Los Tigres de Detroit le prepararon un emotivo homenaje a Miguel Cabrera para celebrar sus 500 jonrones en la gran carpa y su brillante trayectoria. La celebración fue opacada por una enorme joya monticular que lanzó su compatriota Carlos Hernández que no dejó a los bengalíes oportunidad alguna de que festejaran doblemenete.
El pitcher guayanés tuvo un descanso adicional debido al castigo que recibió en su presentación previa contra los Atléticos de Oakland.
«Fueron muchos días», confesó el derecho, quien había tenido su salida previa el 15 de septiembre, a MLB.com. «Eso ocasionó que fuera diferente la rutina y un poco más difícil».
El descontrol fue su único punto negativo porque concedió tres bases por bolas en cinco entradas y 38 de sus 89 envíos al plato cayeron en zona mala. A pesar de ello, solo le dieron dos hits, no le hicieron carreras y ponchó a un rival.
«Me sentí bien del segundo al quinto inning», confesó el lanzador venezolano. «Logré atacar la zona de strike. Fue algo positivo. Estoy contento de haber recibido otra oportunidad».
Carlos Hernández completó un sueño que tenía y que confesó en el canal de YouTube de The Beatwriter. Aquel era tener la oportunidad de enfrentar al jugador que fue exaltado en la noche del viernes: Miguel Cabrera.
Esa ilusión la dio a conocer antes de debutar en las Grandes Ligas y se le cumplió en gran forma.
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El bolivarense dominó dos veces a su compatriota. La primera con un rodado a primera base y la segunda para sacar un importante doble play en el tercer capítulo. Esa doble matanza significó el final de esa entrada.
«Hizo un gran trabajo cuando se metió en problemas», celebró el mánager Mike Matheny. «Es algo que ha hecho durante todo el torneo».
El guayanés ahora tiene 3.23 de efectividad en 64 episodios después del Juego de Estrellas.
Por Marcos Grunfeld