El receptor de las Águilas habló sobre su premio como Regreso del Año y de la clave para volver a mostrarse como un pelotero de alto nivel
Foto: Liga Venezolana de Béisbol Profesional |
Gerardo Boscán Villasmil
@GerardoBoscan
Este miércoles se conoció el primer premio por votación en la Liga Venezolana de Béisbol Profesional con la elección de Jesús Flores como Regreso del Año, premio que honra y lleva el nombre de Luis Salazar.
Jesús Flores llegó a las Águilas del Zulia vía cambio desde los Caribes de Anzoátegui junto con el talento zuliano Yohel Pozo por el lanzador derecho Yeiper Castillo.
Los rapaces obtuvieron, con creces, más de lo que buscaban con el cambio. Consiguieron en Flores no solo a un receptor que fuera parte de una de las más sólidas líneas centrales de la Liga Venezolana de Béisbol Profesional, sino también uno de los mejores bateadores en promedio y producción del campeonato.
También ayudó a encaminar, por al menos ocho semanas, al mejor pitcheo de la liga, plagado de lanzadores jóvenes. También, junto con Alex Delgado, a desarrollar a otras piezas rapaces como Francisco Arcia y José Queliz, y en la transición de Wilson García.
El galardón que recibirá en lo próximos días junto con los otros grandes de la campaña fue un premio a la constancia del receptor sucrense.
«Vengo de una temporada donde decidí no jugar fuera de los Estados Unidos u otra liga profesional. Una decisión difícil, pero pensando en mi futuro, donde me preparé mucho en el fortalecimiento de mi brazo. Gracias a Dios se dieron los resultado que todos conocen en esta temporada», expreso Flores después del último entrenamiento antes de partir a Puerto La Cruz para iniciar la semifinal, este jueves.
«Las Águilas me dieron una oportunidad bastante grande de manejar un staff de pitcheo bastante joven, con mucho talento. Obviamente vine enfocado para eso. Aporté lo mejor de mi y los frutos de esta temporada fueron satisfactorios»,
Flores entregó un ingrediente, tal vez, poco esperado por la gerencia y la afición zuliana. Se conoce de Flores por su capacidad para llamar los encuentros con sus lanzadores, pero también por su buena ofensiva.
El nacido en Carúpano bateó para una línea de .323 de promedio, .389 en porcentaje de embasado, .484 de slugging y .873 de OPS, sumado a un babip de .364.
«La influencia que pude tener fue para producir para ayudar al equipo a estar donde estamos», aseguró. «Quise enfocarme, durante mi descanso, en recuperarme del brazo ya que eso afectó mi ofensiva y de ahí el bajón que tuve en los pasados años. Tenía una debilidad muy grande y eso me afectó».
El premio, el que obtuvo en una cerrada votación por encima de quien hoy es su compañero equipo, José Tábata, espera que pueda traerle mayores frutos en el futuro cercano con un regreso al béisbol organizado.
«Es una motivación mayor para mí, el sentir que sí pude dar los resultados, que sí puedo dar como jugador lo que todos conocen, y que por algo me ayudó a debutar joven en las Grandes Ligas, y ser catalogado un un receptor ofensivo en esta liga. Me sentí orgulloso y satisfecho al saber la noticia».
Flores, apenas llegó al campo de entrenamiento de los rapaces, recibió la confianza de ser el primer receptor. Su ofensiva, notable todo el año, le valió para ser utilizado como designado en los encuentros donde recibió descanso por parte de Lipso Nava.
«Ser titular a diaio me dio mucha confianza, esa estabilidad mental de prepararme para hacer lo que puedo. Se me hizo fácil gracias al apoyo de todos mis compañeros, los técnicos, la gerencia».
Los siguientes pasos del careta con experiencia de 10 temporadas en la Lvbp no se quedan en lo alcanzado con los occidentales en la zafra 2016 – 2017.
No me siento conforme con esto, quiero seguir compitiendo, dar lo mejor de mí. Obviamente, con un pronóstico que me abra las puertas en Estados Unidos. De no ser así, ir a la pelota mejicana u otro lado hasta conseguir una oportunidad afuera».
Para este año, y en comparación a la temporada 2011 – 2012, Flores no se hizo de ambiciones personales ni rumores acerca de la posibilidad de ganar un premio individual.
En aquel entonces, cuando formaba parte de los Navegantes del Magallanes, cubrió por 56 compromisos la posición número dos del campo, con .330 de promedio, ocho bambinazos y 39 carreras traídas al plato. Sus números le valieron atención para justificar que disputara el premio al Jugador Más Valioso del Año, premio que terminó llevándose Gregor Blanco.
«Sigo deconociendo, en parte, el cómo es la ecuación o tratar de escoger el premio que se lleva el Más Valioso. Para mí el MVP, en cualquier nivel, define al que impulsa o ayuda a ganar al equipo como tal. En ese momento, pensé que era la persona que había hecho todo lo posible para merecer ese premio. La defensa es una parte especial que está en el juego. El desgaste, como líder en esa posición es desgastante. En ese momento tuve más de 50 juegos, muchos turnos y buena producción.
Esta temporada no quise hacerle caso al asunto para no estar preparado y no caer en malos comentarios. Sí lo hago (ganar el premio) fue porque lo demostré . Gracias a Dios se dieron bien para mí».
EL DATO: Jesús Flores conectó en esta temporada sus primeros dos triples en su carrera en la pelota venezolana en 308 encuentros disputados.
@GerardoBoscan