Por Alfredo Villasmil Franceschi
El derecho Carlos Carrasco es uno de esos especímenes que ya no abundan en el beisbol. Su nivel de resiliencia, su autoestima, sus ganas de vivir lo colocan en ese grupo de personas que nunca se dan por vencidas. Basta verlo lanzar. Cuando sube al montículo comienza una faena digna de dos orejas en Las Ventas de Madrid. Entrega total, colocación de la pelota, engaño, denuedo y buenas dosis de rectas.
Ya se sabe lo que hizo en la presentación de este martes, cuando silencio durante 8.0 entradas a los Bravos de Atlanta. Pero hay algo más, algo que trasciende: ganas de vivir y disciplina.
Cuando le preguntan sobre la presión, sobre cómo enfrentar cada compromiso Carrasco es muy sincero. “Te voy a decir algo, yo no tengo miedo”, le declara con énfasis al periodista dominicano Carlos Tatis. “Cuando yo me enteré que tenía cáncer ya no tengo miedo, todo ahora me parece pequeño ante semejante reto. Nada se compara con esa sensación, con lo que sientes después de que te dan una noticia como esa. Las lesiones fueron algo pequeño para mí y lo he superado, gracias a Dios”.
Con tales palabras, con semejantes convicciones, una recta sobre las 90 millas y un récord en este 2022 de 2-1-3.30, WHIP de 1.00 y 28 ponches en 30.0 entradas de labor solo se puede esperar salidas mejores de Carlos Carrasco.
Pero no lanza en cualquier plaza. Está en Nueva York, la Capital del Mundo.
“Mira, la fanaticada de Nueva York y los venezolanos que nos siguen alrededor del mundo, son personas exigentes y eso me gusta. Estoy muy contento con eso”, explicó el barquisimetano a Tatis, periodista a través del canal de YouTube del cronista canelero.
No es para menos. Pasar de una ciudad como Cleveland a la Gran Manzana es algo que no todo el mundo puede superar. “Fue algo difícil, en realidad”, confesó.
Carrasco apenas pudo soltar pelotas en 53.1 entradas el año pasado con los Mets. Dejó marca de 1-5, efectividad de 6.04 en 12 juegos, todos como abridor, ponchó a 50 enemigos y dejó su WHIP en 1,43.
“El primer año tuve una lesión en el tendón de la corva. Allí perdí tres meses, después vino el codo, pero todas esas cosas la ajusté en el receso de temporada y ya estoy aquí para ayudar al equipo”. Y de qué manera lo ha hecho. Sus guarismos en este comienzo de temporada han sido convincentes.
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“Esta es una división muy dura”, detalla. “El beisbol es un juego de detalles. Es un juego pequeño. Debemos cuidarnos de todos los rivales. Uno puede estar ganando por cinco carreras y el juego se puede voltear en cualquier momento”.
Ni siquiera se confía de la “debilidad” de los Nacionales. “Es una división fuerte y estamos trabajando para lograr el objetivo. Tenemos buenos peloteros, buena rotación y eso es lo que hemos venido haciendo desde el primer juego”.
(Alfredo Villasmil)
