El manager venezolano más chispeante deja profunda huella, tras morir a los 84
años de edad, este jueves. Fue el protagonista de una carrera sin par
Manuel González tenía 16 años de edad cuando se topó con la
incomparable personalidad de Pompeyo Davalillo, estando el umpire carabobeño en
su temporada de estreno como árbitro en
Beisbol Profesional.
El adolescente sentenció una jugada rutinaria en la tercera
base y, de pronto, se vio sorprendido por el veterano estratega, que había corrido
en tromba, gritando.
base y, de pronto, se vio sorprendido por el veterano estratega, que había corrido
en tromba, gritando.
“Era apenas mi segundo o tercer juego, en la temporada 1996-1997” , recordó González. “Me
dijo: ‘Quiero que me expulse el árbitro más joven de la liga. Y quiero que me
expulse ya’. ¿Qué le podía decir?”.
dijo: ‘Quiero que me expulse el árbitro más joven de la liga. Y quiero que me
expulse ya’. ¿Qué le podía decir?”.
El novato, que se convertiría en bigleaguer tres lustros
después, no salía de su incredulidad.
después, no salía de su incredulidad.
“Le pregunté si era verdad que quería que lo botara y me
lanzó la gorra”, continuó. “Así que lo expulsé. Después del juego, pasó por el
cuarto de árbitros, a desearme suerte en mi carrera. Quedé loco”.
lanzó la gorra”, continuó. “Así que lo expulsé. Después del juego, pasó por el
cuarto de árbitros, a desearme suerte en mi carrera. Quedé loco”.
Davalillo estaba a cargo de los Caribes de Oriente para ese
momento. Tres décadas atrás había iniciado su trayectoria como piloto. Fue el
manager más chispeante e inesperado en la larga saga de estrategas venezolanos
que han protagonizado en el beisbol profesional, como si aquel robo de home con
los Senadores de Washington, en 1953, el primero para un criollo en las
mayores, le hubiera dejado una impronta imborrable.
momento. Tres décadas atrás había iniciado su trayectoria como piloto. Fue el
manager más chispeante e inesperado en la larga saga de estrategas venezolanos
que han protagonizado en el beisbol profesional, como si aquel robo de home con
los Senadores de Washington, en 1953, el primero para un criollo en las
mayores, le hubiera dejado una impronta imborrable.
El ex infielder de los Leones del Caracas terminó ayer su
último juego y entregó su alma, rodeado de familiares. El primer zuliano en
llegar a las grandes ligas murió a los 84 años de edad, tras sufrir varias
afecciones crónicas en los últimos tiempos.
último juego y entregó su alma, rodeado de familiares. El primer zuliano en
llegar a las grandes ligas murió a los 84 años de edad, tras sufrir varias
afecciones crónicas en los últimos tiempos.
Fue el fundador de una brillante dinastía familiar, tan
pródiga como los Carrasquel.
pródiga como los Carrasquel.
Responsable de traerse a la capital a su hermano Vitico,
para que iniciara su fulgurante y larga carrera, fue emulado por dos de sus
hijos, que ya han dirigido en la pelota rentada: Marco, dos veces ganador del
Manager del Año, y David Davalillo.
para que iniciara su fulgurante y larga carrera, fue emulado por dos de sus
hijos, que ya han dirigido en la pelota rentada: Marco, dos veces ganador del
Manager del Año, y David Davalillo.
Una lesión le impidió hacer carrera en Washington, aunque
dejó .293 de average en su estreno y despedida. La fractura del tobillo, sin
embargo, no impidió que hiciera historia: de acuerdo con los registros de
Baseball Reference, no ha habido un grandeliga con menor estatura que él, que
medía1,60 metros
en sus tiempos de pelotero activo.
dejó .293 de average en su estreno y despedida. La fractura del tobillo, sin
embargo, no impidió que hiciera historia: de acuerdo con los registros de
Baseball Reference, no ha habido un grandeliga con menor estatura que él, que
medía
en sus tiempos de pelotero activo.
“Desarrolló un sentido de la supervivencia, a partir de la
velocidad y la astucia”, recordó Humberto Acosta, que pudo seguir su recorrido
como técnico desde las páginas de El
Nacional. “Esa combinación le permitió mantenerse enla LVBP durante 13 temporadas”.
velocidad y la astucia”, recordó Humberto Acosta, que pudo seguir su recorrido
como técnico desde las páginas de El
Nacional. “Esa combinación le permitió mantenerse en
Fue el primer zuliano en las mayores y el cuatro nativo en
llegar allá. Nació en Cabimas, el 30 de junio de 1928 (algunos archivos
aseguran que fue en 1931). Y aunque Vitico terminó eclipsándolo por completo
entre las rayas de cal, fue capaz de crear su propia leyenda en la banca.
llegar allá. Nació en Cabimas, el 30 de junio de 1928 (algunos archivos
aseguran que fue en 1931). Y aunque Vitico terminó eclipsándolo por completo
entre las rayas de cal, fue capaz de crear su propia leyenda en la banca.
Oscar “Negro” Prieto le dio las riendas de los melenudos
para el campeonato 1969-1970. En ese torneo piloteó a la escuadra nacional
contra la representación de importados, en el Juego de Estrellas. Todo un
augurio, aunque le costaría más de 20 años poder refrendarlo con el título de
la liga.
para el campeonato 1969-1970. En ese torneo piloteó a la escuadra nacional
contra la representación de importados, en el Juego de Estrellas. Todo un
augurio, aunque le costaría más de 20 años poder refrendarlo con el título de
la liga.
Davalillo condujo a los felinos por tres zafras
consecutivas, dirigió a los Tiburones tres veces y a los metropolitanos en otra
más, hasta que el tiempo premió su reputación de mandamás avezado, combativo e
inesperado.
consecutivas, dirigió a los Tiburones tres veces y a los metropolitanos en otra
más, hasta que el tiempo premió su reputación de mandamás avezado, combativo e
inesperado.
“Acostumbraba a dejar desconcertados a sus rivales ante el
elemento sorpresa que caracterizó todos sus movimientos”, apuntó Acosta.
elemento sorpresa que caracterizó todos sus movimientos”, apuntó Acosta.
Entre 1992 y 1995 conquistó tres de las cuatro coronas en
disputa, las primeras dos con las Águilas y la última con sus amados Leones.
Aquella con que cerró su palmarés fue también una revancha contra el equipo del
que fue gerente general a finales de la década de los 80 y que no le renovó el
contrato, después de perder un desempate para ir a la final, en enero de 1994.
disputa, las primeras dos con las Águilas y la última con sus amados Leones.
Aquella con que cerró su palmarés fue también una revancha contra el equipo del
que fue gerente general a finales de la década de los 80 y que no le renovó el
contrato, después de perder un desempate para ir a la final, en enero de 1994.
De verbo rápido y ocurrente, sonreído en el trato y fogoso
en el terreno. Dejó una huella en la pelota, como legítimo representante de la
venezolanidad buena y como uno de los personajes más pintorescos y
sorprendentes, capaz de pedirle a un umpire que lo botara de un partido por el
solo placer de ser expulsado por el árbitro más joven del beisbol profesional.
en el terreno. Dejó una huella en la pelota, como legítimo representante de la
venezolanidad buena y como uno de los personajes más pintorescos y
sorprendentes, capaz de pedirle a un umpire que lo botara de un partido por el
solo placer de ser expulsado por el árbitro más joven del beisbol profesional.
Su carrera
Fue Novato del Año en la LVBP , en la temporada 1952-1953.
Saltó a las grandes ligas en 1953.
Jugó en las menores entre 1953 y 1964.
Defendió al Caracas entre las zafras 1952-1953 y 1966-1967.
Manager de los Leones entre la 1969-1970 y la 1971-1972.
Manager de los Tiburones en las campañas 1976-1977,
1979-1980 y 1981-1982.
Manager de los Leones en la temporada 1984-1985.
Manager de las Águilas entre las justas 1991-1992 y
1993-1994.
Manager de los Leones entre los torneos 1994-1995 y
1995-1996.
Manager de los Caribes entre la 1996-1997 y la 1999-2000.
Manager de los Cocodrilos de Caracas, Estudiantes de
Fue el segundo venezolano en dirigir un equipo en México,
después de Luis “Camaleón” García.
Publicado en El Nacional, el viernes 1° de marzo de 2013.
Falta resaltar el trabajo por rescatar el béisbol en Venezuela mediante la liga de verano que permitía verbal los jugadores criollos que no habían firmado en el exterior,los regresos del año, los novatos juveniles y el chance de los veteranos