Hay que conocer la brillante carrera del más reciente integrante de nuestro Salón de la Fama
La
entronización de Dalmiro Finol en nuestro Salón de
individual (pues ya lo había sido como parte del equipo campeón mundial de
nos llevó a descubrir datos sorprendentes del camarero y outfielder zuliano,
nacido en Barrancas hace 93 años.
Ver que había dado 48 jonrones en sus 11
temporadas en
hizo que buscáramos en PuraPelota.com si al momento de su última campaña, la 1955-1956,
había alguien con más vuelacercas que el “Ovejo”, como le apodaron en su
tiempo.
Sabíamos de su aporte en la conquista habanera, sabíamos de su leyenda
y fama como estrella de los tiempos fundacionales. Sabíamos, también, que había
sido el primer líder en cuadrangulares de la liga, con 7, en 1946, y que en
1949 sonó el primer bambinazo en la historia de
Eso ha
debido prepararnos para este hallazgo, pero no: al momento de su adiós, Finol
era el Antonio Armas, el Robert Pérez de su tiempo.
Nadie en
que él. Luis “Camaleón” García, Vidal López y Alfonso “Chico” Carrasquel le
seguían, únicos con al menos 30 batazos de vuelta completa para febrero de 1956
y compañeros todos del zuliano en el Museo del Beisbol en Venezuela a partir de
ahora.
otros registros notables. En sus 11 campañas empujó 296 carreras, también la cifra
absoluta del circuito para la fecha en que se despidió. Aventajaba por
finalmente lo dejaría atrás en la zafra 1958-1959.
El barranquero se retiró
como tercero en juegos disputados y veces al bate, y cuarto en anotadas, hits y
tubeyes. Sólo García y Carrasquel superaban su total de extrabases.
¿Cómo era
posible que no estuviera ya en nuestro Salón de
de lo que parece: es imposible que en una década de selecciones el Comité
Histórico pueda saldar todas las deudas pendientes. Abundan los astros como
Finol, que finalmente tendrán su estatuilla en el pabellón de Valencia y que
nos motivarán a buscar más, a descubrir más, a sorprendernos nuevamente.
comenzó su andadura en el beisbol de alta competencia a los 21 años de edad, en
1940, con el desaparecido Valdés, en la primera división.
La temporada
siguiente reforzó al Magallanes, en el año inolvidable de la pelota nacional, y
también actuó con el Litoral OSP, otra novena ya extinta, como casi todas las
de esa época.
Finalmente llegó al Cervecería en 1945. Jugó con el Caracas hasta
1953, incluyendo la primera campaña de la franquicia como Leones, antes de
pasar al Gavilanes, en el Rotatorio, y cerrar su trayectoria en
Ese
adiós, sin embargo, marcó únicamente su retiro en la capital. Gracias a esa
notable pieza de investigación que es
que Finol, ya jardinero a tiempo completo, volvió a su tierra natal para otros
cinco torneos, que disputó hasta 1960, en
iajó poco,
apartando su experiencia con la selección nacional. Apenas hallamos su nombre
en la nómina del Monterrey en 1954, cuando ya había dado lo mejor de sí.
aseball-Reference.com no ofrece los registros estadísticos de su breve paso por
México, donde coincidió en el mismo club con dos leyendas criollas: Alejandro
“Patón” Carrasquel y Guillermo Vento, quizás el más grande receptor venezolano
de todos los tiempos, si Baudilio Díaz nos permite el atrevimiento y mientras
esperamos por ver hasta dónde Miguel Montero y Salvador Pérez son capaces de
llegar.
Finol murió en 1994. Y sin embargo, está claro que mucho antes de esta
exaltación ya había logrado su definitiva inmortalidad.
Publicado en El Nacional, el sábado 1° de diciembre de 2012.