EL EMERGENTE

Por Ignacio Serrano

¿Fracasó Magallanes en la temporada 2022-2023? Visto desde el punto de vista del resultado final, es obvio que sí. Siete de los ocho equipos de la LVBP fracasaron, porque solo uno podía conquistar la corona. Pero en el caso de los Navegantes, la decepción probablemente es mayor, al venir de un torneo clamoroso, en el que fueron campeones.

Los turcos no pudieron revalidar. Una parte de su fanaticada todavía muestra insatisfacción con el manager Yadier Molina. Y el futuro abre importantes cuestionamientos para el equipo más popular de Venezuela, con perdón de sus Eternos Rivales.

Hay atenuantes que justifican en parte el no haber alcanzado por lo menos la final.

Magallanes no pudo planificar la campaña con sus decenas de grandeligas y prospectos. Es cierto que el veto de la OFAC desapareció antes de iniciar la acción, pero se mantuvo el de la MLB. Y eso tornó imposible establecer un plan claro, ante la obligación de empezar con un grupo de peloteros, sin una fecha determinada para poder incorporar a los demás.

¿En qué afectó esto? De varias maneras.

Los bucaneros perdieron la posibilidad de contar con José Alguacil u Omar López como managers en los últimos tres años, debido al impasse con las Grandes Ligas. Ese es un ejemplo, solamente. Y ante la posibilidad real de recibir importantes refuerzos cuando desapareciera el veto en este campeonato, hubo que administrar el presupuesto, sacrificando algunas áreas vitales.

De esto se habla poco. Los Navegantes pasaron de ser uno de los clubes económicamente más estables en la LVBP a sufrir una estrechez presupuestaria desconocida en Valencia desde los tiempos en que Alfredo Guadarrama llegó para cambiar esta institución. La actual directiva recibió un balance en rojo, según nos dicen, y se vio obligada a administrar lo que había con criterio de escasez.

Eso explica que la importación haya pasado de ser la mejor del torneo anterior a convertirse en un grupo discreto en el que recién terminó.

El grupo de extranjeros en la 2021-2022 fue tan determinante como el manejo del grupo que logró el piloto Wilfredo Romero. Nellie Rodríguez, Alejandro De Aza, Cade Gotta y Leonardo Reginatto marcaron diferencia. Brandon Quintero pudo hacerlo, pero se lesionó. Y Jorge Martínez, llegado a última hora, es un refuerzo costoso en el Caribe.

Esta vez solo Rainel Rosario llegó con perfil elevado –y cumplió con creces–. Los demás llegaron de ligas menos competitivas, lo que explica que solo Maikel Serrano y, ya en la recta final, Alexandro Tovalín pusieran buenos números.

Magallanes tuvo que improvisar con sus forasteros debido a que el presupuesto disponible debía preservarse para los peloteros del sistema MLB que pudieran incorporarse. Y eso, que fue un problema durante la eliminatoria, al menos permitió a la gerencia hacer movimientos agresivos en la recta final, contratando jugadores importantes en la región, como los mexicanos Jake Sánchez y David Reyes (que, para mala suerte de la nave, no resultaron lo esperado).

Así que a los turcos les tocó jugar todo el campeonato en minusvalía frente a sus rivales. Y eso es claramente injusto. Por ello, no deja de ser un logro de la gerencia haber terminadp con récord positivo en la ronda regular.

Molina fue parte de ese plan B, porque su retiro de las Grandes Ligas le convertía en elegible, a pesar del veto. ¿Fue un desastre total, como aseguran sus críticos más radicales?

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Es obvio que el puertorriqueño vino a aprender, por más que su trayectoria es tan larga como brillante. Nunca había dirigido en el beisbol profesional y eso también requiere un proceso. Pero los resultados son lo que importa y, al final, son la principal vara con que podemos medir el éxito y capacidad de un estratega. Y el boricua logró más victorias que derrotas entre octubre y diciembre. Clasificó directo a los playoffs. Y cuando llegó enero, mantuvo el chance de avanzar a la final hasta el último día del Round Robin, literalmente.

Así que la elección de Molina fue riesgosa, pero no parece una catástrofe. Tuvo que jugar con un roster limitado y su cuerpo de lanzadores, supuestamente el mejor de la liga, terminó dándole dolores de cabeza a él, a la directiva y a la afición. Que sí, que tuvo decisiones y manejos debatibles. Pero no sale raspado de su primera prueba, aunque no haya pasado la materia con matrícula de honor.

Un detalle adicional: la cueva magallanera era un nido de rebeliones antes de la 2021-2022. No olvidemos cómo terminó el último mandato del gran Carlos García, cuestionado por sus propios peloteros. Eso lo arregló Romero. Pero el ex catcher de los Cardenales de San Luis supo mantenerlos motivados y en actitud disciplinada. Eso vale.

Los eléctricos quedaron en deuda, es verdad. Y eso en parte se debió al rendimiento inesperado de jóvenes como Moisés Gómez, Eduard Bazardo, Kervin Castro, y sobre todo veteranos como Yohander Méndez, Félix Doubront, Henderson Álvarez Ricardo Sánchez y Bruce Rondón, que perdió su rol como cerrador. Incluso Anthony Vizcaya no pudo en la eliminatoria.

Que los filibusteros hayan terminado con récord positivo, a pesar de los problemas que tuvieron aquellos, que eran la columna vertebral de la divisa, demuestra que algo se hizo bien, después de todo. No olvidemos que la rotación nunca se recompuso, ni siquiera en la semifinal.

Tengo la impresión de que esta debe haber sido la temporada más difícil de gestionar para Luis Blasini, un ejecutivo de éxito en nuestro beisbol. Y sin embargo, también tengo la impresión de que la dupla que formó con el presidente Max Branger tuvo respuestas para los múltiples problemas que fueron apareciendo por el camino, aunque no todo les saliera como esperaban.

Ahora que no hay veto de la MLB, se abre un nuevo panorama para el Magallanes. Pero es necesario que la nave vuelva a disponer de la libertad presupuestaria de otros tiempos. Muchos de sus peloteros son costosos, por el estatus que tienen. Y solo invirtiendo fuerte se puede conseguir una importación que marque diferencia.

Pocos clubes en la LVBP tienen el material criollo que poseen los Navegantes, tanto en cantidad como en proyección internacional. Eso es una buena noticia, porque hay mucho con qué empezar a trabajar. Y el grupo de veteranos es sólido, con Erick Leal, Alberth Martínez, Nivaldo Rodríguez, Renato Núñez, Luis Torrens, Wilking Rodríguez, Engelb Vielma o Alberto González, todos con solidas cosechas y deseos de aportar.

Ellos volverán a ser la base de un equipo que sí, es cierto, decepcionó en esta justa, porque se esperaba más del campeón defensor. Pero al menos la novena más popular de Venezuela puede ahora trabajar con reglas claras, sabiendo que competirá en igualdad. Le toca encontrar respuestas difíciles, como esa que explique el bajo rendimiento de pitchers fundamentales. ¿Fue casualidad, mala preparación, producto de la edad o de un mal manejo técnico? Es una de varias preguntas clave que en Valencia tienen que descifrar para volver a tener un equipo con perfil de campeón.

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(Ignacio Serrano)

Foto: Prensa Navegantes del Magallanes

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