EL EMERGENTE

Por Ignacio Serrano

Los Leones del Caracas han participado en cuatro cambios este año, desde que la LVBP reabrió el mercado de canjes. Su alto mando promete más movimientos. Y nos toca analizar la más reciente de esas transacciones, aunque sea con algunos días de retraso.

Se trata del pacto por el que los hermanos Orlando Arcia y Oswaldo Arcia llegaron a la cueva izquierda del estadio Universitario, a costa de entregar nada menos que a cuatro lanzadores.

Este cambalache es superlativo, de varios modos. Por un lado, porque uno de los Arcia es grandeliga en ejercicio y el otro es figura del beisbol invernal. Por otro, porque los melenudos habían dicho que no cederían piezas importantes de su pitcheo durante este receso entre temporadas.

Empecemos por lo último. ¿Qué pierde el Caracas?

A Caribes pasaron Loiger Padrón, José Torres, Luis Amaya y Jesús Rodríguez. ¿Cuál de ellos ha tenido un papel fundamental para los Leones?

Padrón y Torres dejan buenos recuerdos en la capital, sin duda. Son las piezas más importantes para el presente de los dos clubes involucrados. Lo son, al menos, en el papel.

El momento que viven ambos, sin embargo, muestra diferencias.

Padrón puso seis torneos seguidos con estupendos números, entre 2015 y 2020. Eso es mucho para un relevista. Pocos apagafuegos logran tal consistencia durante tanto tiempo.

La preocupación con él tiene que ver con los últimos 12 meses. El año pasado viajó a México y no le fue bien. Dejó 5.89 de efectividad con los Bravos de León. Y luego fue bateado en la LVBP, en este último campeonato. Cerró con 7.89 y perdió su rol preponderante en el bullpen.

Hay un aspecto sobre Padrón que asienta los temores. Sus previos desempeños con los Rieleros de Aguascalientes, Saraperos de Saltillo y Piratas de Campeche han sido para olvidar. Tiene más de un lustro con actuaciones discretas en el plano internacional. Hay motivos para preguntarse si le queda gasolina en el tanque o no.

Anzoátegui piensa que un cambio de aires puede ayudarle. Y de eso hablaremos en la próxima columna, al analizar estos movimientos desde la óptica tribal.

El declive de Padrón, sea definitivo o no, hace que Torres resulte el único de los cuatro serpentineros cedidos que claramente aportó cosas buenas en la 2021-2022.

No fueron tantas, ciertamente, porque hubo algunos detalles de importancia. Primero, porque estuvo lesionado buena parte de la ronda elminatoria. Perdió su rol como cerrador, debido a ello. Y por otro lado, sus números no estuvieron en la élite, con 4.11 de efectividad y 1.37 de WHIP.

Pero Torres mantuvo una altísima rata de ponches, ojo, con pocos boletos y casi ningún jonrón. Su potencial sigue siendo muy alto y, por sus problemas personales, está fuera del sistema MLB y carece de restricciones.

Amaya (6.39 en dos campañas con el uniforme caraquista) y Rodríguez (6.55 en una) no fueron bastiones del staff felino. Tienen talento, especialmente el primero, que es un ponchador nato con cierta tendencia al descontrol. Ambos son ligamenoristas y pudieran tener un futuro interesante en la LVBP. O podrían no tenerlo. En este momento, son apuestas, porque no se han consolidado como figuras emergentes.

Ese es el perfil de los cuatro pitchers cedidos.

Ahora veamos sobre qué base trabaja el Caracas.

Toda gerencia comienza la estructuración de su divisa con el roster de la justa anterior. Los Leones mejoraron gracias a que su cuerpo de lanzadores estuvo mejor respecto a la desastrosa 2020-2021. Y ese grupo sufrió la pérdida de una pieza que aportó medianamente en esa mejoría: Torres.

La oficina logró mantener los brazos más codiciados, esos por los que más preguntan desde otras escuadras. Siguen a bordo Ronald Herrera, José Mujica, Yoimer Camacho, Jesús Zambrano, Ricardo Rodríguez y Miguel Socolovich, por citar a los más consistentes.

¿Echarán de menos a Torres? Por supuesto que sí. Es un tirador muy útil en este circuito. Pero, incluso, a riesgo de que él y Padrón brillen en Puerto La Cruz, lo cierto es que la nómina de la 2021-2022 ha perdido relativamente poco, si la ganancia es la esperada.

¿Y cuál es esa ganancia?

La más obvia es Oswaldo Arcia. Caracas necesita un slugger de verdad, y el oriental lo es. Estuvo en las Grandes Ligas gracias a su poder. Acaba de poner .471 de slugging con Caribes, a pesar de apenas lograr .214 de average. Y eso se debe a que más de la mitad de sus hits fueron extrabases.

Arcia pasará de un estadio donde la bola vuela a otro donde también. Pero la zona de foul en el Universitario es más pequeña, lo que debería mejorar sus promedios.

Todavía es un peligro ofensivo. Llegará a 31 años de edad en mayo, pero viene de cerrar con .913 de OPS su paso por Anzoátegui. Tiene fuerza, pero también toma muchos boletos, lo que permitirá a sus compañeros empujar más carreras.

Arcia es uno de esos jugadores cortados por la tijera de la pelota invernal actual. Pudieran quedarle dos o tres buenas cosechas en la liga, visto de manera conservadora.

Su propensión a los ponches es un problema. Le hace sufrir de inconsistencia, Pero acaba de mostrar sus principales habilidades con la tribu. Antes de eso puso un OPS de .839 en la liga de verano y tiene contrato para ir a México ahora.

Su hermano Orlando es el jugador principal entre los seis involucrados en este canje. Ha sido grandeliga entre 2016 y 2021, tiene 27 años de edad y durante un lustro fue el campocorto titular de los Cerveceros de Milwaukee. Y sí, es shorstop. Eso completa un perfil muy deseable para los melenudos.

El Caracas quería reforzar las paradas cortas en este receso entre campeonatos. Pues bien, ha sumado a Oswald Peraza, Gabriel Noriega y ahora al menor de los Arcia. Junto a Wilfredo Tovar, la llave de dobleplays parece segura, en teoría, aunque solo Noriega se reporte.

Orlando no parece enfrentar las potenciales limitaciones de Peraza. Este último quiere jugar en la LVBP –y lo ha hecho ya– pero es prospecto de alto vuelo de los Yanquis, lo que eventualmente puede apartarle de Venezuela. En cambio, el recién llegado de Anzoátegui parece estar empezando una nueva etapa que pudiera convertirle en pieza habitual del Caribe.

Todavía tiene estatus de bigleaguer. Pero los Bravos de Atlanta no le tienen en planes más allá de un rol de suplente o como reserva en Triple A. No ha podido batear en el Big Show, como sí lo hizo en las Ligas Menores. Los indígenas lo ceden porque desde hace tres años no se reportaba.

¿Y si ahora comienza a ver el beisbol invernal como un hogar? Ha pasado antes con otros que siguieron el mismo guión. Esa es la apuesta de los Leones: que ya no tenga que cuidar su estatus en la Gran Carpa.

Oswaldo encontrará un sitio preferente en el lineup capitalino. Su hermano dijo que quiere estrenar uniforme en octubre. Pero aunque los antecedentes inmediatos hacen sospechar de su palabra, también es cierto que parece estar en un proceso de transición en el norte. Y si esa transición es definitiva, si se convierte en baza frecuente en el Caribe, Caracas habrá ganado mucho para la próxima temporada, entregando a cambio muy poco de lo mejor que tuvo en la campaña anterior.

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(Ignacio Serrano)

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