El emergente: El chance de los Tigres

La carrera que Alex Romero dio desde primera hasta el home,
para anotar con un sencillo y dejar en el terreno a los Leones, el jueves, en
Maracay, trajo un cúmulo de recuerdos, más allá de lo obvio, del despiste de la
defensiva caraquista.

Lo primero fue la imagen del propio Romero, yendo a
batear en el último de la final contra Magallanes en 2007, en medio de una
remontada de 8 carreras en el noveno inning, para voltear el encuentro.

También, la frase de Manuel Rodríguez, asistente de la gerencia general, cuando
Aragua comenzó con 3-6 y parecía fuera en la semifinal de 2009: “Quedan muchos
encuentros, podemos estar en la final”. Y estuvieron. Y volvieron a ganarla.

El
beisbol tiene esa característica maravillosa: hasta que no cae el último out,
cualquiera puede vencer.

Es imposible que un equipo de fútbol triunfe si está
perdiendo por cinco goles a falta de un minuto en la prórroga; es imposible que
una escuadra de baloncesto domine un duelo que pierde por 20 puntos a 10
segundos del final; en cambio, cualquier cosa puede ocurrir en un noveno acto
con dos outs.

Todo esto viene a cuento por la sentencia que muchos han hecho
contra los bengalíes, por perder 10 en fila, como antes sentenciaron a los Tiburones
en su racha de 8 tropiezos. Ya La
Guaira demostró que era posible revertir el infortunio y
volver a la pelea; toca a los aragüeños probarlo también.

Ningún equipo en la historia ha clasificado en la LVBP tras comenzar con 5-16.
Es suficiente para ser pesimistas con los felinos.

Pero ¿cuántos de esos
eliminados tenían un equipo potencialmente competidor y cuántos empezaron mal
porque simplemente no tenían armas?

En la séptima semana los Tigres tendrán un
bullpen con José Mijares y Eduardo Sánchez para los cierres, Yohán Pino,
Francisco Buttó, Yorman Bazardo y Víctor Moreno para el séptimo y el octavo,
más los importados y los brazos jóvenes que hayan destacado.

Héctor Giménez y
Luis Maza estarán sanos, junto a Ronny Cedeño, Luis Hernández, Goyito Martínez,
Edgardo Alfonzo, Ramón Castro, Carlos Colmenares y el novato Oswaldo Arcia.

Horacio Estrada puede estar de regreso a una rotación que parece enderezar. Sin
contar bates foráneos, es un equipo muy parecido al que fue campeón en enero.

Si lo sucedido miércoles, jueves y viernes no es un espejismo, si los centrales ya
empezaron a ganar más de lo que pierden, existe una posibilidad muy clara de
verlos en los playoffs.

Antes del choque de este viernes les restaban 40. Es decir, están obligados a jugar para 25-15, lo que les daría
un récord de 32-31 y, casi por descontado, un cupo en enero.

Eso implica jugar
para .625 de acá al 30 de diciembre. Para nada es cuesta arriba.

En la
suspendida zafra 2002-2003 los mismos rayados tuvieron .718 en 39 cotejos, con
marca de 28-11 y sin las figuras de hoy, con Miguel Cabrera viniendo de jugar
en clase A.

Además, vean lo que sugiere el average de las pelotas que son puestas en juego dentro del campo, el BABIP.

El BABIP promedio de la liga hasta el martes era
de .316 y el BABIP de los pitchers bengalíes era un insólito .379, lo que habla
de una defensiva donde nadie tiene alcance, improbable, o de pelotas que han
caído de hit por mala suerte, muy posible.

Según la tendencia habitual en todas las ligas, a largo plazo todos los participantes tienden a tener un BABIP que ronda unos 10 puntos más o menos al BABIP del circuito.

Esa cifra de los Tigres se va a corregir hacia el
promedio del circuito, lo que se reflejará en mejor efectividad y más triunfos.

Si la carrera de Romero hacia home fue un reflejo de que nadie se ha rendido en
Maracay, no hay por qué creer que Aragua está fuera.