron distinto. El tiempo dirá.