El inicialista y designado venezolano recibirá el chance en Detroit ante la lesión de su compatriota, gracias a que decidió permanecer en esa organización después de ser bajado en el Spring Training
Por Ignacio Serrano
ElEmergente.com
Renato Núñez decidió quedarse en Detroit y esperar la oportunidad de regresar a la MLB, luego de ser bajado en la parte final del Spring Training. Esa puerta se le abrió este domingo, ante la lesión de su compatriota Miguel Cabrera.
Las Grandes Ligas vuelven a imitar los modos de la vida, al mostrar que la mala suerte de uno puede ser la buena fortuna de algún otro que por aquella desdicha recibe la deseada oportunidad de probar su valía.
El venezolano Núñez viene de dos sólidas temporadas con los Orioles de Baltimore. Fue líder jonronero de ese equipo tanto en 2019 como en 2020, pero fue enviado al campo alterno de los Tigres durante los entrenamientos primaverales.
Ahora le toca ocupar el sitio que tenía su ídolo en el roster activo.
Núñez reconoció, al reportarse a los felinos, que siempre había admirado al slugger nacido en Maracay. Celebró ponerse el mismo uniforme que Cabrera, al reportarse al complejo de Lakeland, en marzo, y dijo que siempre le había tenido como ejemplo, desde sus tiempos juveniles, «porque él siempre destroza la pelota».
Tendrá él que aportar los batazos que la afición en la Ciudad del Motor deseaba verle al lastimado inicialista.
Cabrera quedó fuera hasta nuevo aviso de los médicos, debido a dolores en el bíceps izquierdo motivados por una distensión, informó el club este domingo.
Núñez, que se mantenía jugando compromisos inter escuadra en el campo alterno de los Tigres, verá acción de inmediato, con el chance de hacerse un lugar arriba.
DATO.Un reporte del sitio The Athletic sostuvo antes del duelo dominical que el plan del manager A.J. Hinch, con la llegada de Renato Núñez, es hacerle ocupar la primera almohadilla al menos en dos de los primeros tres juegos que pase arriba. Según el informe, Hinch le dará un amplio vistazo en pleno combate al toletero recién llegado.
Ignacio Serrano
