Oswaldo Olivares, entre recuerdos: «Una vez me llevaron preso porque no quería que me cambiaran de equipo en México»

Fecha:

El gran hiteador de los turcos todavía añora
batear. Era fanático
de los Leones, pero firmó con Magallanes por maña de Pedro Padrón Panza. Vaya
rareza. Y no podía ser menos. La carrera de este inmortal de nuestra pelota
está salpicada de curiosidades y relatos divertidos

Oswaldo
Olivares todavía ríe cuando recuerda la sorpresa de un familiar que, viendo la
comedia Papita, maní, tostón, gritó en
pleno cine, al escuchar la interrogante que un personaje planteó en una de las
escenas: ¿Quién es la ex estrella del Magallanes que sólo dio un jonrón en su
carrera de dos décadas? “¡Mi tío, el Gago Olivares!”, cuenta que exclamó el
pariente, para sorpresa de todos en la sala de proyección.

Este
antiguo jardinero, hoy empresario de la industria del vestido —tiene una
pequeña fábrica de uniformes deportivos— es indetenible cuando habla, como
antes cuando bateaba. Lo admite. Puede hablar durante horas de su tiempo en el
diamante, los compañeros de siempre y esa alegría que le ha acompañado desde la
infancia, cuando jugaba en Casalta y era lanzador.
-¿Qué es lo más extraño que le sucedió en el
beisbol?
-Me pasó en
México. El dueño de los Diablos Rojos era Charita Mansur, que en paz descanse,
y me cambió al Córdova, el equipo de su hijo Roberto. Me negué. Yo no quería
irme de Ciudad de México. Eso era como ir de Nueva York a una ciudad más
pequeña que Valencia, y yo estaba bateando como .380 esa temporada. Como me
negaba, al llegar al autobús del equipo, me esperaban dos policías.

“El
comisario quiere hablar con usted”, me dijeron. Me llevaron con ellos y pasé
cinco horas detenido. Bueno, en una oficina y viendo televisión, pero detenido.
El juego comenzaba a las 8 pm. Finalmente, hablé por teléfono con Roberto
Mansur, el dueño del Córdova, y como a las 7 pm me uniformé. Pero con los
Diablos Rojos.
-¿Cuál es su recuerdo más antiguo en el
beisbol?
-Pitcheando,
en Casalta. En un juego de categoría infantil ponché a 13. Y en junior, una vez
ponché a 26 en un juego.
-¿Cómo llegó el beisbol a su vida?
-Por mis
hermanos. Todos jugaban, aunque yo fui el único que se metió en esto. Éramos
buenos.
-¿Y alguno era mejor que usted?
-Mi hermano
Harry practicaba todo el tiempo. Dicen que Otto era mejor que yo. Pompeyo
Davalillo lo decía. Era pitcher y buen bateador. Pero todos se graduaron e
hicieron sus carreras.
-¿Nunca pensó en hacer lo mismo que ellos?
-Claro. Yo
presenté mi examen de admisión en el Pedagógico y pasé. Iba a estudiar Educación
Física.
-¿No practicó otros deportes?
-Atletismo,
en el liceo. Corrí 10’8 en los 100 metros planos, sin entrenamiento, a los 16
años de edad. Horacio Estévez quería que me dedicara a eso.
-¿Quién lo descubrió como pelotero?
-Pompeyo
siempre me tuvo en la mira. Y también el mejor periodista de beisbol que ha habido,
Rodolfo José Mauriello. Se emocionó mucho cuando firmé con el Magallanes. Era
buscador de talento del equipo.
-Pero si Pompeyo estaba al tanto, ¿cómo dejó
que firmara con Magallanes?
-Porque los
señores Alberto Raidi y José Ettedgui me invitaron a practicar, y yo viajaba a
Valencia, a ver los juegos. Ellos me adoptaron. Cuando Saturnino Escalera me
firmó para los Mets, llamó a Pedro Padrón Panza para decirle que le tenía al
zurdo que estaba buscando. Entonces, Padrón le dijo al Magallanes que me entregaría
si le daban a cambio a Víctor Colina. Yo no había firmado con La Guaira, pero
los Mets le habían dado la opción a Padrón Panza y la gerencia del Magallanes
por entonces era muy sana, no tenía la malicia de Padrón.
-¿Usted siempre fue magallanero?
-No,
caraquista. Fanático de Víctor Davalillo y César Tovar. Pelotero de mi época,
zurdo, que hubiera visto a Davalillo, tenía que ser caraquista. Y Pompeyo vivía
en Propatria, nos daba prácticas en los Criollitos cuando terminaba el beisbol
profesional. Pompeyo era candela. No se cansaba. Todo el mundo quería que lo
entrenara él. Como premio, traía a su hermano Vitico y a otros jugadores del
Caracas.
-Pero entonces, ¿por qué firmó con el
Magallanes y no con Caracas? ¡Si  además de
todo era caraquista!
-El “Loco”
Torres, que en paz descanse, me llevó donde Oscar Prieto padre. No me quiso
firmar. El “Negro” le dijo al “Loco” que ya tenía muchos zurdos.
-Así que firmó con Magallanes y dejó de ser caraquista.
-Uno cambia
cuando firma. Me encantaba jugar en el Universitario. Desde el rightfield veía
el aviso de la Savoy encendido y tenía el Ávila al fondo. Ahora vivo en
Valencia, pero que me perdonen los valencianos: un Caracas-Magallanes en el
Universitario es la gloria. Me encantaba jugar los domingos allá, porque los
periodistas bajaban al terreno con sus libretas. Hablabas con Cristóbal Guerra
y podías salir en El Nacional. Antes,
salir en los periódicos era muy difícil. No era como ahora. Por eso, yo jugaba
con más fuerza los domingos, para salir el lunes en la Pantalla. Jugar en Caracas era como hacerlo en el Yankee Stadium.
-¿Puede escoger un recuerdo con su mejor
momento en el campo? Uno solo.
-Cuando
rompí el récord de hits de la Liga de Carolina, en clase A. Eso fue un logro.
Claro, como no fue en las grandes ligas, no se le da tanta importancia, pero
fueron 208 hits en 138 juegos, en 1977. Si no, pueden ser los outs que saqué en
la Serie del Caribe, en Puerto Rico. Todo el mundo habla del jonrón de Mitchell
Paige para ganarle a República Dominicana, pero si yo no saco a esos dos
corredores en el home, no hay sexto juego. Eso está allí. Aunque yo, si bien soy
muy hablador, no soy bocón. No voy a estar repitiendo lo que hice, todo el
tiempo.
-¿Y fuera del diamante, siendo pelotero? ¿Con
qué se queda?
-Llegar en
el autobús del Magallanes. Eso era increíble. Muchas veces, cuando ganábamos,
nos seguían en caravana 10 o 15 carros, hasta Hoyo de La Puerta. Nos perseguían
las fanáticas, la gente nos tocaba corneta, nos buscaban donde nos parábamos a
comer. Hoy, si te hacen eso, temes que te van a robar.
-Entre las cosas tristes, ¿qué fue lo peor?
-Me
faltaron 26 hits para los 1.000 en Venezuela. En México sí los di. Cuando los
Petroleros me dejaron libre, en 1993, le pedí un chance con el Magallanes a
Alfredo Guadarrama. Me dijo que tenía un pelotero joven, Cheo Malavé, y que lo debían
poner a jugar. Le dije a Oscarcito Prieto y me respondió que en el Caracas
estaban full. Hasta allí llegué. No era una obsesión, pero me hubiera gustado
dar los 1.000. Carlitos González decía que yo era el mejor primer bate del
Caribe, porque tomé cuatrocientos y pico boletos. Sí, yo tomaba pitcheos. No voy
a criticar a Bob Abreu, pero si él no hubiera cogido tantos pitcheos, habría
impulsado 1.800 o 1.900 carreras en las grandes ligas.
-Y también hubiera fallado más veces. Y habría
tenido menos average de bateo, en consecuencia. Lo mismo usted.
-Bueno, son
cosas que analizo. Pero como yo me sentía tan confiado, aguantaba un strike
casi siempre. Entre boletos y hits, estaba en base dos veces o dos veces y
media de cada cinco.
-Tantos hits y sólo un jonrón, eso es curioso.
-Mi
sobrino, en diciembre, estaba viendo la película Papita, maní, tostón y de pronto sale mi nombre. Giosi Palmisano me
dio el regalo de traerse a los artistas como invitados a un juego del
Magallanes en Valencia, a finales de la temporada. Es que Palmisano es un
fenómeno.
-¿Cuándo dejó de ser lanzador?
-En 1974.
En mi primer año, en la rookie, tuve
récord de 3-1, bateé .320 y en un juego le metí dos ponches a Eddie Murray. Él llegó
luego al Salón de la Fama. Yo sigo siendo un rookie.
-¿Qué le faltó para llegar a las grandes ligas,
siendo tan buen bateador? Y zurdo, además.
-Los Mets
me dejaron libre y me firmaron los Piratas. Ellos tenían a Omar Moreno, Miguel Diloné,
Mike Easler, Don Robinson. Aunque en realidad no sé qué pasó. Los Piratas
estaban en el tope, en los años 70. Algunos dicen que tomé mucho peso. Yo creo
que no. Siempre corrí y bateaba triples. No sé.
-¿Guarda muchos recuerdos, sus viejos
uniformes?
-Tengo
pelotas, bates, de todo. Pero uniformes no. Y eso que ahora tengo una fábrica
de uniformes. Jamás me robé ni pedí uno de mis uniformes. Ahora me hago el que
yo quiera.
-¿Cuál es el que objeto que guarda con más
cariño?
-La
condecoración que me dio Luis Herrera, la Orden al Trabajo en su tercera clase.
Mi papá me decía: “Trabajé cincuenta y pico de años y nada. Y tú, a los veinte
y tantos, ya te la dieron”. Eso fue en 1980. El que va a mi casa ve los
trofeos, los reconocimientos. Pero cuando me dieron esa condecoración, me
emocionó mucho. Siempre me ponía el pin. Por entonces todavía tenía el pelo
negro.
-¿Cómo tomó su cambio a los Tigres?
-Aquí en
Venezuela los cambios se daban por bronca. Magallanes tuvo muchos planes en ese
tiempo, uno tras otro, y nada salió. Me agarró por sorpresa, totalmente. Me fue
muy bien en Maracay, pero jugar con Magallanes fue lo mejor que me pasó y me
hubiera gustado pasar ahí toda mi carrera.
-¿Cuál fue el pitcher más difícil para
batearle?
-Luis Leal.
Luis Mercedes Sánchez tiraba a 94 millas por hora, pero yo le bateaba. Luis
Aponte era una sopita. Y Luis Peñalver. A Peñalver siempre lo vacilo con eso.
Bateo es relax, concentración. A Greg Maddux le di como cinco hits, cuando vino
con las Águilas. Pero sí, el más difícil fue Leal.
-¿Echa de menos jugar pelota?
-Claro. La
última vez que fui a Caracas, el juego fue a mediodía. No hay nada como jugar
beisbol de día. Eso era para guapos. Algunos tenían problemas con la tensión,
los trainers debían ponerles a oler amoníaco. Para mí, eso era lo máximo: el
estadio full, un domingo en Caracas o Maracaibo, con el olor a los pinchos “de
gatos”, los vendedores de naranjas. Y ese sol.
-¿Va a menudo al Salón de la Fama, a ver su
estatuilla allí, con amigos o familiares?
-No, no lo
hago. Pero voy cada vez que hay una nueva exaltación de peloteros, y me veo joven,
con la melenita. Es agradable. A lo mejor, cuando tenga más edad, pediré que me
lleven. Ahora no me da tanta nota. Sé que estoy allí, que la gente me reconoce
y ya.
-Gago, usted no es gago. ¿Por qué le dicen así?
-Eso es
ahora. Antes sí lo era. Y siempre fui el que hablaba más. Por eso me buscaban
los periodistas. Aunque era gago.
El dato:
Olivares dio 974 hits en la LVBP.

Publicado en El Nacional, en versión corta, y en el-nacional.com, en su versión completa, el domingo 23 de febrero de 2014.
Ignacio Serrano
Ignacio Serranohttps://elemergente.com/
Soy periodista y actor, y escribo sobre beisbol desde 1985. Durante 33 años fui pasante, reportero y columnista en El Nacional, ESPN y MLB.com, y ahora dirijo ElEmergente.com. También soy comentarista en el circuito radial de Cardenales de Lara y Televen. Premios Antonio Arráiz, Otero Vizcarrondo y Nacional de Periodismo.

6 COMENTARIOS

  1. Una persona como el extraordinario beisbolista Sr. Oswaldo Olivares merece admiración y respeto por su nobleza carisma y humildad ademas de sencilles…un caraquista prestado al magallanez buen contertulio…Dios lo bendiga hermano mío…

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