El receptor boricua Yadier Molina es el amuleto, la piedra angular del equipo que quizás merezca el mote de ser el más competitivo de la Liga Nacional en lo que va de siglo 21.
Molina y el pitcher Adam Wainwright son las piezas más experimentadas en el roster de los Cardenales de San Luis. Formaron batería en la Serie Mundial de 2006, ganada por los pájaros rojos. Y de nuevo fueron protagonistas en la cadena de 17 victorias sucesivas de los alados, esa que les aseguró su pase a los playoffs de la MLB.
Será la duodécima ocasión en 18 campeonatos que el catcher nacido en Bayamón sea parte de la acción decisiva de octubre. Y esa es la mayor prueba de eficiencia que puede ofrecer un jugador de su posición.
Molina es hoy, todavía el principal representante de esa insólita exportación de Puerto Rico, que ha hecho mejor la receptoría del Big Show.
Forma parte de una dinastía familiar, con sus hermanos Bengie y José, todos de reputada labor defensiva. Es heredero de una estirpe que ya tiene a Iván Rodríguez en el Salón de la Fama, y que incluye nombres como el de Jorge Posada y Martín Maldonado.
Y ahora se empina hacia una tarea que empieza a parecer posible: conquistar un tercer anillo de campeón en las Grandes Ligas.
Los Cardenales tenían un récord mediocre de 71-69 el 11 de septiembre. Apenas estaban sobre .500 y su lugar en los playoffs no era más que una apuesta descabellada.
Pero quienes ese día decidieron poner su dinero en la casilla de San Luis han cobrado un verdadero botín. La tropa de Mike Shildt triunfó en 18 de los próximos 19 encuentros, incluyendo el de este jueves. Es el conjunto más caliente del beisbol.
«Nos sentimos peligrosos», soltó Wainwright en plena celebración, el martes, de acuerdo con la agencia The Associated Presss.
Molina no es quien más peligro anuncia, con su pausada presencia en el campo. Porque lo suyo es llevar con inteligencia la orquesta que cambió la historia de la división Central en 2021.
No ha bateado mucho. Con .254 de average y 11 jonrones, tiene un OPS ajustado por debajo de la media de la Gran Carpa, con apenas 87.
Pero la gerencia no le trajo de vuelta desde la agencia libre para que sumara extrabases y slugging. La tarea de Molina es conducir el pitcheo, y sus lanzadores han vuelto a brillar. Hace dos meses estaban por debajo del promedio de las Mayores y han mejorado a 3.97 de efectividad colectiva.
Todavía es un inteligente líder para su staff. Posiblemente el receptor más avezado actualmente en la MLB.
Sus condiciones físicas no han mermado, pese a un dolor en el hombro que le tiene en reserva, con vistas al duelo del wildcard.
Aunque desde hace cuatro torneos no es un peligro manifiesto con el madero, con el brazo sigue siendo letal. Ha puesto out a 42 por ciento de los rivales que han tratado de robarle una base en 2021. Disputa el liderato de la Nacional con el venezolano Elías Díaz. En comparación, la rata global de sus colegas es de 25 por ciento. Él casi duplica ese registro.
Su defensiva ha crecido con la edad. Es un contrasentido que tiene pruebas medibles. Su WAR defensivo, según las cuentas de Baseball Reference, es el mejor para él en más de un lustro. Solo con los aperos puestos tiene 1.5, en comparación con ese 1.8 de 2015, cuando tenía 32 años de edad.
Molina ahora tiene 39. Los acaba de cumplir el 13 de julio. En agosto recibió una extensión de su contrato hasta 2022. Luego de eso, colgará los spikes.
«Sí, sí, será mi última temporada», dijo al diario St. Louis Post-Dispatch y otros medios, al conocerse aquella noticia. «Quiero terminar aquí, en esta gran organización».
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Está en el sitio correcto. Los pájaros rojos aprecian como pocos el aporte de un pelotero que cumple a la perfección con los fundamentos, como él.
Es un amuleto para una escuadra exitosa, pero también es una garantía detrás del home. Y ahora tiene el reto y la posibilidad de ganar otra Serie Mundial, antes de que llegue ese día, ya cercano, en el que dirá adiós.
Por Ignacio Serrano
Publicado en El Tiempo Latino, de Washington, y El Planeta, de Boston, el jueves 1° de octubre de 2021. Aquí el original.
salve al rey…