Vladimir Guerrero Jr. es el nuevo hijo pródigo de las Grandes Ligas. Pródigo en jonrones. Pródigo en noticias buenas.
Los 40 cuadrangulares que Guerrero alcanzó este martes redondearon una cifra que nuevamente causa asombro. Y no tanto por lo que significa llegar a esa cantidad, que también. Apenas el japonés Shohei Ohtani y el venezolano Salvador Pérez lo habían conseguido en 2021. Y tampoco tanto por su edad, que también. Después de todo, no es común soltar tal suma de bombazos a los 22 años de nacido.
La mayor alegría para el dominicano es lo que esto representa para su familia. Y claro, para todos los aficionados hispanoamericanos que han seguido los pasos de él y su progenitor desde finales del siglo pasado.
Apenas una dupla de padre e hijo formaba el muy exclusivo club al que los Guerrero acaban de ingresar. Cecil Fielder superó dos veces las cuatro decenas de bambinazos, en 1990 y 1991, y su hijo Prince lo logró en 2007 y 2009.
Apellidos rutilantes se habían acercado a la gesta, sin conseguirla.
Al recordado Bobby Bonds le faltó uno en 1973, cuando se quedó en 39. Tal vez de no jugar en el hostil Clandestick Park, bateando contra el viento de la Bahía de San Francisco, lo habría conseguido. Su vástago Barry rebasó la marca en ocho oportunidades.
Los Griffey estuvieron más lejos, porque Ken Sr. no era exactamente un slugger. Su mejor cosecha fue de 21, en 1986, a diferencia del Junior, que lo logró en siete temporadas.
También a los quisqueyanos Alou les faltó un puñado de granadas. El tope personal de Felipe fue 31 en 1966, en el regreso de otra era del pitcheo en la Gran Carpa. Moisés dio 38 en 1998 y 39 en 2004.
Quizás los Bichette consigan algún día la membresía del club. Dante disparó 40 bambinazos en 1995, como parte de los recordados Bombarderos de la Calle Blake. Bo, su heredero, da sus primeros pasos en el Big Show y este año lleva 21, a pesar de ser un shortstop.
Con el dominicano Fernando Tatis Jr. ya en 37, como líder de la Liga Nacional, casi se hubiera dado la doble coincidencia. Si las lesiones no lo impiden, él debería cerrar 2021 sobre las cuatro decenas.
Fernando, su papá y tocayo, largó 34 en 1999. Le faltó poco para hacerlo.
A los Yastrzemski quizás se les haga corto el trecho. El abuelo Carl tuvo un tope de 44 en 1967 y otras dos veces llegó a 40. El nieto Mike ha superado en dos oportunidades los 21 en relativamente pocos juegos, pero saltó en 2019 a las Ligas Mayores, muy tarde, y ya tiene 31 años de edad; en teoría, ahora mismo está en su cenit.
Igual pasa con Gus y Buddy Bell, con Randy y Todd Hundley, con los boricuas José y José Cruz. Apellidos rutilantes, notables productores, pero lejos del exclusivo listado.
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Vladimir Jr. llegó a 40 a los 22 años de edad. Vladimir padre lo hizo a los 24, en 1999, y de nuevo en 2000. Somos privilegiados al poder ver al heredero de tal talento en acción.
Ha habido familias de gran linaje en la MLB. Hijos que siguieron el camino brillante de sus padres y que inclusive fueron más allá. Pero los Fielder, ayer, como los Guerrero, hoy, son realmente únicos. Por eso acabamos de ser testigos de algo tan especial.
Por Ignacio Serrano
Publicado en El Tiempo Latino, de Washington, y El Planeta, de Boston, el martes 7 de septiembre de 2021. Aquí el original.