Emergente
Armando Galarraga |
Ya
conocemos la historia. Muchos aficionados y periodistas advirtieron que la
utilización de las repeticiones de TV demoraría el juego. Que la tecnología no
es infalible y se roba el factor humano, condimento imprescindible.
conocemos la historia. Aquellos que temían lo peor se sientan hoy a disfrutar
del Roland Garros y de cualquier otro torneo tenístico, donde las repeticiones
son comunes y los pronósticos agoreros han sido olvidados. Hace mucho que
terminó esa polémica en el tenis.
polemiza en el fútbol americano, el deporte espectáculo con más espectadores
por juego en Estados Unidos.
se ha aplicado la tecnología para optimizar la toma de decisiones, el juego ha
mejorado.
esa tendencia que tenemos los seres humanos a resistirnos al cambio. Es tan
natural como la invasión de la tecnología en todos los aspectos de la vida.
Esta, al final, se impone. Es imparable. No hay forma de contener la llegada
del futuro.
por conservar el beisbol desde una posición realmente purista, deberíamos
volver a las pelotas de antes, a los uniformes de algodón, a los spikes
metálicos. Los peloteros deberían jugar sin cascos y los guantes deberían ser
unos meros protectores de la mano limpia.
mantuviéramos el deporte de nuestros amores tal como era, el pitcher debería
batear, las rotaciones serían de tres hombres y los estadios serían
interminables potreros de
pies
catchers no usarían protección. Las mascotas serían meros almohadones para
parar el pitcheo. Coors Field aún sería un polígono de tiro, porque no
usaríamos el humidificador para las pelotas. Los equipos viajarían en tren, de
ciudad en ciudad.
trazamos la raya? ¿Dónde termina la hermosa tradición y comienza la odiosa
modernidad?
beisbol siguiera siendo como en sus orígenes, ni siquiera existiría el
profesionalismo y mucho menos las grandes ligas. No habría transmisiones de TV
a diario, de todos los encuentros, todos los días del calendario. No existirían
los playoffs ni el juego salvado, esas criticadas invenciones de finales de los
años 60.
por gracia de Dios, ha cambiado cada año, desde que comenzó a hacerse popular
en las riberas del Hudson, hace más de 150 años.
cerca, el cambio es imperceptible. ¿Qué diferencias tuvo este deporte entre
2010 y 2011? Pero el contraste es brutal cuando se observa de lejos. Entre 2010
y 1950, por ejemplo. O entre 1950 y 1910. O entre 1910 y 1870, cuando los
Medias Rojas de Cincinnati recorrían el este de Estados Unidos, popularizando
el beisbol profesional.
revisar las repeticiones toma mucho tiempo? Hallarán el modo de reducirlo. ¿Que
acaban con el sabor del juego, porque han reducido las discusiones entre
manager y umpires? Es debatible, pero también es cuestión de gustos; esta
semana expulsaron a Joe Girardi de un encuentro y también hay espectadores a
quienes fastidia el tiempo que se pierde con interminables protestas.
hallar centenares de ejemplos puntuales sobre cuán anticlimática puede ser una
decisión revertida por esta vía. El extremo: que el último out de una Serie
Mundial sea reevaluado como safe y el choque deba continuar. O que sea
ratificado como out y la celebración sea fría, casi fingida.
el mecanismo no se aplicara desde hace años. Armando Galarraga no habría
celebrado como quería su juego perfecto, es verdad, porque habría tenido que
esperar uno o dos minutos con los brazos en jarra, sobre la loma. Pero
finalmente habrían revertido el error del umpire James Joyce y el nombre del
venezolano estaría en el libro de récords.
tienda a perfeccionar un procedimiento que imparte justicia debe ser visto con
buenos ojos. Pero incluso esto es debatible. Queda entonces el argumento final,
abrumador, definitivo: el cambio llegó para siempre. Ha sido así desde que el
mundo es mundo. Nos toca aceptarlo, sea con gozo o con resignación.
han asomado como queja que entonces habrá que acostumbrarse a que las máquinas
decidan. Que no habrá árbitros, sino cámaras, chips y computadoras.
algún día no habrá árbitros, sino cámaras, chips y computadoras. Pero no nos
habremos dado cuenta, porque quizás ya hayamos dejado esta vida o porque el
verdadero salto se nota al comparar no año con año, sino generación con
generación. Lo progresivo apenas se ve.
normal que un pelotero batee por el pitcher, aunque no juegue a la defensiva.
Pues bien, eso acabó con el precepto más elemental del beisbol: que este es un
juego de nueve contra nueve.
creación del designado, desde 1972 seguimos repitiendo que nuestro pasatiempo
favorito es un juego de nueve contra nueve. Vaya despiste. O vaya autoengaño.
la vida, es imposible desterrar la tecnología de los diamantes, este deporte
que ahora es un juego de diez contra diez, sin que la mayoría de quienes se
resisten a los cambios haya advertido tan poético detalle.
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Publicado en El-Nacional.com, el viernes 16 de mayo de 2014.
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