EXTRABASES
Por Alfonso Saer
UNO siente como muy lejano ese 1942 que alumbró al Cardenales. Entre aquellos balbuceos de esa ilusión beisbolera asentada en los soleados campos caroreños, y el dinámico presente con un apasionado estadio repleto de sueños y alegrías, han pasado ocho décadas…
NOS basta con saber que Amábilis Mendoza y Medardo Oviedo juntaron mentes y amores para bautizar una novena que ha permanecido en el tiempo y parece conocer los secretos de la vigencia indeleble. Este par de fiebrosos de la pelota tenía de todo en abundancia, menos dinero. Se las arreglaban para asistir a torneos y juegos amistosos, rasguñando recursos, abrazados a su aún infantil creación. El ojo de un joven empresario torrense los observaba cauteloso, esperando el momento para lanzar el salvavidas financiero. Aquella figura de impecable flux blanco con sombrero color oscuro manejaba una breve experiencia con los Diablos de Carora…
EN 1944 –según asientan los documentados historiadores de los costados del Morere– Antonio Herrera Gutiérrez adquirió a Cardenales de Carora. Desde entonces lo haría crecer hasta conducirlo a estratos elevados. En el 45 se inscribió en el antañón certamen de pelota torrense junto a los tradicionales Torrellas, Buenos Aires y Los Choferes. Y logró hacer suyo el título…
EL obligado resumen nos hace saltar hasta 1955. A Don Antonio le tocó el honor de representar a Lara con sus Cardenales en el Nacional Doble A en Valencia. El negociante de productos farmacéuticos también sabía cuales remedios utilizar para adormecer a los rivales. La fórmula no era otra que buscar material de alta calidad en otros lares. Le ganó la final local a un club de los militares llamado Guarnición. Aquella máquina de hacer carreras fue detenida por Falcón en el primer partido, 4 carreras por 2. Llegó la remontada ante las escuadras de Portuguesa, Aragua, Bolívar y Yaracuy. Fueron al play off final y los pájaros rojos estaban encendidos. La final se le ganó a Falcón, 2-0, con pitcheo de César Aldana. Fue el primer campeonato para Cardenales. Ha sido el único para Lara en la historia de la pelota nacional Doble A.
EN 1962 vio coronada la segunda de sus metas específicas en el beisbol. Cardenales debutó en la Occidental de Rapiños, Pastora y Cabimas. Earl Weawer, luego entronizado en los sagrados salones de Cooperstown, fue el manager. John Griffin, Mike McGwire, Barry Shetrone, Ray Youngdal y los lanzadores George Stepanovich, Bill Kunkel y Aurelio Monteagudo eran algunos de los importados. Lara terminó segundo de Rapiños. Luis Tiant fue una de las figuras al año siguiente, 63-64. Se había articulado un staff de pitcheo fenomenal que tenía además a Ken Sanders, Minervino Rojas y Monteagudo. Dirigía otro cubano, Rodolfo Fernández. Pero la Occidental agonizaba. Cuando Cardenales imponía su ley se retiraron Rapiños y Pastora. Quedó con vida Cabimas y fueron a un play off concertado a nueve juegos para definir al campeón. Tres derrotas hicieron que los cabimenses emprendieran la huida. Abandonaron la lid. Murió la liga en el 64…
LEJOS de bajar la guardia, Antonio Herrera oteó otros horizontes, abrió senderos. Unos meses de espera y al final fue aceptada la divisa en el circuito central. El 15 de octubre de 1965, Ken Sanders se encargó de blanquear al Caracas, 4-0, en el Olímpico de la 37. Han transcurrido 58 temporadas desde aquel ingreso. Toñón solo vio cuatro. Una horrible tragedia aérea, el 19 de marzo de 1969, se lo llevó junto a Carlos Santeliz, “Látigo” Chávez, su hijo José Herrera y Alí Hernández, entre decenas de víctimas en el Grano de Oro de Maracaibo, donde un avión de Viasa no alcanzó a despegar. El gran tutor se marchaba y una junta administradora quedaría al frente del club.
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EN 1974, Adolfo Álvarez entró a la palestra para insuflarle oxigenación financiera y organizativa al club. Antes, en la 72-73, un robusto sociólogo había sido encargado de la gerencia general por Luis Antonio Herrera, hijo mayor de Don Antonio, pero siempre reacio a ocuparse en serio de la plantilla. Humberto Oropeza Mascareño cambió los libros universitarios por los afanes complicados de la dinámica beisbolera. Cómo pasa el tiempo. El hoy presidente del equipo tiene ya cinco décadas en el comando de una entidad creciente, estable, acometedora.
HAY amores que solo dejan pesares. 26 años de ahogos, falsos gritos de gloria, acercamientos a las mieles del triunfo, pero al final desencantos, frustraciones. Éramos los reyes del subcampeonato. Cuatro con Caracas, uno con Aragua y otro con Zulia. Magníficos estrategas –Bobby Cox, Tony Pacheco, Vernon Benson, Oswaldo Virgil– pero similares resultados. Se armaban unos conjuntos de reciedumbre, pero en diciembre se rodaba, y en enero, cuando se llegaba, se moría en la orilla.
LA disciplina, la pujanza, la convicción de Domingo Carrasquel propulsaron a Lara. Le dieron el remezón que faltaba. Ahuyentó los miedos y creó las certezas. Perdió una final, 89-90, pero juró ganar la siguiente. Eso fue el nunca olvidado y jamás igualado 29 de enero de 1991, con un pueblo apretando los puños, apoyando con el alma y jugando con el corazón.
LOS noventa fueron rentables. Crecieron los nativos y abundaron los grandeligas. Epi Guerrero dejó una gran herencia. Omar Malavé aprovechó a peloteros como Luis Sojo, Robert Pérez, Giovanni Carrara, Edwin Hurtado, Antonio Castillo y Oswald Peraza, entre otros, para ganar al hilo en los torneos 97-98 y 98-99. Se agregarían talentos de nuevo cuño como César Iztúris, Juan Rincón y Kelvim Escobar para atrapar también la corona de la 00-01…
LA segunda década del siglo actual ha visto a los crepusculares levantar par de veces la corona campeonil. Los años recientes han sido de cinco finales con cetros en la 18-19 y 19-20. La empresa es la mejor de su género en el país. Hay organización con acometedor personal, figuras con nacimientos en sus granjas, audaces transacciones, ejecutivos de trabajo eficaz como Carlos Miguel Oropeza. Y el equipo va por más. Hablamos de un octogenario muy juvenil. ¡¡¡Feliz cumpleaños ochenta, Cardenales!!!
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Alfonso Saer tiene más de 50 años en los medios de comunicación venezolanos.
Es la voz más reconocible del Cardenales de Lara desde hace décadas. Compañero de las más grandes figuras de la locución en el país: Delio Amado León, Rubén Mijares, Carlitos González, John Carrillo y Carlos Alberto Hidalgo, entre otros. También es uno de los periodistas de mayor trayectoria en Venezuela, reportero de El Nacional y El Impulso, cuya página deportiva dirigió por años.
Su columna es la más veterana entre las que actualmente se escriben en Venezuela para la prensa deportiva local.
Síguelo también en Twitter: @alfonsosaer.
Foto: Prensa Cardenales de Lara
Extraordinaria crónica de nuestros pájaros rojos…Felicidades!!
Siempre Alfonso zaer, gracias amigo sin conocerlo pero lo escucho todos los juegos, aunque se transmita en la TV siempre lo escucho en la radio,
Para nosotros los fanáticos de el cardenales sr alfonso ud es parte de nuestra familia Muchas gracias y que siga por muchos años más Dios mediante
Un articulo que mueve fibras y emociona, que grande Alfonso Saer!