El Emergente. La muy interesante candidatura de Tomás Pérez al Salón de la Fama

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Con 1.000 juegos en su cuenta, pronto con 400 empujadas y quizás con 1.000 hits en la LVBP, el larense presenta un caso interesante para el debate

Estar al
lado de los inolvidables Víctor Davalillo, César Tovar, Teolindo Acosta y un
futuro integrante de nuestro Salón de la Fama, como Robert Pérez, tiene que ser
una garantía de inmortalidad, especialmente cuando sólo esos cuatro formaban la
escueta y elitesca lista a la que se ingresa.
La
pregunta, sin embargo, no está de más, y ya han empezado a formulársela
periodistas acuciosos como Efraín Ruiz Pantin y Carlos Valmore Rodríguez: ¿es
Tomás Pérez un legítimo candidato para el pabellón de Valencia? ¿Tendrá, a su
retiro, una estatuilla en el Museo del Beisbol?


Pérez es un
delgadísimo torpedero en el recuerdo más antiguo que guardamos de él.
Hace 21
años, los Petroleros jugaban en Cabimas y la voz de Pepe Delgado Rivero se
escuchaba en el televisor, ponderando las evidentes aptitudes defensivas de un
novato larense, el primer gran prospecto de la naciente franquicia,
reconvertida luego en Pastora y finalmente en Bravos.
Por
entonces, Magglio Ordóñez era un recluta más en la nómina de los Caribes, el
equipo del que ahora es propietario, y nuestra pelota acababa de vivir su
última expansión.
La señal de
RCTV nos llevaba cada fin de semana las imágenes de nuestro deporte favorito y
Tomasito, como ya le llamaban, acababa de hacer una atrapada atlética en el
hueco, pintando luego un strike en primera base.
Manuel
Correa, Humberto Acosta, Carlos Alberto Hidalgo, todos coincidían en afirmar
que estábamos en presencia de alguien especial, un pelotero diferente.
¿Lo fue?
Sin duda. Nadie disputa 1.000 encuentros en un circuito profesional como la
LVBP sin estar tocado por un talento especial para jugar pelota.
Tenía 17
años de edad cuando disputó su primer choque, en la zafra 1991-1992, y a los 18
era sujeto de ditirambos.
Los
Azulejos de Toronto compraron la idea de que el futuro le pertenecía al comprar
también su contrato por 50.000 dólares a los Expos de Montreal, en diciembre de
1994, en el draft de la regla 5.
A los 21
años de nacido ya era grandeliga y siguió siéndolo durante 12 temporadas. Nada
mal para quien reconoció, con brutal honestidad, que todo se lo debe a Dios,
porque nunca trabajó para lograrlo.
De haber
trabajado como otros colegas suyos, digamos como Henry Blanco o Miguel Cairo,
tal vez habrían sido 15 o 18 torneos arriba. Pero aunque nunca se metió en el
cuarto de pesas ni arreció en su ejercitación física, fue figura del Pastora,
de los Caribes y sobre todo del Caracas y Magallanes, antes de recalar como
jugador suplente del infield con sus queridos Cardenales, la novena a la que,
cuando niño, veía emocionado desde las tribunas del estadio Antonio Herrera
Gutiérrez, soñando con ser algún día como Fred Manrique o Williams Ereú.
El largo
recorrido de Pérez está cerca de terminar. Incluye hitos asombrosos, como los 1.000
juegos.
Con un poco
de suerte, puede conseguir la veintena de incogibles que le falta para también
lograr los 1.000 hits. Únicamente seis elegidos han llegado allí: Vitico,
Tovar, Teolindo, Camaleón García, Luis Sojo y Robert Pérez. Este último es el
único que no posee su estatuilla en nuestro Salón de la Fama, pero la tendrá.
Entonces,
¿por qué dudar si Tomasito seguirá los pasos de aquellos inmortales, si tan
parecido a ellos se ve?
Por los
promedios. La baza que argumentan quienes empiezan a asomar la duda está en su
línea ofensiva, que incluye un average de .268 y un slugging de .338 puntos.
Apenas su promedio de embasado de .340 muestra cierto decoro. Son cifras
pedestres, creen algunos.
Puede ser.
Aunque no debemos olvidar cuál ha sido su posición, como infielder de short y
segunda, donde encontrar a quien batee con contundencia resulta poco común.
Tampoco debemos
olvidar su tiempo como utility de importancia en las grandes ligas durante más
de una década. Y mucho menos esas 400 empujadas, que este sábado estaba a punto
de conseguir, pues le faltaban sólo dos.
Llegar a
400 impulsadas aquí es tan difícil como acumular 1.000 cohetes. Apenas lo han
hecho Vitico, Camaleón, Robert Pérez, Antonio Armas, Leonardo Hernández, Luis
Raven y Eliézer Alfonzo.
¿Qué él ha
llegado a esos números gracias a su longevidad? Por supuesto. Pero ¿no es la
longevidad otro mérito a considerar?
Sí, va a
ser un debate interesante el que tendremos, cuando el flaco Tomasito, el emocionante
prospecto de hace dos décadas, finalmente se retire y sea elegible para nuestro
Salón de la Fama.
@IgnacioSerrano
elemergente.com

Ignacio Serrano
Ignacio Serranohttps://elemergente.com/
Soy periodista y actor, y escribo sobre beisbol desde 1985. Durante 33 años fui pasante, reportero y columnista en El Nacional, ESPN y MLB.com, y ahora dirijo ElEmergente.com. También soy comentarista en el circuito radial de Cardenales de Lara y Televen. Premios Antonio Arráiz, Otero Vizcarrondo y Nacional de Periodismo.

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