Este es el Gorkys que Hernández soñaba

Fecha:

El más valioso de los Caribes esperaba serlo
también de la LVBP. Pero el premio no importa tanto como lo demás; el
prospecto que se impacientaba por llegar a las mayores es hoy una estrella del
circuito local

Aquella
sonrisa de Gorkys Hernández casi parecía congelada. Era julio de 2010 y el
outfielder sucrense caminaba fuera del dugout en el Angels Stadium de Anaheim, antes
del Juego de Estrellas del Futuro.

Los
peloteros presentes en la cita parecían estar eufóricos, incluyendo a los
también venezolanos Alex Torres, Henderson Álvarez y Eduardo Sánchez. Para casi
todos, aquel iba a ser su primer encuentro en un verdadero parque de grandes
ligas, con la etiqueta de hallarse entre los principales prospectos del beisbol.


Hernández
no estaba descontento, pero su sonrisa no era la misma de otras ocasiones.


“Es muy
emocionante estar aquí, aunque reconozco que la primera vez, en San Francisco,
fue impactante”, señaló.


El
centerfielder de los Caribes, uno de los principales candidatos al premio
Jugador Más Valioso, que este domingo se dará a conocer, estaba por entonces en las
menores de Pittsburgh.


El
entusiasmo de Hernández era justificadamente menor. Ya había sido llamado otras
dos veces al duelo de novatos entre Estados Unidos y el Resto del Mundo.
Encontrarse con el periodista por tercera oportunidad era casi como admitir que
ese nivel marcaba su tope.

“Todavía
tengo 22 años de edad”, advirtió con rapidez. Demasiado joven. Demasiado
precoz.


Llegó a su
primer Juego de Estrellas del Futuro estando todavía en clase A media, un nivel
del que muy pocos han sido llamados para el tope.


Aquel
muchacho que parecía algo avergonzado porque aún no daba el salto; el recluta
que, con 19 años de edad, robó 54 bases en las sucursales de Detroit, es una de
las figuras más rotundas del beisbol venezolano actual.


“Para mí,
es el Más Valioso de la temporada”, exclamó el estratega Alfredo Pedrique,
piloto de Anzoátegui y ganador esta semana del Manager del Año.


Su tiempo
de espera terminó hace rato. En 2012 llegó a las mayores y desde octubre es uno
de los bateadores más calientes de la
LVBP.


Hoy, la
sonrisa de Hernández le llena el rostro a la sola pregunta sobre su momento
actual.


“Contento”,
respondió, saboreando cada letra y con una lentitud que desdijo de sus raíces
orientales.


“Están
saliendo los frutos del trabajo que he hecho toda mi carrera”, aseguró. “Es
emocionante salir del dugout y que (los aficionados en Puerto La Cruz) me griten MVP. Nunca
imaginé esto. Pero no quiero ser sólo el MVP. En el futuro quiero ser también
una estrella”.
Puso los números. Hernández cerró la ronda eliminatoria con una
línea de .372/.440/.478. Su OPS de .914 fue tercero detrás de Luis Jiménez y
Evan Gattis. Sus 108 bases alcanzadas fueron tope entre quienes no alinearon en
el tercero o cuarto turno de sus lineups. Sus 48 carreras creadas son más que
las que sumó Ernesto Mejía, a pesar de batear segundo.


Sólo tres
peloteros en la historia de la liga han combinado una cosecha de 108 bases
alcanzadas, 48 anotadas y .370 de average. Uno es el inmortal Víctor Davalillo.
Otro es Joe Cannon, tardío e inolvidable integrante del Poder Negro magallanero
en los años 70. El tercero es Hernández.


“No me
sirven las palabras para decir qué tan buena fue esta temporada”, expresó.
“Todos los contratiempos, los malos ratos que he tenido en este negocio, quedan
atrás con esto. Me da más confianza y seguridad para seguir trabajando”.


Hernández
ha vivido una transformación casi impensable. Siempre fue un veloz corredor
entre las bases y un notable defensor en el outfield, pero nunca había enseñado
esta capacidad para dar extrabases y únicamente había bateado sobre .300 una
vez, en 2006, en categoría Rookie.


“Eso es
producto del trabajo en el gimnasio y con el balón medicinal”, aseguró. “También,
de lo que aprendí en las grandes ligas. Por algo le dicen el mejor beisbol del
mundo. Te enseña y te da una concentración como otro beisbol no te puede dar”.


Oswaldo
Guillén se acercó al verle. Fue su manager con Miami, que le adquirió de Pittsburgh
a mitad de campaña, y al saludarle, le fustigó con su clásico estilo.

“¡El
beisbol de hoy es tan malo, que este tipo fue campeón bate!”, estalló Guillén,
riendo. “¡Hiciste que me botaran los Marlins! ¿Y ahora es que empiezas a
batear? ¿Tres meses después?”.


La enorme
sonrisa de Hernández volvió a aparecer, al abrazar a su antiguo mentor.


“Siempre me
ha gustado trabajar y nunca me rendí”, continuó. “Eso me llevó a hacer esto. Ahora
espero poder llevarlo al spring training”.


Los
Marlins, dijo, han seguido de cerca su actuación y le probarán durante los
juegos de exhibición, para ver si de nuevo se queda con el center.


Los últimos
meses han sido los mejores de su vida. No sólo llegó a las mayores; después de
eso nació Evans, su hijo.


“Él es una
bendición”, comentó. “Me motivó para recoger estos frutos. Pero creo que vienen
mejores momentos en mi carrera. Muchos”.


Hernández
soltó una carcajada al confesar que tiene una botella de champaña guardada,
para celebrar si gana el Más Valioso.


“Pero mi
esposa me pide que lo deje en manos de Dios, que yo ya hice mi trabajo y para
ella soy el ganador”, agregó. “Ella siempre ha estado allí para ayudarme. ‘Sé
que vas a llegar lejos, que tu nombre se va a escuchar algún día’, me dice”.


Ya se
escucha. Aquel recluta impaciente de 2010, que con sólo 22 años de edad se
sentía estancado, tiene otro motivo para destapar la botella, si pierde el
preciado galardón: “Si no es por eso, la usaré cuando pasemos a la final, con
el favor de Dios”.


Y la
sonrisa de esta vez volvió a iluminarle el rostro.
El dato

Gorkys
Hernández firmó con Detroit en 2004, fue cambiado a Atlanta en 2008 y a
Pittsburgh en 2010. Llegó a las mayores el año pasado, con los Piratas, y
también jugó arriba con los Marlins. Es el único en la historia que ha asistido
tres veces al Juego de Estrellas del Futuro con tres organizaciones diferentes

Bateo 2.0
“Todo viene
del círculo de espera”, explica Gorkys Hernández, al razonar los motivos de su
mejoría. “Debes prepararte mentalmente para que, al llegar al home, tengas un plan
de trabajo y sepas qué vas a hacer”.

El proceso pasa por seguir al primer bate
de los Caribes, Niuman Romero. A él le da el crédito por ver tantos pitcheos y
permitirle estudiar al pitcher rival, qué envíos usa en cada cuenta.

Asegura la
zona de strike en las mayores, más pequeña que las demás, ayudó a mejorar su
disciplina.

“Uno busca su zona, esa donde poder manejar su pitcheo, ese envío con
el que uno se siente cómodo. Y deja pasar el que hace daño”.

Allí, también, la
clave de sus extrabases: “Poder darle fuerte a la pelota y aprovechar los
callejones”.

Publicado en El Nacional, el domingo 13 de enero de 2013
Ignacio Serrano
Ignacio Serranohttps://elemergente.com/
Soy periodista y actor. Escribo sobre beisbol desde 1985. Dirijo ElEmergente.com. Soy comentarista en el circuito radial del Cardenales de Lara y en Televen, tanto en las transmisiones de la LVBP como en la MLB. Premios Antonio Arráiz, Otero Vizcarrondo y Nacional de Periodismo.

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