El cerrador Silvino Bracho entró como una medida urgente al segundo juego de la Serie Final de la Liga Venezolana de Béisbol Profesional. El mánager Mike Álvarez requirió a su taponero después de dos outs en la octava entrada.
El mexicano Esteban Haro no pudo terminar aquel episodio después de acusar una molestia en la espalda.
«Puede ser estrés», admitió el coach de banca Gustavo Molina al circuito radial de la novena anzoatiguense. «Los juegos de la final son a máxima exigencia. Lo sacamos por precaución y creo que fue la mejor decisión».
El monticulista azteca había caminado al catcher Arturo Nieto después de a su compatriota Jesse Castillo y al dominicano Alejandro De Aza. El receptor representaba el empate con el slugger Alberth Martínez en el plato, a quien Bracho fusiló.
“Entré un poco frío y con algo de cansancio», admitió el derecho. «Por todo el trabajo y los viajes que he tenido, pero pude manejar la situación”.
La tarea no era fácil para el ex grandeliga que tenían que medirse a Cade Gotta, Alberto González y a Ángel Reyes para concretar la victoria de los Caribes de Anzoátegui. El lanzador ponchó a los dos jardineros y dominó con un elevado al antesalista.
Los locales barrieron en casa a los turcos después de ganar los dos primeros partidos de la justa con el mismo resultado de 5 por 4.
“Me trajeron para esto», sentenció al terminar el cotejo.. «Estoy haciendo lo mío y afortunadamente los resultados fueron positivos”.
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Es el segundo rescate consecutivo del veterano pitcher que antes del martes nunca había salvado un encuentro de la final de la Liga Venezolana de Béisbol Profesional. Después del miércoles lleva dos con los orientales.
“Sabía que la final iba a ser aguerrida», confesó. «Los jugadores de Caribes han demostrado venir de abajo y ellos han inyectado eso en mí”.
Por Marcos Grunfeld