Memorias de Baudilio

Fecha:

El gran catcher de Venezuela sigue vivo en los corazones y el recuerdo de quienes compartieron con él, a 25 años de su partida

Antonio
Armas siempre tenía un chinchorro en los tiempos en que reinó como el gran
jonronero de Venezuela. Lo colgaba en la parte baja del estadio Universitario, lejos
de los ojos del público. En esa quietud, el fiero toletero se echaba en las tardes,
después de almorzar temprano y antes de comenzar las prácticas de los Leones.



Armas dejaba
el chinchorro para ir a soltar los músculos, batear en la jaula y prepararse
para otra jornada de trabajo. Pero de vez en cuando, escuchaba una voz que le
sacaba antes de tiempo de su lugar favorito.


“Bueno, compadre,
me presta el chinchorro, que ahora me toca descansar a mí”, oía el cuarto bate
del Caracas.


Era
Baudilio Díaz, que acababa de llegar.


Armas y
Díaz eran amigos cercanos, no sólo compañeros de cuarto. “Éramos como hermanos”,
recuerda el actual coach de los melenudos. “Él era muy echador de broma. Pero a
veces no sabías si estaba bromeando o estaba bravo de verdad. Así era él”.



Hace 25
años que se marchó el gran receptor de Venezuela, el primero de la embajada
nacional en un Juego de Estrellas de las Grandes Ligas y en una Serie Mundial.
En noviembre de 1990, siendo todavía jugador activo, dejó su última huella en
la memoria de tantos que le conocieron.


“Recuerdo
cuando estábamos empezando nuestra carrera, con los Llaneros de Portuguesa”,
sonrió Luis Salazar, bigleaguer como él, yendo a los tiempos de los llamados “Tibuleones”
de 1975. “Estábamos novatos, ganábamos sueldo mínimo y no nos quedaba otra que
vivir en la sede de la policía de Acarigua”.


Los
peloteros establecidos se alojaban en el hotel Majagua y una noche hubo fiesta para
todos.


“Nos
regresamos caminando y eran varias cuadras llaneras”, siguió Salazar. “Íbamos
con Pipo Correa, Morocho Moreno y Leonel Durán. Se acercó un carro de policía y
Baudilio nos dijo: ‘Aquí conseguimos la cola’. Estaban reclutando y nos
montaron a todos en la patrulla. Pero cuando llegamos a la estación, él les dio
las gracias. Los policías no sabían que vivíamos allí. Se echaron a
reír”.


Bromista empedernido
y fiero competidor. Así lo llevan consigo quienes compartieron con él.


“Cada vez
que yo venía a batear, cogía un puñado de tierra y me la echaba en el zapato”,
contó Ángel Bravo, miembro del Salón de la Fama como él, como Armas y Salazar. “Yo
le decía: ‘Te voy a robar segunda y tercera base’. Y él lo que hacía era reírse”.


Nadie
compartió con él más momentos alegres o difíciles que Armas.


“Era buena
gente”, subrayó el gran jonronero.


“Buen padre
de familia, serio y dedicado a su trabajo”, apuntó Bravo.


“Cuando
cruzaba las líneas del terreno, sólo pensaba en ganar”, asintió Salazar. “Pero
en el clubhouse siempre estaba de buen humor, poniéndole sobrenombres a todo el
mundo”.


“No era
egoísta, siempre humilde”, agregó Alfredo Pedrique, su antiguo rival. “Me dio
tremendos consejos cuando llegué a las Grandes Ligas. Y era muy inteligente
detrás del home, con excelentes manos, un brazo excepcional y movía muy bien
los pies”.


Tan bueno
era, que el velocísimo Bravo nunca pudo robarle segunda y tercera, como tantas
veces le prometió.
«Culpables» del récord
Alfredo
Pedrique recuerda el roletazo que perdió aquella tarde en el estadio
Universitario, jugando con los Tiburones.
“Era un rolling para dobleplay y
cerrábamos el inning”, relató. “Se me cayó y el inning siguió vivo. Entonces
vino a batear Baudilio y dio el jonrón del récord. Cuando llegamos al dugout, Aurelio
Monteagudo me regañó. Él era el pitcher. ‘¿Te fijas? Si no haces ese error, yo no
salgo en los periódicos’, me dijo de manera muy cómica”.
Ángel Bravo
estaba en la cueva del Caracas ese día, con Díaz todavía igualado con Bob
Darwin, a la búsqueda del vigésimo cuadrangular.

“Antes de ese turno, agarré un
bate y le dije: ‘Vas a batear con este’. Y con ese, dio el jonrón”.

Fue en
enero de 1980. Desde entonces, es una leyenda de nuestro beisbol.
Publicado en El Nacional, el domingo 29 de noviembre de 2015.
Ignacio Serrano
Ignacio Serranohttps://elemergente.com/
Soy periodista y actor. Escribo sobre beisbol desde 1985. Dirijo ElEmergente.com. Soy comentarista en el circuito radial del Cardenales de Lara y en Televen, tanto en las transmisiones de la LVBP como en la MLB. Premios Antonio Arráiz, Otero Vizcarrondo y Nacional de Periodismo.

1 COMENTARIO

  1. Grandes peloteros de aquella época, amaban al béisbol y su gran objetivo ganar. Nada ver con estos peloteros de ahora, que en el caso de Los Leones del Carcas son una caricatura, la muestra más evidente es el fracaso estrepitoso del equipo en las ultimas temporadas acompañada de una gerencia pésima encabezada por Avila

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