El duelo del miércoles en Seattle sirvió para ver la cara novedosa
y robusta de Detroit, su gerente general y su firme relación con la pelota
venezolana
Félix Hernández y Max Scherzer se
batían a duelo el miércoles. Por ocho innings, amarraron a la toletería de los
Tigres y los Marineros, camino a un inevitable extrainning.
siempre un placer, por cómo pinta las esquinas y cómo se mueven sus pitcheos.
Que lo hiciera frente a una toletería que incluye a Miguel Cabrera, Víctor
Martínez y Prince Fielder realzaba el espectáculo.
error en la ubicación podía convertirse en jonrón, pero mantener la milimétrica
localización se traducía en ponches. Doce ponches para el carabobeño, de hecho.
reparamos en que el espectáculo era doble.
trabajar a Scherzer desde la acera del Rey Félix, esperando que Franklin
Gutiérrez y el resto de sus compañeros le fabricaran dos o tres carreras, para
encarrilar la centésima victoria del valenciano en las grandes ligas.
la óptica del tirador estadounidense. La recta le pesa. Y tiene vida. Su cambio
de velocidad saca de ritmo. El slider rompe y engaña.
estábamos ligándole en contra y esperábamos el gran batazo.
alargar el duelo, para ver hasta dónde podían llevar ambos su capacidad para
imponerse a los bateadores contrarios, recordamos cómo llegó Scherzer a
Detroit. Y de inmediato pensamos en Doug Fister, su compañero de rotación. Y
por una vez, cambió la idea que teníamos de Dave Dombrowski, el gerente general
bengalí.
de ser uno de esos ejecutivos que sale al mercado a comprar lo que se le
antoja, con una chequera millonaria. Así es posible ganar una corona y el goce
de la victoria vale cualquier cosa. Que lo diga Brian Cashman, gerente general
de los Yanquis.
a Cabrera y le dieron un mega contrato, firmaron a Víctor Martínez como agente
libre, y luego a Prince Fielder y también a Torii Hunter.
concedió a Justin Verlander reforzó la percepción, así como antes usó la
generosa cuenta bancaria de Mike Illitch, el propietario del equipo, para
adquirir a Magglio Ordóñez y asegurarlo por muchos tiempo.
dio el sí para que los Marlins le dieran un bono de 1,8 millones de dólares a
Cabrera en 1999, cuando cumplió 16 años de edad, no ha hecho más que tratar de
complacer a Illitch, quien ha prometido a Detroit invertir lo necesario, con
tal de conquistar una Serie Mundial.
y de nuevo la del año pasado.
un prospecto. Fue adquirido de los Diamantes a cambio del mucho más curtido
Edwin Jackson, como parte de una transacción a tres bandas que involucró otros
nombres, como Curtis Granderson, que pasó a los Yanquis, y Austin Jackson, que
desde entonces patrulla el jardín central del Comerica Park.
Edwin Jackson y Granderson parecía que Dombrowski daba un paso atrás,
ahorrativo. No ha sido así.
que también fue añadiendo a Fister, Omar Infante y Aníbal Sánchez, a quien
luego aseguró con un contrato multianual.
que interesante, porque además ha invertido en Venezuela y empieza a cosechar
los talentos que han salido de su academia en el centro del país: Avisail
García, Hernán Pérez, José Ortega, Brayan Villarreal, y eso sin contar el grupo
que viene en ascenso más debajo de doble A.
fue brillante. El futuro de Detroit también.