Por Marcos Grunfeld
El mánager Aaron Boone se ganó un estruendoso abucheo por parte de la afición de los Tigres de Detroit que se reunió en el Comerica Park el jueves. El piloto ordenó a su pitcher Lucas Luetge que caminara intencionalmente al astro Miguel Cabrera cuando iba a consumir su último turno de la tarde frente a los Yanquis de Nueva York.
El bateador designado de los felinos buscaba en ese viaje al plato el cohete que le faltaba para unirse al prestigioso club de los 3.000 imparables.
“No fue difícil en lo absoluto», sentenció tajantemente el piloto de los Yanquis de Nueva York a Yes Network. «Puedes argumentar que darle la base en esa jugada es cuestionable. Estar abajo en el marcador hizo sentir que era el duelo que queríamos en ese momento, entendiendo el contexto que había”.
El venezolano falló en sus tres turnos previos contra Jordan Montgomery que lo dominó con un elevado al jardín izquierdo y dos ponches durante la velada. En su último turno fue caminado y después Austin Medows le devolvió el gesto al piloto del elenco de la Gran Manzana al disparar un doble al jardín central para fletar dos carreras que sentenció el compromiso a favor de los rayados, quienes se impusieron 3 por 0.
“Tenemos mucho respeto por Meadows, pero nos sentíamos más cómodos con el duelo entre zurdos», añadió el timonel. «Me gustaba más en esa situación. Fue una decisión difícil. Creo que Lucas ejecutó bien el pitcheo, pero consiguió un contacto suave”.
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El embajador vinotinto tuvo que tratar de calmar las aguas porque el abucheo a Boone duró unos cuantos minutos, incluso después de que los locales extendieran la ventaja en el marcador. No era para menos. En el juego vespertino más de 21 mil personas pagaron para ver a Miguel Cabrera dar el hit 3.000 y no pudieron hacerlo. Fue la mejor venta de taquilla en lo que va de campaña, solo superada por el juego inaugural, el pasado 8 de abril.
(Marcos Grunfeld)
Boone lo que hizo fué una jugada nada más además mostró respeto.