El joven as de los Medias Blancas ratificó su buen momento y el del pitcheo de Chicago, que viene en ascenso, y amarró a los disminuidos Piratas para completar esta hazaña. Confesó que tras la alta del séptimo veía que era posible
Por Ignacio Serrano
ElEmergente.com
Lucas Giolito llegó a los Medias Blancas en diciembre de 2016, como parte del proceso de reconstrucción mediante el cual ese equipo decidió salir de sus principales figuras y adquirir prospectos que allanaran el camino de un futuro luminoso.
Pues bien, ese futuro brillante parece ya estar aquí.
Giolito se convirtió este martes en el emblema de los ascendentes patiblancos, una escuadra llena de talento joven, que empezó lento la temporada, pero que ha ido tomando el paso conforme avanzan las semanas.
El derecho, que llegó a Chicago en el cambio que envió al patrullero Adam Eaton a los Nacionales, viene de una buena campaña en 2019 y ya tiene una joya que mejora lo hecho entonces, gracias al juego sin hits ni carreras que acaba de hilvanar frente a los Piratas.
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El campocorto Tim Anderson, el antesalista Yoán Moncada, el jardinero izquierdo Eloy Jiménez y el central Luis Robert forman el corazón ofensivo de esa nueva generación que promete alegrías a la zona sur de la Ciudad de los Vientos. Pero no se puede excluir a Giolito.
En la justa anterior ganó 14 juegos y dejó 3.49 de efectividad en 176 innings y dos tercios. Ya entonces asomó que noches como esta serían posibles, al liderar la Liga Americana con dos blanqueos y tres juegos completos.
Este fue el mejor cotejo de su carrera. Ponchó a 13 hombres contra solo un boleto. Ese pasaporte a Erik González fue lo único que le separó de la perfección. Con las tres rayitas que hicieron sus compañeros en el segundo tramo ante Steven Brault bastaba y sobraba. Pero todavía hicieron otra en el tercero, para ganar 4-0.
enfrentaba, me pareció que era muy, muy, muy posible», confesó, «Y pudimos hacerlo».
con cada lanzamiento», añadió. «Fuimos un pitcheo a la vez. Con enfoque total y ejecución
completa, apuntando siempre a nuestro objetivo».
Chicago no es solo Giolito y una muchachada ávida de mostrarse. Tiene una de las alineaciones más jóvenes y temibles, varios bates veteranos que la redondean, un staff de pitcheo con 3.59 de efectividad colectiva (la sexta mejor en todo el beisbol) y un cálculo pitagórico sobre sus carreras anotadas y permitidas que sugiere que deberían tener incluso una victoria por encima de las que tienen. Y una derrota menos.
Ahora también tienen este no-no, tienen seis juegos sobre .500 y tienen dominio del segundo lugar de su división junto con los Indios, apenas a uno y medio de los Mellizos, los dueños del primer lugar.
Es todo un símbolo el primer no-hit de 2020.
Por Ignacio Serrano