Por Alfredo Villasmil Franceschi
Santo Domingo. Hanser Alberto ha sido uno de esos peloteros incombustibles. En la serie regular estuvo presento en todos los 40 juegos, igual en la semifinal y en la final también. En la Serie del Caribe no ha dejado de jugar. Y no tiene planes de pararse. Sólo si el mánager así lo permite.
“El descanso después de cada juego es primordial”, dice. “Llegar a casa a dormir. Una buena alimentación, la cual es fundamental. Todo eso me ayuda mucho”.
Alberto fue el líder bate de la liga con un .321 de promedio, además finalizó con un OBP de .360 y un slugging de .370, sumó 8 dobles y remolcó 11 carreras. En la semifinal acumuló una línea ofensiva .277/.314/.308 en 16 compromisos.
“Pero todo tiene que ver con el compromiso que tengo con el pueblo de San Francisco”, soltó. “Todo esto lo hice para darle una alegría a la gente de mi pueblo. Esa alegría, día tras día, era lo que más me motivaba”.
Alberto fue uno de los de los pilares de los Gigantes del Cibao en la final. Como buen francomacorisano él quería darle el título a su equipo. “Yo iba al play desde chiquito”, dijo hace días en una entrevista que nos dio. “Siempre he sido de los Gigantes y de verdad es algo que llevo dentro desde siempre”.
Por eso cuando ganó en la final se arrodilló y le dio gracias a Dios por el triunfo conseguido.
“Fue una emoción muy grande”, destacó. “Yo me arrodillé, levanté los brazos al cielo, di gracias a Dios, besé el terreno y luego a celebrar con los muchachos ese momento que estábamos esperando”.
Alberto comenzó la cuarta jornada de la serie con una línea ofensiva de .429/.419/.714 con dos dobles, un triple y tres remolcadas.
“Teníamos una deuda con el pueblo francomacorisano y aquí estamos cumpliendo con ellos. Esta serie es muy especial para nosotros”.
Hasta ahora ha cumplido, y lo sigue haciendo. Si faltar a la oficina, siempre diciendo presente. Por algo lo llaman El Caballo.