El derecho de los Cachorros maniató a los Cerveceros en el mejor juego de su vida. Nunca, jamás, los dos clubes de la Ciudad de los Vientos habían conseguido un no-no en la misma campaña
Por Ignacio Serrano
ElEmergente.com
Alec Mills lanzó este domingo el segundo no-hit no-run de la temporada y su hazaña resultó histórica. No solo porque es un hito para un pitcher cuya carrera siempre estuvo cubierta por la niebla de las lesiones y el anonimato, sino porque, gracias a él y a Lucas Giolito, la segunda urbe más importante de Estados Unidos, Chicago, logra una celebración deportiva sin parangón.
Es la primera vez en los anales de las Grandes Ligas que tanto los Medias Blancas como los Cachorros consiguen un juego sin hits en la misma temporada, lo cual es realmente insólito, ya que los patiblancos existen desde 1901 y el nacimiento de los oseznos data del siglo 19. Ha sido un largo período en espera de esto en la Ciudad de Los Vientos.
Milwaukee fue el rival y el escenario. El tope se llevó a cabo en el Miller Park y los Cerveceros no pudieron hacer mayor cosa ante él.
Mills, que solo apareció en 19 encuentros en las Mayores antes de 2020, ni siquiera iba a ser parte de la rotación este año. Pero la lesión de José Quintana le abrió un sitio y ha lanzado lo suficientemente bien como para quedarse como abridor.
Solo faltó que Willson Contreras fuera el catcher, para que cobrara mayor significado ante la fanaticada venezolana, pero el manager David Ross decidió alinear al carabobeño como designado, dejándole la receptoría al puertorriqueño Víctor Caratini.
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«Me di cuenta que no había permitido hits en el sexto inning», confesó Mills en la entrevista después del encuentro, ante la cámara de Marquee Sports Network. «Pero la posibilidad de un no-hit no me golpeó hasta el séptimo».
Fue un criollo, Avisail García, quien probablemente le hizo notar lo que estaba pasando. El aragüeño casi había dado imparable en su primer turno, al conectar una sólida línea, y de nuevo estuvo cerca de arruinar la faena con un rodado que por centímetros no fue infieldhit.
García corrió con tanto esfuerzo y pidió con tanta convicción la repetición de TV, que seguramente alertó al pitcher sobre lo que estaba sucediendo.
La diferencia en la pizarra era tan amplia (el choque estaba 10 por 0 en el séptimo, y terminaría 12 por 0) que el manager Craig Counsell se llevó a García y a Christian Yelich a las duchas en el octavo. De no haberlo hecho así, ambos habrían bateado en el noveno.
«No sabía que ellos estaban jugando», dijo Mills acerca de Tyrone Taylor y Jace Peterson, que suplieron al primero y segundo en el orden ofensivo de los dueños de casa y entregaron los últimos outs.
«En ese noveno traté de pensar que era un inning más, como las otras entradas que lancé», aseguró el derecho, que originalmente firmó con los Reales y sufrió una Cirugía Tommy John en las Ligas Menores. «Cuando lo logré, es algo loco, no sabía ni siquiera cómo debía celebrar».
García se fue de 3-0, al igual que Orlando Arcia, que terminó pasando de las paradas cortas al montículo, para cubrir el último episodio y recibir las últimas dos rayitas de los vencedores.
Mills apenas sumaba 15 comienzos en la Gran Carpa antes de esta gema. Son muy pocas para alguien con ocho años en el campo profesional.
«Nunca te rindas», exclamó el diestro. «¿Sabes? Algunas personas te dirán que no puedes o que no eres lo suficientemente bueno. Pero es solo una persona. Así que sigue trabajando. Solo persevera».
Él lo ha hecho. Por eso festeja, por eso hizo historia en Chicago y por eso completó el mejor juego de su vida.
Por Ignacio Serrano
