¿Cómo cambiaron a Freddy Galvis? Las claves para entender ese embrollo

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EL EMERGENTE
Por Ignacio Serrano
¿Cómo cambiaron a Freddy Galvis? Es la pregunta de muchos,
luego de conocerse el paso del campocorto de los Azulejos a los Rojos. ¿Acaso esta
temporada no estaba prohibido hacer intercambios vía waivers a partir del 1° de
agosto?
Sí, la regla cambió. Ya no es factible traspasar peloteros
en la MLB hasta el final de la Serie Mundial, ni a través de waivers ni de
manera directa. Nada, cero. Es imposible.
Pero hay dos detalles que rápidamente permiten entender con
claridad lo sucedido, en este nuevo panorama reglamentario de las Mayores.
Primero, ya no es posible hacer cambios con jugadores
protegidos en roster de 40. No es posible negociar con bigelaguers. Pero aún es
posible hacerlo con ligamenoristas. Ocurrió la semana pasada con José Lobatón,
que pasó de los Marineros a los Dodgers, sin inconveniente. El receptor
portugueseño estaba en Triple A, no estaba en la nómina de protegidos, y fue
vendido a Los Ángeles, todo legalmente.
Pero acá entra la segunda clave: Galvis no fue cambiado,
técnicamente hablando.
La línea de waivers sigue vigente. Los elencos que acuden a
ella pueden simplemente tomar al pelotero allí expuesto, pagando un pequeño
impuesto y adquiriendo también todas las responsabilidades contractuales
(salario, bonos y opciones futuras). Cincinnati se hizo del falconiano sin enviar
algo a Toronto. No hubo cambalache, sino una simple cesión.
La confusión nace del recuerdo de cómo se usaba este
mecanismo para hacer pactos hasta el 31 de agosto. Un club ponía a alguien en
waivers revocables y, si alguien lo pedía, únicamente podía ser cambiado a esa
novena, pero si nadie lo quería, el conjunto quedaba liberado para traspasarlo
a quien quisiera, siempre y cuando fuera por alguien fuera del roster de 40 o
por otros que también hubieran sido colocados en waivers revocables.
(Ojo con esa diferencia: solamente en waivers NO REVOCABLES es
imposible echarse para atrás y hay que dar al involucrado sin recibir nada.)
Los Azulejos ya no tenían cabida para Galvis. Lo dejan ir
entre elogios por su rendimiento ofensivo, su guante, actitud y liderazgo. Los
canadienses están en reconstrucción, trabajando para el futuro, y subieron al
camarero Cavan Biggio, al antesalista Vladimir Guerrero Jr. y ahora al
torpedero Bo Bichette. Todos están bateando. Se están formando para 2020.
Necesitan jugar a diario.
El peninsular ya no tenía dónde alinear, como no fuera siendo
designado de vez en cuando o como utility. Toronto debía pagarle todavía cerca
de un millón de dólares, con otro millón adicional si no ejercían la opción
para la campaña entrante. ¿Qué ganan con esto? Se ahorran una cantidad
considerable, poco más de dos millones de dólares, sabiendo que no lo iban a
renovar, que tampoco están compitiendo por los playoffs y que no había dónde
darle tiempo de acción. Si tenían una duda en cuanto a dejarlo en el Rogers Centre
y pagarle todo ese dinero para quedarse en la banca y ser un maestro de los
tres jóvenes, ya vimos cuál fue la preferencia.
¿Y qué ganan los Rojos? No están eliminados en su división,
pero es altamente improbable que con ese récord negativo puedan remontar y
entrar a octubre. También deben pensar en 2020. El barinés José Peraza no ha fructificado
como esperaban, el cubano José Iglesias será agente libre y en Galvis adquieren
a un shortstop de élite, pronto a llegar a su segunda cosecha de 20 jonrones,
que va a seguir bateando en el amigable Great American Ballpark y, esto es más
importante todavía, que les costará apenas 5,5 millones de dólares en la justa
venidera, un precio muy asequible por alguien de esas características, que
costaría más si acudiera al mercado de agentes libres.
Recordemos que Cincinnati tiene un cuerpo de pitcheo sólido,
con brazos que apuntan al largo plazo. Con este campocorto van a ser un poco
mejores. Tiene mucha lógica, aunque sea un movimiento tan inusual.
La única duda que queda es saber si la gerencia de Toronto
sondeó a sus colegas, antes de acudir al waivers. Es muy probable que sí, que
ya supieran que los escarlatas tomarían al jugador, sabiendo que, de otro modo,
no sería sacado del roster de los canadienses y eventualmente les costaría
mucho más dinero en noviembre.
No hemos encontrado nada sobre eso en la prensa de ambas ciudades.
Pero si hubo comunicación, no es ilegal. Tampoco fue un cambio. Y a pesar de
eso, fue un negocio ganar-ganar.
Ignacio Serrano
Ignacio Serrano
Ignacio Serranohttps://elemergente.com/
Soy periodista y actor. Escribo sobre beisbol desde 1985. Dirijo ElEmergente.com. Soy comentarista en el circuito radial del Cardenales de Lara y en Televen, tanto en las transmisiones de la LVBP como en la MLB. Premios Antonio Arráiz, Otero Vizcarrondo y Nacional de Periodismo.

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