Miguel Andújar saca provecho a su segunda oportunidad con los Yanquis
Quieto en primera
Santo Domingo. El antesalista Miguel Andújar no estaba en los planes originales de los Yanquis. Sería un cuarto
jardinero en el equipo grande, en el mejor de los casos. Pero las cosas cambiaron. Ahora es de la partida y juega casi a
diario.
“Soy un pelotero y estoy aquí para servir a mi equipo”, declaró el
dominicano en días pasados a Brian Hoch de MLB.com. “No importa dónde me pongan.
Si es en la tercera base, en la primera, en los jardines. Donde quiera que me
pongan, ahí estaré”.
Andújar llegó a la jornada de este martes con tres jonrones en los últimos seis juegos, y desde el 15 de mayo batea para .284 (67-19).
EN POCAS PALABRAS:
“Me
siento bien tanto física como mentalmente. En este momento me están
dando la oportunidad de jugar más a diario. Esto ha permitido que aumente la
confianza en mí mismo. Si me mantengo así, jugando a diario, conseguiré los
resultados esperados”.MIGUEL ANDÚJAR
- Sigue en vivo la acción de la MLB en los canales de Alfredo Villasmil en YouTube, haciendo clic aquí
Andújar comenzó la semana de los Yanquis con
.235/.235/.353. Pero del 30 de mayo hasta el comienzo de la jornada de este
martes había sonado al menos un hit en cada uno de los partidos en los que
había participado.
En un equipo donde este año casi nadie ha bateado, donde se anotan pocas
carreras, como estos Yanquis, el despertar de Andújar ha sido una
bendición. Además de que su versatilidad con el guante lo han hecho acreedor de
un puesto como regular en el lineup de los Bombarderos del Bronx.
Pero no todo ha sido una maravilla.
En la serie contra los
Medias Rojas de Boston tuvo un lance en donde no lució nada bien. Fue ante un batazo de
Rafael Devers que produjo dos carreras. Era fildeable, contra la zona
de seguridad del jardín izquierdo, pero no lo pudo manejar.
“Mientras más juegue en ese sector más me voy a familiarizar
con la barda y más chance tendré de capturar esas pelotas”, aseguró va Andújar, que originalmente es un tercera base.
Por Alfredo Villasmil Franceschi
