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Esto que va quedando de los Interligas

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Ignacio Serrano
Bob Abreu
Medias Blancas y Cachorros chocan por estos días en el
Wrigley Field. Es un clásico del beisbol. Son los equipos de la segunda ciudad
más grande de los Estados Unidos, que disputaron la Serie Mundial de 1906 y no
se ven las caras a menudo, a pesar del atractivo que puede tener para efectos
del mercadeo y afición.
Los juegos Interligas todavía tienen algún atractivo, cuando
coinciden equipos con tanta historia en común. Tiene un sentido especial para
la fanaticada cuando los Yanquis y los Mets se miden en Nueva York, o cuando topan
los dos equipos del área de Los Ángeles, Dodgers y Ángeles.
En 1997 eran una novedad. Durante casi un siglo, los equipos
de la Liga Americana solamente jugaban contra sus pares de la Liga Nacional en el
Spring Training y la Serie Mundial. Cruzar a los elencos de ambos circuitos fue
uno de muchos aciertos del por entonces comisionado Bud Selig, cuyo mandato
estuvo lleno de logros y sombras.


Eran tan importantes los Interligas, que una vez, en 2001,
de visita en The Ballpark, en Arlington, encontramos en una tienda varios pines
coleccionables que conmemoraban las series que los Rangers habían disputado esa
temporada con escuadras de la Nacional.
Selig finalmente propuso dos circuitos con 15 equipos,
mudando a los Astros a la Americana, y terminó con la novedad. Los Interligas
dejaron de celebrarse en momentos puntuales de la campaña, usualmente finales
de mayo y poco antes de julio, y se convirtieron en parte de la cotidianidad.
Todos los días hay por lo menos un duelo de estos, hoy, salvo en algunas
jornadas en que hay novenas libres.
Todavía es posible ver algunas cosas llamativas, como esta
visita de los Medias Blancas a los Cachorros. El miércoles, por ejemplo, Carlos
Carrasco tuvo que tomar un madero. El as larense no suele batear con los Indios,
pero Cleveland estaba de visita en Milwaukee, así que le tocó. Y tuvo el tino
de conectar un sencillo con hombre en tercera, para empujar su primera carrera
en las Mayores. Fue apenas su segundo hit como bateador en 21 turnos.
Hubo una época en que varios venezolanos aparecían entre los
líderes de todos los tiempos en juegos Interligas. Solíamos hacer un trabajo con
esos datos en El Nacional, por la
novedad de ver a varios compatriotas entre los mejores en algunos departamentos.
Todavía es posible encontrar alguno. Nadie ha tomado más
bases por bolas que Bob Abreu en duelos entre las dos ligas. El Comedulce sumó
173, dos más que Jim Thome y ocho por encima de Barry Bonds. Miguel Cabrera es el
quinto mejor empujador con 182, a punto de desplazar a David Ortiz (183) y
Torii Hunter (188), lo que le dará la tercera posición global. Magglio Ordóñez
es cuarto con .332 de average, un departamento que lidera, con .341, el
inmortal Mike Piazza.
Únicamente Mariano Rivera tiene más apariciones que Francisco
Rodríguez, 113 contra 112 del caraqueño, y lo mismo ocurre con los salvados, 75
contra 51. Freddy García todavía es quinto con 25 victorias y Félix Hernández
es cuarto entre los principales ponchadores con 290.
Hay más. Gerardo Parra es séptimo con 11 triples y Cabrera
está entre los 10 primeros en hits, dobles, extrabases y jonrones. Pero ya los
Interligas no son lo que era antes. Salvo que choquen los Cachorros y los
Medias Blancas.
Columna publicada en El Nacional, el sábado 12 de mayo de 2018. 

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