Los Navegantes del Magallanes anunciaron este sábado los
nombres de los nuevos integrantes del Salón de la Fama del equipo, una
designación que tiene sabor especial, por ocurrir en el marco del centenario
del nacimiento de la divisa.
Cuatro serán los nuevos exaltados al pasillo de la gloria
que recibe los rostros y logros de los que hasta ahora han sido escogidos para
el pabellón. Entre ellos, se contarán el lanzador Ramón García, el jardinero Richard
Hidalgo y el utility Melvin Mora.
que recibe los rostros y logros de los que hasta ahora han sido escogidos para
el pabellón. Entre ellos, se contarán el lanzador Ramón García, el jardinero Richard
Hidalgo y el utility Melvin Mora.
Se trata de tres nombres de fuste en la exitosa dinastía que
labraron los bucaneros entre los años 90 y comienzos de la década de 2000.
labraron los bucaneros entre los años 90 y comienzos de la década de 2000.
También será inmortalizado el ejecutivo Santiago Sánchez González.
Para Mora, se trata de una segunda consagración.
Previamente, fue incluido por los Orioles de Baltimore en el Salón de la Fama
de esa escuadra de Grandes Ligas, en la que brilló después de ser uno de los
tripulantes de más éxito con los navieros.
Previamente, fue incluido por los Orioles de Baltimore en el Salón de la Fama
de esa escuadra de Grandes Ligas, en la que brilló después de ser uno de los
tripulantes de más éxito con los navieros.
Sánchez González es un recordado dirigente, a quien le tocó
arriar velas y luchar contra el temporal causado por las eliminaciones
ocurridas entre 1980 y 1982. Eso, más la crisis económica que vivió Venezuela a partir de 1983, llegó a hacer que en
un momento el ejecutivo incluso hipotecara su casa para poder pagar las deudas
de la novena, a la que condujo entre 1982 y 1989. Dejó echadas las bases para la feliz
explosión de éxito deportivo que ocurriría en la década siguiente.
arriar velas y luchar contra el temporal causado por las eliminaciones
ocurridas entre 1980 y 1982. Eso, más la crisis económica que vivió Venezuela a partir de 1983, llegó a hacer que en
un momento el ejecutivo incluso hipotecara su casa para poder pagar las deudas
de la novena, a la que condujo entre 1982 y 1989. Dejó echadas las bases para la feliz
explosión de éxito deportivo que ocurriría en la década siguiente.