El Emergente. El gesto de amor de Henry Blanco

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El ex capitán vuelve al equipo del que salió de mala manera, hace más de un lustro, cuando decidió autoinmolarse, dice, para devolver a los Leones a la senda de su tradición

Un acto de
amor a la camiseta sacó a Henry Blanco del Caracas. La afición nunca olvidó a
su gran capitán, el último que ha tenido la institución capitalina.

Aquella autoinmolación
ocurrió apenas terminada la temporada 2007-2008, tras una aparatosa
eliminación. No hay fanático de los Leones que no recuerde el episodio y no
muchos conocen los detalles más íntimos.
El propio
Blanco llamó por teléfono a la redacción de El Nacional y pidió una cita a Humberto Acosta. Quería declarar.
Necesitaba hablar, ante los que consideraba graves episodios de indisciplina,
tolerados por el alto mando. El clubhouse se había relajado. Mancillaban la
camiseta y la institución.

Un
sorprendido Humberto preguntó al grandeliga si estaba consciente de lo que
significaba aquella entrevista. Sí, estaba consciente, respondió Blanco. Pero
era necesario hacer pública la denuncia, aunque le costara su permanencia en el
club.
Quince
temporadas había pasado Blanco con los melenudos, desde que firmó como tercera
base de gran defensa y algunos problemas para batear.
Compañero
de generación de Bob Abreu, Roger Cedeño y Roberto Petagine. Capitán de galones
bien ganados, cuando ya el resto de los grandes no jugaba aquí o se había ido.
Aquel día
que aceptó el sacrificio, perdió su trabajo, su grado y la amistad con Carlos
Hernández, el piloto al que acusó y su mayor maestro en la receptoría, desde
que los Dodgers de Los Ángeles decidieron convertirlo en catcher, para
aprovechar la potencia de su brazo, sus hábiles manos y su inteligencia.
Luis Ávila
estaba tomando la presidencia del conjunto de manos de Ariel Prat y aún lamenta
que Blanco fuera a los medios antes que a él. Nunca le quitó razón a los
argumentos del veterano, sino a la vía de comunicarlos. Quedó atado de manos,
ante la crisis heredada: ni uno ni otro, piloto o jugador, podían continuar con
la divisa.
Blanco
repitió en diciembre pasado, al rememorar su carrera, rodeado de micrófonos, en
el estadio Universitario, el mismo argumento que le dio a Alexander Mendoza, la
tarde de septiembre en que los Leones hicieron oficial su puesta en libertad.
“No me
arrepiento”, dijo entonces, reiteró muchas veces y subrayó nuevamente en la
hora del adiós.
Si su
sacrificio valía el retomar la senda transitada por los melenudos en décadas de
batallas y leyendas, se consideraba bien pagado, aunque debiera contemplarlos desde
el otro dugout.
Y así fue. Bajo
el mando de Frank Kremblas, en la 2008-2009, el orden regresó a la cueva
izquierda de Los Chaguaramos. Y con Dave Hudgens, en la 2009-2010,
reaparecieron las coronas.
Ya no
estaba el viejo guerrero, a quien Rubén Mijares firmó para los Bravos apenas unos
minutos después de ser oficializado su despido, aquel septiembre de emociones
entremezcladas.
Todavía le
quedaban seis temporadas en las grandes ligas, para llegar a 16 y completar un
currículo que algún día le dará una estatuilla en nuestro Salón de la Fama.
“Jamás imaginé
que iba a volver a mi casa”, confesó este miércoles en el Universitario, donde
le aplaudieron todas las veces que actuó como visitante con Margarita; donde le
rindieron una ovación, al sacudir un jonrón contra los capitalinos en su primer
duelo contra la escuadra de toda su vida; donde lo despidieron hace dos semanas,
bajo el cántico “Henry es caraquista”.
Cristóbal
Colón, Pedro Castellano y Carlos Quintana no pudieron decir adiós con las
Águilas. Rafael D’Lima no pudo retirarse con los Tigres. No pudo despedirse
Carlos García con Magallanes, Raúl Pérez Tovar con los Tiburones ni Edwin
Hurtado con los Cardenales.
Pero de vez
en cuando, el destino da un giro y nos ofrece un hermoso epílogo con justicia
poética, como este.
Publicado en El Nacional, el miércoles 9 de enero de 2014.
Ignacio Serrano
Ignacio Serranohttps://elemergente.com/
Soy periodista y actor, y escribo sobre beisbol desde 1985. Durante 33 años fui pasante, reportero y columnista en El Nacional, ESPN y MLB.com, y ahora dirijo ElEmergente.com. También soy comentarista en el circuito radial de Cardenales de Lara y Televen. Premios Antonio Arráiz, Otero Vizcarrondo y Nacional de Periodismo.

1 COMENTARIO

  1. Ignacio que buen articulo, soy un firme creyente del refrán que reza:El buen hijo siempre regresa a casa y aunque no me queda la menor duda que Henry va a seguir con la organización Bravos de Margarita como técnico, que su ultimo juego como activo en Venezuela sea en la instancia que sea lo juegue con la camisa de Leones es definitivamente despedirse en casa, y que la vida le recompenso su lealtad, profesionalismo y ese gran don de gente.
    Saludos

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