Adiós a Jon Lester: ¡200 triunfos y 3 veces héroe de la Serie Mundial!

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Jon Lester celebra su no-hitter en 2007. Comenzaba apenas el camino

Jon Lester, dos veces héroe de los Medias Rojas de Boston y una más con los Cachorros de Chicago en la Serie Mundial, no volverá a lanzar en las Grandes Ligas. Comienza la cuenta regresiva para verle entrar a la papeleta del Salón de la Fama, donde le espera una gran cantidad de votos.

Lester anunció este miércoles su decisión de colgar los spikes. Lo hizo en una entrevista que sostuvo con el periodista Jesse Rogers, de ESPN.com. Y así, sin aspavientos, pone fin a una carrera con números y logros que apuntan a Cooperstown.

El zurdo brilló desde antes de dar el salto al Big Show. Se convirtió en el principal prospecto de los Medias Rojas cuando preparaba su asalto a la Gran Carpa. Y luego de su prometedor debut, ocurrido en 2006, tuvo que derrotar el cáncer para seguir adelante con el beisbol y con su vida.

Lester será recordado en Boston por su papel en las conquistas de dos anillos. Pero también lo será en Chicago. Porque en 2016, ya con los Cubs, fue el as de una divisa que también conquistó la Serie Mundial, para ayudar de manera decisiva a cortar una sequía más que centenaria en la Ciudad de Los Vientos.

Nacido en Tacoma, en el estado occidental de Washington, ganó fama de ser un competidor en los juegos difíciles, con sentido del humor, favorito del público y de la prensa.

A Boston llegó en 2006. Pero solo dos años después pudo crecer en todo su esplendor, tras superar un linfoma, someterse a quimioterapia y lanzar apenas 63 innings en 2007.

En las siguientes seis campañas nunca abrió menos de 31 encuentros y promedió más de 200 entradas por torneo, con 3.65 de efectividad. Lo hizo en un escenario ampliamente favorable a los bateadores, el Fenway Park, y en la división más competitiva del beisbol, el Este de la Liga Americana.

Su efectividad ajustada refleja mucho mejor su nivel en ese momento. Al comparar sus registros con la media de sus colegas en esas justas, en aquellos parques donde lanzaron, resultó ser un pitcher 20 por ciento superior al promedio de la MLB.

Para entonces ya había alzado sobre su cabeza dos trofeos de campeón. Ganó el choque decisivo ante los Rockies de Colorado en 2007, a poco de haber vencido la enfermedad que le atacó, y fue imbateable ante los Cardenales de San Luis en la conquista del cetro de 2013.

Es inolvidable su actuación ante aquellos pájaros rojos: con 15 ponches en 15.1 episodios, un boleto, solo 9 hits y 0.59 de efectividad.

Un predestinado. Quizás por eso el destino le premió con una joya sin hits ni carreras apenas regresaba de su lucha contra el cáncer.

Estaba en su mejor momento cuando, en 2014, fue cambiado a los Atléticos de Oakland. Había aires de restructuración en Fenway y su promedio de 2.52 en 21 salidas auguraban un nuevo aumento salarial.

Lo consiguió meses después, con los Cubs. E hizo crecer su leyenda. Logró otras 77 victorias con Chicago, brilló en otra Serie Mundial, fue líder en triunfos en 2018 y consiguió los últimos dos de sus cinco llamados al Juego de Estrellas.

A los 37 años de edad firmó con los Nacionales de Washington. Pero ya no era el mismo, por más que, cambiado a los Cardenales, ayudó con 12 aperturas y 4.36 de efectividad a que San Luis avanzara a los playoffs.

Hasta allí se contará su historia. Porque ya el esfuerzo de la alta competencia hace mella en él. Lo admitió en su charla para ESPN.

«Este es el curso natural de las cosas”, señaló, cinco días después de cumplir los 38 años de nacido. “Cada vez es más difícil para mí, físicamente. Las pequeñas cosas que surgen a lo largo del año se convirtieron en cosas más grandes, que obstaculizan mi rendimiento».

«Me gustaría pensar que soy un decente autoevaluador», continuó. «No quiero que alguien más me diga que ya no puedo hacer esto. Quiero poder entregar mi camiseta y decir: ‘Gracias, ha sido divertido’. Eso es, probablemente, lo más importante en mi decisión».

Y es cierto, ha sido divertido. No solo para él. También para quienes le vieron jugar.

Lester se va dejando atrás notables recuerdos y entrañables episodios.

Se va con 200 juegos ganados, más de 2.700 innings lanzados, 2.488 ponches propinados y con 3.66 de efectividad. Y todo, a pesar de perder una temporada casi completa por su lucha contra el cáncer y otra más por la pandemia.

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Su promedio de carreras limpias en la Serie Mundial fue de 1.77 en 6 presentaciones. Fue el Jugador Más Valioso en el Clásico de Otoño que puso fin a la Maldición de la Cabra que tanto torturaba a los Cubs. Tres veces apareció entre los cuatro lanzadores más votados para el Cy Young. En una cuarta terminó en la novena posición.

La cuenta regresiva para su ingreso a la papeleta del Salón de la Fama comienza ahora. Le tocará a los votantes decidir a partir de 2026 si también merece una placa en Cooperstown.

Pero algo sí está claro: los aficionados en Boston y Chicago jamás le olvidarán.

Por Ignacio Serrano

Publicado en El Tiempo Latino, de Washington, y El Planeta, de Boston, el miércoles 12 de enero de 2022. Aquí el original.

Ignacio Serrano
Ignacio Serranohttps://elemergente.com/
Soy periodista y actor, y escribo sobre beisbol desde 1985. Durante 33 años fui pasante, reportero y columnista en El Nacional, ESPN y MLB.com, y ahora dirijo ElEmergente.com. También soy comentarista en el circuito radial de Cardenales de Lara y Televen. Premios Antonio Arráiz, Otero Vizcarrondo y Nacional de Periodismo.

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